Wednesday, January 07, 2009

Cuba: La libertad es el camino

Cuba: La libertad es el camino

50 años de revolución cubana invitan a la reflexión. Buena parte de la
intelectualidad mundial se empeña en plantear un debate fuera de
contexto. Analizan a Cuba como a un experimento en el que solo cabe
observar los resultados.

Por Alberto Medina Méndez
La revolución se juzga, según ese prisma, en función de los éxitos o
fracasos obtenidos en la isla.

De un lado, los amantes del régimen dirán que Cuba ha progresado
logrando importantes avances en educación, derrotando al analfabetismo,
desarrollando una política de salud, cuestiones con las que se florean
los fanáticos de esa historia cubana.

Del otro lado, están los que despotrican contra la revolución porque la
isla se ha sumergido en más pobreza y hambre, destruyendo todo a su
paso. Bajo esa mirada el fracaso económico, los indicadores sociales y
las postergaciones de un pueblo son el parámetro con el que se debe
medir lo ocurrido en estos años.

Debe tener que ver con esta vieja manía de comparar la vida humana y la
política con la crónica deportiva. Es que todos creen necesario opinar
con el diario del lunes. Consiste en evaluar todo según sus resultados,
olvidando el marco de referencia.

Parecen querer ignorar que el fracaso del régimen no se mide por sus
resultados, sino por sus falencias. Cuando una sociedad ha perdido su
libertad, cuando se le prohíbe pensar, soñar, escribir, expresarse,
manifestarse, elegir sus autoridades, desplazarse y hasta salir del
pais, poco pueden importar los indicadores de ningún orden.

Concentrase en los resultados es como justificar los métodos. Los logros
tienen sentido en la medida que responden a la utilización de recursos
moralmente validos. Ganar un partido violando las reglas, haciendo
trampas, o lo que es mas grave aún, vulnerando los derechos del resto,
no tiene valor alguno.

Pareciera que los intelectuales del mundo, de uno y otro lado, olvidan
que los resultados no pueden nunca justificar los métodos utilizados. Es
que el camino lo es TODO. Explican los resultados sin mirar el "como",
desconociendo la importancia de los medios. Es difícil validar aquello
de que "el fin justifica los medios".

Si la revolución cubana hubiera logrado éxitos en lo económico,
desarrollo en la sociedad, generado progreso a su paso, acaso
encontrarían fundamento las atrocidades que impulsó su dictadura ?. Es
peligroso confundir fines con medios. Más aún aceptar el debate
equivocado. Seguir ese hilo es reconocer que gana la discusión quien
demuestra que los cubanos están mejor o peor, desde la revolución. Los
cubanos perdieron su libertad hace mucho tiempo y ese es el problema. El
resto es mera anécdota.

Las contradicciones están a la orden del día. El socialismo defiende a
gritos la democracia en el mundo, pero avala esta dictadura. Inclusive
defiende a Castro en los foros internacionales, incluyendo cada votación
en las Naciones Unidas. América Latina y sus líderes son protagonistas
excluyentes de este festival de contradictorias posiciones que mezclan
simpatías, romanticismo y esa gran cuota de hipocresía populista.

Es paradójico como quienes hablan de defender derechos humanos en sus
países se vendan los ojos cuando está en juego la posibilidad de
expresarse, circular o ejercer los más básicos derechos políticos en Cuba.

El periodismo aporta también esa dosis de permanente contrasentido.
Ejercen su profesión porque residen en naciones que disponen de prensa
libre. Hacen un culto del pluralismo y de la búsqueda de la verdad. Al
mismo tiempo vitorean al déspota que impide expresiones diferentes, que
prohíbe a sus habitantes pensar distinto, y que utiliza los medios de
comunicación en manos del gobierno, sin exponerse a elecciones libres.
Suena hasta infantil. Un niño se daría cuenta de lo insostenible de esas
ideas. Sin embargo, los diarios en estos días, hablan de los FESTEJOS de
la Revolución. En otro caso, le llamarían dictadura totalitaria. Son
comunicadores hipócritas. Aclaman a los Castro, pero solo irían de
vacaciones a la isla. Alli no podrían desarrollar su profesión.

Muchos de los intelectuales que cuestionan a la isla por sus resultados,
son los mismos que festejan los avances de la dictadura de la China
comunista. Creen que el progreso económico, la apertura al mercado y sus
fabulosos indicadores de crecimiento que lograron que varios cientos de
millones de personas estén saliendo de la pobreza, pueden justificar las
más flagrantes violaciones a los derechos individuales.

Los éxitos o fracasos económicos no pueden JAMAS justificar la miseria
humana. Los iluminados que se apropiaron desde hace décadas de la vida
de los isleños deben rendir cuentas. Los cubanos deben recuperar pronto
su soberanía como sociedad, para juzgar a los responsables de las
violaciones a los derechos más elementales.

Alguien dijo alguna vez que no existe el camino hacia la libertad, sino
que la libertad es el camino. La libertad no es parte de la negociación.
Es parte indivisible del ser humano y de su esencia como tal. Aquellos
que violan esos principios naturales, que exceden sus propios límites y
se apropian de la vida de otros seres humanos, deben dar explicaciones.
Ellos se creen con una autoridad superior, conferida por vaya a saber
que extraño mecanismo de selección, que nunca han transparentado.

Ningún resultado, ningún indicador, nada que muestre mejores números en
rubro alguno puede ser el camino para argumentar las inmoralidades que
CUALQUIER dictadura utiliza para someter a su antojo a los pobladores de
una comunidad.

La libertad, no es parte de la transacción. La libertad es el fin, pero
sobre todo, es el medio. Los resultados que se obtienen en libertad
probablemente sean mejores. Eso cuenta la experiencia. Pero la razón de
la libertad está en la esencia humana y no en su "circunstancial
conveniencia". Aun si los resultados fueran peores que los obtenidos con
otro sistema, la humanidad no debiera aceptar ser dominada. Ese
sometimiento se deriva de la violencia, el autoritarismo, la apropiación
de almas y bienes que dispone de todo bajo la excusa de la búsqueda del,
siempre funcional, "bien común".

Convalidar esta transacción como parte de las reglas de juego, es dar el
primer paso para que la libertad nos sea quitada por la fuerza. Los
resultados no pueden justificarlo. Cada uno de nosotros tiene derecho a
tomar sus propias decisiones.

Eso NO garantiza que sean las mejores. Solo, que sean LAS NUESTRAS.
Hasta es probable que sean las peores, pero son las propias. Después de
todo, los seres humanos, en libertad, decidimos y asumimos las
consecuencias. De eso se trata la libertad.

Que esas decisiones sean las mejores, y que de ellas se deriven óptimos
resultados es solo una presunción, que hasta puede ser correcta. Pero
tenemos que entender que nuestra libertad no puede depender de que
ALGUIEN decida que estas son las mejores. Son nuestras. Con eso es más
que suficiente. Los buenos resultados son una consecuencia deseable y
adicional, pero nunca la justificación de la libertad que tanto
reclamamos. Si la opción para progresar es perder la libertad, pues será
tiempo de detestar el progreso. Sobran experiencias que han logrado
compatibilizar libertad y crecimiento. Más vale que vayamos hurgando por
ese menú de modelos.

Cuba no tiene nada que celebrar. La palabra festejo no cabe. En todo
caso es una fecha para reflexionar, y para emitir duros documentos
contra la inmoral dictadura totalitaria de la isla. Para Cuba no existe
camino hacia la libertad, la libertad es el camino.

Alberto Medina Méndez
Corrientes – Argentina

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