Miles de cubanos piden la nacionalidad española en virtud de los nuevos
supuestos de la Ley de Memoria Histórica, que entraron ayer en vigor
MAURICIO VICENT - La Habana - 30/12/2008
El cardiólogo cubano Norberto Díaz Reyes será español dentro de 15 días.
Y espera estar en la "madre patria" a más tardar en tres meses. "Siempre
quise regresar a la tierra de mis abuelos. Quisiera vivir y trabajar en
España muchos años", afirma, con una sonrisa más ancha que el malecón de
La Habana. Norberto, de 38 años, ha sido el primero en acogerse en su
país a la conocida como Ley de nietos, una disposición de la Ley de
Memoria Histórica que, desde ayer y por un plazo de dos años,
prorrogable uno más, permitirá adquirir la ciudadanía a unos 150.000
cubanos descendientes de emigrantes y exiliados españoles.
Cientos de cubanos hacen fila frente al Consulado General de España en
La Habana.- EFE
La cifra sólo es tentativa. En el Consulado General de España en La
Habana advierten que los pronósticos son aproximados y que la realidad
puede ser "mucho más apabullante". Un dato: sólo en el primer tercio del
siglo pasado llegaron a Cuba casi un millón de emigrantes españoles.
Otro: en 1905 vivían en la isla 105.000 oriundos de Galicia.
En el Consulado General de España en La Habana trabajan unas 50
personas. Ahora Madrid ha autorizado la contratación de otros 35
"auxiliares administrativos temporales" para hacer frente a la
avalancha. "Calculamos que en los tres años pueden presentar expedientes
entre 250.000 y 300.000 personas, y que, de ellas, 150.000 pueden tener
derecho a la nacionalidad", asegura una fuente consular.
Aproximadamente, el 20% adquirirá la ciudadanía acogiéndose a la
categoría de nieto de exiliado o sea, los descendientes de aquellos
españoles que llegaron a Cuba entre el 18 de julio de 1936 y el final de
1955. La gran mayoría se beneficiará de la posibilidad que ofrece la
nueva ley a las personas cuyo padre o madre sean españoles aunque no
nacieran en España.
Una reforma del Código Civil reconoció en 2002 el derecho de
nacionalización a los hijos de "españoles de origen" nacidos en España
-en los últimos cinco años, unos 30.000 cubanos han recuperado la
nacionalidad española por esta vía. La eliminación de dicho requisito
amplía la cantidad de personas que ahora tienen derecho a convertirse en
españoles, pues ahora pueden aspirar los cubanos hijos de cubanos que
recientemente hayan recuperado la nacionalidad.
Una espera de días
Es el caso de Michel Limonge, un bodeguero del barrio de Regla que este
primer día de aplicación de la medida espera frente al Consulado General
de España. "Yo me he pasado aquí meses enteros", ríe. "Primero hice los
trámites para recuperar la nacionalidad de mi abuelita, que nació en
Tenerife. Después me zumbé las colas para que mi mamá y mis tíos
adquirieran la ciudadanía, por ser su madre española. Con la ley
anterior yo no podía, pero ahora es mi turno...", dice.
La espera, que lleva días -"yo pasé aquí la Nochebuena", relata una
mulata llamada Rosa-, es para coger un turno: el que da derecho a
recoger los formularios, que han de rellenarse y presentarse junto a la
partida de nacimiento del descendiente.
Los turnos para recoger las planillas, repartidos por los propios
cubanos, llegaban ayer al número mil; y los ánimos por momentos se
alebrestaban. "Hay algunos cabrones que han hecho la cola para revender
el turno a 10 dólares", explica un futuro gallego. A su lado, Luidmila
Pérez, otra candidata, asegura que su madre era comunista y por eso le
puso ese nombre, pero dice que ella no. "Yo me quiero ir de aquí para
repetir la historia de mis ancestros, pero al revés: a esto ya no hay
por donde sacarle lasca".
En busca del pasaporte
Luidmila resume en un segundo las razones que tienen los cubanos para
obtener la ciudadanía: "Lo primero es tener un pasaporte". Un pasaporte
español en Cuba implica muchas cosas. Entre ellas, la posibilidad de
entrar a Estados Unidos sin visado.
"Muchos de los que usted ve aquí no se quieren ir a España sino a
Miami", explica Rosa. Otros tienen la esperanza de recibir alguna ayuda
o pensión del Gobierno español o de alguna autonomía, algo
extremadamente difícil ante la avalancha de solicitudes, y sólo en el
caso de personas de avanzada edad del solicitante.
Para la mayoría, hacerse español simplemente implica la posibilidad
mental de emigrar. Como las hermanas Vázquez Acuña. Sus nombres son de
premio. El abuelo de Aylletem (28 años), Agnnie (27), Aylil (30) y
Lillian (35) era asturiano, y su madre, Aideé, recuperó la ciudadanía el
año pasado. Ahora les toca a ellas.
Agnnie va toda vestida de blanco, pues se acaba de iniciar en la
religión afrocubana de la santería. "Que se preparen en el Consulado:
aquí por ser español cualquiera hace brujería", dice. Una vez con los
formularios y la documentación en la mano, las cuatro hermanas tendrán
que pedir cita por teléfono o por Internet -prácticamente imposible en
Cuba. Como hizo Norberto. Su caso no es común: las leyes cubanas
restringen la salida de los médicos, pero él pidió la baja de su trabajo
hace cinco años y se la acaban de conceder. Está libre. Dentro de nada
empezará su nueva vida como español en el año 50 de la revolución.
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