2007-04-03.
Ejecutivo Nacional del MLC
Luego de 48 años de precaria política y legislación laboral, que incluya
sindicatos controlados por el gobierno militar, sin derechos laborales,
sin salarios capaces de remunerar el esfuerzo realizado, los
trabajadores cubanos son sometidos a una semiesclavitud que los ahoga y
los invita a la corrupción y a la indisciplina.
El Gobierno de Cuba, a través del Ministerio del Trabajo en total
complicidad con los sindicatos oficiales, pretende implantar, en el mes
de abril del 2007, nuevos reglamentos disciplinarios. El fin, dudoso, es
aumentar el rendimiento productivo, disminuir la indisciplina y los
índices de corrupción.
En opinión del Movimiento Liberal Cubano, este problema se resolverá al
liberalizar las fuerzas productivas, profesionales e intelectuales que
la nación guarda en su seno. La historia patria da sobradas razones que
confirman nuestra percepción. Entre tantos ejemplos de la eficiencia y
disciplina de la clase obrera cubana previo a 1959, podemos citar: la
producción de cerca de 8 millones de toneladas de azúcar en 1952, la
exhibición de un transponte público eficiente, las producciones de carne
y leche, y una producción agrícola variada y generosa.
En estos tiempos, ejemplos de ese amor al trabajo en la sociedad
antillana, son los trabajadores por cuenta propia. Ellos han librado una
trascendente batalla por la libertad económica con: escasos recursos,
constante restricciones, asedio policial y una clara política
gubernamental de extorsión y freno. Sin embargo, los trabajadores libres
y los pequeños empresarios, aunque han desaparecido de manera general,
producto de las políticas discriminatorias, se impusieron desde la
economía y la oferta de servicios.
En el exterior, la comunidad cubana lejos de las restricciones a la
libertad que impone la dictadura del proletariado, demuestran día a día
su fuerza y pujanza. Algunos analistas señalan que su PIB (con
aproximadamente el 20 % de la población) supera más de 10 veces el de la
isla .
El Movimiento Liberal Cubano considera que si el Estado abandona el
monopolio de la economía, habrá un pujante crecimiento de bienes y
servicios; y un florecimiento de la productividad y la disciplina. Si
establece una política de libre mercado, liberaliza la fuerza de
trabajo, conforme a las leyes del mismo y garantiza el salario decoroso
por jornada, estructura salarial y profesional, además de considerar
otros beneficios que estimulen al trabajador a producir y donde se
incluye el permitir la iniciativa personal, será resuelta la gran
tragedia de la disciplina y la productividad de la fuerza laboral en la
sociedad cubana.
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