Thursday, November 03, 2011

Zonas especiales de desarrollo e inversiones en Cuba

Zonas especiales de desarrollo e inversiones en Cuba
Jueves, Noviembre 3, 2011 | Por Oscar Espinosa Chepe

LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) – De forma
extraordinariamente discreta, al extremo de que no se habló al respecto
en los principales periódicos, se efectuó el VIII Encuentro
Internacional sobre Comercio Exterior e Inversión Extranjera en La
Habana, a mediados de octubre. En el mismo se trató sobre la
exportación de bienes y servicios, pero muy en particular acerca del
papel que deben desempeñar las Zonas Especiales de Desarrollo,
proyectadas -según se ha informado- con una visión distinta a las
extintas y fracasadas zonas francas creadas en los años 1990. La primera
de estas zonas, programada a realizarse fundamentalmente en cooperación
con Brasil, se construye en el puerto de Mariel, a unas decenas de
kilómetros de La Habana, con una extensión de 400 kilómetros cuadrados.

Con esas Zonas Especiales de Desarrollo se procura fomentar las
exportaciones y la atracción de capital extranjero bajo concepciones al
parecer similares a las existentes en China, que tanto éxito han tenido
en el progreso de ese país. Cuba tiene serios problemas con las
inversiones. No es un secreto para nadie que desde inicios de los 90
existe un creciente proceso de descapitalización, agudizado en los
últimos años.

La Formación Bruta de Capital Fijo (FBCF) en relación con el PIB fue del
9,4% entre 2002-2009, prácticamente la mitad del correspondiente a
América Latina y el Caribe en igual período. Con tan bajo índice de
FBCF no sólo es imposible ampliar la base productiva del país y
progresar, sino que por efecto de la depreciación acelerada de los
medios de producción, el poco mantenimiento y la imposibilidad de
reponerlos, ocurre un proceso de autofagia de los medios, consumidos
productivamente, y obsolescencia. En la práctica la desaparición
paulatina puede observarse a simple vista en la superestructura
nacional, fondo habitacional, parque industrial, equipamiento
agropecuario, transporte e instalaciones de salud, educacionales,
deportivas, y otras. Eso, además, ocasiona un continuo proceso de
atraso tecnológico, por lo que el país es cada día menos competitivo en
un mundo inmerso en un desarrollo vertiginoso, al calor de la revolución
científico-técnica vedada para los cubanos.

Por ello, cualquier iniciativa promotora de la inversión extranjera y el
contacto con el exterior, en principio, puede considerarse positiva.
Sin embargo, en las condiciones cubanas el éxito de las Zonas Especiales
de Desarrollo es poco probable, si al mismo tiempo se mantiene una
economía totalmente bloqueada a las iniciativas de los ciudadanos, y en
consecuencia, con bajo poder adquisitivo. Resulta imposible que pueda
triunfar un esquema de desarrollo hacia el exterior, donde los
ciudadanos no tienen acceso a Internet y faltan las garantías para el
desarrollo de por lo menos una pequeña y mediana industria privada; todo
lo cual se traduce en escaseces y en un terreno abonado para la corrupción.

Es cierto que los inversores extranjeros tendrán una fuerza de trabajo
dócil y obediente, que necesariamente tendrá que contentarse con
salarios de miseria, pero como contrapartida esa "ventaja comparativa"
arrojará poco interés laboral y la indolencia de personas conscientes
de carecer de futuro.

Por otra parte, en el mundo actual, hambriento de capital, los
inversionistas extranjeros llegados a Cuba deben conocer que tendrán
que traer casi todo, para producir en la Isla, incluida la comida,
porque el país no tiene ni capacidad para alimentarse. Asimismo,
deberán estar conscientes de que estarán a merced de las veleidades de
un gobierno que muestra su verdadera naturaleza en la gestión que hace
de la economía, donde bloquea abiertamente las iniciativas de los
ciudadanos y el derecho a progresar. También estarán a ciegas en una
nación donde se manipula y oculta las estadísticas nacionales, como
ocurre ahora a pocas semanas de concluir el año 2011, cuando hasta se
desconocen los datos del Comercio Exterior y las Cuentas Nacionales de 2010.

En las actuales circunstancias de bloqueo de las fuerzas productivas en
Cuba es poco probable que las Zonas Especiales de Desarrollo tengan
éxito. Resulta inviable mantener una economía absolutamente
centralizada al interior y al mismo tiempo crear enclaves capitalistas
para abrirse al exterior. Es pretender ligar el aceite con el vinagre,
por lo que si no se emprenden reformas radicales en el conjunto de la
economía, esas zonas alcanzaran iguales resultado que los de las
fenecidas zonas francas: el fracaso.

http://www.cubanet.org/articulos/zonas-especiales-de-desarrollo-e-inversiones-en-cuba/

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