Tuesday, October 05, 2010

El nepotismo como providencia

El nepotismo como providencia
José Hugo Fernández

LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org) - Tal vez sea posible
entender por qué la gente en Corea del Norte asume al tirano como a un
dios, y ve como algo congruente que convierta a su hijo en general con
sólo levantar un dedo. Lo que le ronca el mango, por insólito y
desconcertante, es que en una isla caribeña, retozona y revirada por
naturaleza, ocurra lo mismo. Y aún más, que haya estado ocurriendo
durante medio siglo.

Dentro de ese estatus de modorra generalizada que algún día tendrán que
estudiar los psiquiatras, creció silvestre en Cuba el nepotismo, una de
las manifestaciones de corrupción más extendidas entre nuestros
caciques, y probablemente la que con mayor indulgencia es tolerada por
parte de la población.

De la misma incomprensible manera en que el cubano de a pie acató ayer
como normal (y legal) que los jefes de la revolución se apropiasen
gratuitamente las residencias de los millonarios que habían obligado a
huir del país, y que luego se gastaran niveles de vida absolutamente
inaccesibles para las mayorías, hoy acata que sus hijos y otros
familiares vivan como millonarios en medio de una catástrofe económica
nacional que ellos mismos engendraron.

Es como si obedeciéramos un decálogo de la Providencia: ellos ahornaron
el pastel, así que tienen licencia divina para comérselo solitos, por
los siglos de los siglos.

Y es en este contexto donde muestra su fea jeta el nepotismo, que aun
cuando no haya sido suficientemente desmenuzado por la prensa y por los
informes de la oposición, constituye una prueba de corrupción oficial
escandalosa donde las haya.

A los perfeccionadores del socialismo que juegan a ser rebeldes light al
proclamar desde aquí que la corrupción actúa como contrarrevolución
dentro de la revolución, les convendría curarse en salud tratando de
hallar razones convincentes para explicar por qué no ven como una
práctica corrupta tan vieja como la revolución misma el hecho de que los
hijos de papá sean favorecidos por el nepotismo, todos, tal vez con la
excepción de aquellos que son vagos ricos, o incluso marginales, que
también los hay, sólo que de una clase sui géneris, pues viven en
chalets y ruedan los más modernos autos europeos.

Les convendría al menos sacar la cuenta para comprobar cuántos hijos de
papá hay en la lista de los cientos de miles de trabajadores que van a
quedar desempleados según el nuevo plan del régimen, dicen que para
reformar la economía.

Por increíble que parezca, el nepotismo, al igual que otros tantos
delitos relativos al abuso de poder, ha llegado a convertirse en
elemento del paisaje cubano. Es como esas auras tiñosas que sobrevuelan
a diario la raspadura del Comité Central: están siempre ahí, pero ya ni
siquiera levantamos la vista para mirarlas, pues las sabemos
merodeadoras de una altura que no se encuentra a nuestro alcance.
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http://www.cubanet.org/CNews/year2010/Oct2010/05_C_1.html

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