Friday, May 22, 2009

Cuando quieras destruir a tu enemigo

Cuando quieras destruir a tu enemigo

Yosvani Anzardo Hernández

HOLGUÍN, Cuba, mayo (www.cubanet.org) - "El que empuja no se da golpes"
–dice mi abuela. También he escuchado que "la lengua sale y ofende y el
hocico paga". Por raras que parezcan, estas locuciones populares son
representativas de comportamiento o técnica que, adecuadamente
utilizado, produce grandes resultados en medios específicos y con
personas determinadas. El mecanismo es sencillo, seguro y barato. Es un
juego de influencias que hasta puede ser divertido. Por ejemplo:

En una cárcel, el recluso menos estresado y que aún puede pensar, le
informa a otro en calidad de confidencia, que su esposa (la del oyente)
no vino a la visita porque está enamorada de otro, y encima le
recomienda que piense en eso. La víctima seleccionada comenzará
inmediatamente a asociar palabras y hechos pasados hasta ahora
irrelevantes, y de pronto creerá haber descubierto evidencias que
ratifican la afirmación de su odioso compañero de celda.

Las condiciones de vida en ese medio favorecen la credibilidad, y el
número de circunstancias son muy grandes como para ser descritas en
pocas palabras. También este tipo de influencias lleva un lenguaje, un
tono y gestos específicos. Da casi siempre resultado, y por ese medio se
inducen peleas y rivalidades prefabricadas. Deseo, en estos casos, ser
dramaturgo.

En la vida diaria también sucede, aunque no funciona con todo el mundo.
En ocasiones, el bajo nivel cultural ayuda, y sobre todo la baja
autoestima. Pero donde es usado constantemente es contra algunos
opositores, pues están, regularmente, estresados, y que ven fantasmas
donde no los hay, al punto de desarrollar psicosis de persecución y
miedos infundados que los hace atacarse unos a otros, y a sí mismos, y
conformarse con acciones ridículas o no hacer nada y mentir. Y encima de
todo, asegurar que todo lo que les sucede es obra de la temida
"seguridad", cuando en honor a la verdad el 90 por ciento de las cosas
de las que ese cuerpo represivo es acusado son falsas, porque ellos no
tienen el poder para llevarlas a cabo. Ayuda mucho la incomunicación
entre los opositores.

La versión que en lo particular más me interesa, es la utilización del
método en el exterior; es la parte más divertida del asunto. La persona
mal intencionada (póngale nombre), se acerca a otra (que será la
víctima) que nació fuera de Cuba y no ha vivido aquí, para que no tenga
opinión fundada en la realidad. Esta persona seleccionada debe tener
alguna influencia en el ámbito o lugar seleccionado. Y comienza a
suministrarle información verídica y verificable.

Esta información está referida a la forma en que funcionan las
instituciones en Cuba y cómo y qué piensa la gente sobre determinados
temas, y por supuesto, aceptan que en la isla hay una dictadura pero
aseguran que los opositores mienten y que la dictadura no viola derecho
alguno. De esa forma la víctima se convierte indirectamente en agentes
de la mentira y hacen un daño incalculable, que llega también a lugares
inimaginables; son sistemáticos hasta el aburrimiento y cuando se creen
descubiertos insisten, y nunca se retiran.

El método para desenmascarar a estas personas es facilitar la
comunicación con la isla y que sobre todo, dentro de la misma haya
transparencia y se trabaje con la verdad bajo cualquier circunstancia.

A groso modo, es esta la razón por la cual la desregulación de los
viajes a Cuba le duele tanto al régimen. Y advierto, atención sobre la
provincia de Guantánamo, su aislamiento propicia todo tipo de
arbitrariedades bárbaras y la impunidad consecuente.

La apertura nos ayuda, porque la dictadura sólo cuenta con las armas de
la fuerza y una historia lejana y creíble en algunas ocasiones, pues se
quedó sin razones y sin nada que mostrar. Por ello esta es la frase
decisiva: Cuando quieras destruir a tu enemigo, ábrele los brazos.

Cuba: Cuando quieras destruir a tu enemigo (22 May 2009)

http://www.cubanet.org/CNews/y09/mayo09/21_C_4.html

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