El pasado de Mariel es un acto de repudio
A los extranjeros el puerto al este de La Habana se les vende como una
nueva oportunidad de inversión: A los cubanos les recuerda una orgía de
odio --real o simulado-- contra los buenos vecinos de al lado.
Rolando Cartaya
diciembre 07, 2013
Se está presentando en Miami, en la sede del grupo Akuara Teatro, la
obra "Huevos", del matancero Ulises Rodríguez Febles, inspirada en el
nacimiento, en torno al éxodo del Mariel de 1980, de los actos de
repudio que continúan hasta el presente en Cuba.
Lanzar huevos a las mismas personas a las que el gobernante Fidel Castro
había invitado a marcharse del país si no les gustaba su revolución fue
una de las constantes de esos actos de masas compulsivos y en muchos
casos espoleados por el miedo de los agresores, una reedición castrista
de los de la Revolución Cultural en la China de Mao Tse Tung.
Poco antes 10.800 cubanos se habían hacinado en poco más de 72 horas en
los jardines de la Embajada del Perú en La Habana, después que un
incidente en el que murió un custodio de la sede motivara al gobierno a
retirar las postas. El propio Castro tardó en aceptarlo, y una vez que
lo hizo le quitó las postas al puerto del Mariel, por donde los
exiliados podrían llegar con sus embarcaciones a buscar a sus familiares.
Lo que les ocultaba Castro era que las embarcaciones, para poder zarpar
de regreso desde Mariel, tendrían que llevarse a bordo a la "escoria"
del país: criminales reincidentes y enfermos mentales sacados con prisa
de las cárceles y los manicomios; lacras sociales dispuestas a reconocer
que lo eran para obtener en las estaciones de policía un salvoconducto
con matrícula de barco.
Estos se iban fácilmente. A quienes realmente querían irse por estar
hartos del paraíso socialista, el gobernante se propuso que nunca
olvidaran el costo de su decisión.
En su obra teatral, Rodríguez Febles evoca esos sombríos días. "Huevos"
fue estrenada en Cuba por Mefisto Teatro en 2007 bajo la dirección de
Tony Díaz. Así la reseñó entonces en Cubanet el periodista independiente
Luis Cino:
"Todos los que se vieron implicados en aquella deprimente orgía de odio
y vileza están representados en la obra. Los combativos y entusiastas
que 'cumplían su deber revolucionario'. Los que 'se vieron obligados' a
participar en los mítines de repudio contra 'la escoria' porque 'no
querían señalarse'. Los que 'no sabían lo que hacían'. Los niños
pioneros que repetían las consignas aprendidas de sus maestros. Pastora,
la vieja revolucionaria inclaudicable, que no perdonaba la traición de
su hijo 'por irse con el enemigo', pero leía sus cartas a escondidas. Y
las víctimas, cuya culpa fue querer escapar del paraíso de Fidel".
"Oscarito, veintitantos años después de tener que soportar las
humillaciones en la escuela por irse con sus padres a Miami, regresa a
La Habana a ajustar cuentas con el pasado que nadie quiere recordar.
Eugenio vive en la casa donde vivió con sus padres hasta que se fueron,
perseguidos por las turbas que gritaban insultos y lanzaban huevos y
piedras contra 'los infieles'. El combativo revolucionario, ahora un
pobre viejo, sigue fiel a la revolución y pasa hambre. Oscarito no le
devuelve las piedras sino que le lleva huevos, muchos huevos, 'comprados
con fulas en 'la shoping'".
"Todos fuimos culpables, de una forma u otra. Se impone olvidar de una
vez los errores cometidos, parece ser la moraleja de la obra (…) pero
para la reconciliación entre los cubanos, lo mejor es el perdón sin
olvido. No olvidar los males es la mejor forma de evitar que se
repitan", concluye diciendo el comunicador.
El problema es que sí se repiten: los organiza constantemente la
Seguridad del Estado contra las Damas de Blanco, contra la Asamblea de
la Resistencia, contra la Unión Patriótica de Cuba, contra la Campaña
por otra Cuba... Y si bien cuentan con algunos actores de tiempo
completo que siempre aparecen, también siguen engrosando los repudios
trabajadores y estudiantes.
En una reseña de la puesta en escena de Akuara Teatro, dirigida por
Alberto Sarraín, el colaborador del portal Café Fuerte José Luis Llanes
repara en la persistencia de los actos de repudio hasta hoy en Cuba.
Llanes señala que "las agresiones y vejaciones entre compatriotas para
castigar la disensión son -y siguen siendo- uno de los elementos claves
de la naturaleza corrupta de cualquier ideología que las promueva, y
constituyen un obstáculo permanente a cualquier posibilidad de
reconciliación".
Source: "El pasado de Mariel es un acto de repudio" -
http://www.martinoticias.com/content/el-pasado-de-el-mariel-es-un-acto-de-repudio/30009.html
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