2009-07-29.
Juan Mario Rodríguez, Corresponsal de Misceláneas de Cuba
(www.miscelaneasdecuba.net).- En Cuba lustrar parabrisas en la vía
pública puede llevarlo a la cárcel. Guillermo Ortega Álvarez (El Chullo)
es una de esas víctimas a las que el régimen priva de la libertad para
buscar el sustento diario.
En el año 2005 fue detenido, enjuiciado y condenado porque abrillantaba
parabrisas en las calles 100 y 51, una de las intersecciones de mayor
circulación en la capital. Fue internado en la prisión 1580 ubicada
también en Ciudad Habana, durante un largo año que, dijo, cumplió
íntegramente bajo condiciones infrahumanas, porque, como le espetaron
las autoridades, su labor en las vías afectaba la imagen del país.
El Chullo narró que se encontraba sentado en el muro del malecón
habanero cuando fue detenido en el mes de noviembre del 2007. Fue
acusado y enjuiciado por los delitos Propagación de Epidemias y
Alteración del Orden, autos imputados por deambular por las calles y por
lustrar parabrisas en las intersecciones de las vías reguladas por
semáforos, hechos por los que ya había sufrido numerosas detenciones por
parte de la Policía Nacional Revolucionaria, PNR.
Denunció que paradójicamente, las condiciones higiénicas de los
calabozos de la unidad de la PNR de Zapata y C hacia donde fue conducido
eran pésimas, ya que, entre otros problemas, los tragaderos de los pisos
estaban tupidos.
Fue internado nuevamente en la prisión 1580, destacamento número 7, pero
a los dos meses y medio fue trasladado hacia el campamento Cayo Largo,
ubicado en el poblado Consolación del Sur, en la provincia Pinar del
Río, donde cumplió el resto del año privado de libertad, sanción que le
fue impuesta en el Tribunal Popular del municipio capitalino Plaza de la
Revolución.
El Chullo, vecino de Cantera número 28, entre Avenida del Rosario y
Lindero, reparto El Rosario, municipio Arroyo Naranjo, provincia Ciudad
Habana, había sido condenado siendo un adolescente por el supuesto
delito de Robo con Fuerza, cumpliendo y alternando durante ocho años en
varios penales de mayor rigor como La Cabaña, Guanajay y el Combinado
del Este. Pasados veinte años aún se declara inocente.
Ortega Álvarez relató que en dos ocasiones fue detenido en plena vía
pública estando realizando su trabajo y fue conducido hacia el Hospital
Psiquiátrico de La Habana conocido como Mazorra. Dijo que fue internado
en el pabellón nombrado La Polonia, donde permaneció por varios meses,
recibiendo medicación y otras atenciones.
En una de las ocasiones en que le detuvieron se encontraba justamente
lustrando parabrisas en la intersección de las calles Línea y 12, en la
barriada capitalina El Vedado.
El caso de El Chullo es muy simbólico. La necesidad de libertad de los
cubanos se ve reflejada en las penurias que cientos de limitados
padecen, agravadas por la intolerancia del régimen comunista. "Soy un
hombre enfermo que no puedo hacer esfuerzos físicos y no tengo nivel
(instrucción) para llegar a un centro laboral del Estado", expresó el
afectado.
Terminando esta entrevista Ortega Álvarez dijo: "Honradamente estaba
luchando por mi subsistencia" Finalmente expresó que "ir a una prisión
injustamente es una violación a los derechos humanos".
EL BRILLO DE LA MISERIA - Misceláneas de Cuba (29 July 2009)
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=21987
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