Un bibliotecario clandestino
MYRIAM MARQUEZ
The Miami Herald
En su diminuto apartamento de Miami, Nelson Rodríguez Diéguez recolecta
libros para la red clandestina de bibliotecas independientes
democráticas de Cuba. La misión de Rodríguez, ex preso político, es
ahora decir la verdad sobre la historia hasta que Cuba sea libre.
Su más reciente proyecto es un libro que elogia a los cientos de mujeres
(estima que serían unas 13,000 en total) encarceladas durante los
primeros años desde que Castro tomó el poder.
Como tantos otros presos cubanos liberados que he encontrado durante
años, Rodríguez rememora su década en las cárceles cubanas calmada y
metódicamente, analizando palabra por palabra las afirmaciones de Castro
de que el régimen nunca ha torturado.
Luego de pasar 124 días desnudo y encapuchado durante interrogatorios
brutales en Las Cabañitas, una casa de campo convertida en una especie
de cámara de torturas en las afueras de La Habana, Rodríguez aprendió
las consecuencias de decir la verdad ante el poder a la edad de 22 años.
Mientras trabajaba para fomentar la insurrección en la antigua provincia
de Oriente, de donde es el mismo Castro, Rodríguez fue capturado el 3 de
noviembre de 1961, y luego de ser interrogado tres días en La Habana fue
llevado a Las Cabañitas. "Ciento veinticuatro días sin ropas, sin
bañarme, el pelo se te pone todo pegajoso, la piel se te llena de
ronchas'', me dijo. "Ellos te tiran cubos de agua con hielo. Ellos te
interrogan poniéndote trozos de hielo en la espalda. Tú tienes tanto
frío que te desmayas''.
"Primero, me sentenciaron a ser fusilado'', dijo. Los guardias colocaban
a un puñado de hombres en fila, les apuntaban con sus rifles, y ¡bang,
bang! --no había balas, sólo salvas.
Luego vino el "ahorcamiento''.
Un esbirro de la Seguridad del Estado se ofreció a rezar un
padrenuestro, pero Rodríguez, debilitado físicamente, todavía desnudo,
encapuchado y con una soga anudada al cuello, saltó de la silla, cayó al
piso y se rompió el dedo gordo del pie.
Aun después de esos 124 días infernales, cuando lo enviaron a los
campamentos de trabajo en la prisión de Isla de Pinos, Rodríguez cuenta
que había pelotones de fusilamiento cuya misión era matar al menos a un
hombre por semana hasta 1967. "Vivimos todos esos años con el estrés de
no saber si nos iban a matar el viernes o el sábado''.
Luego de 10 años en la cárcel, y otros en los que fuera acosado por la
Seguridad del Estado, Rodríguez se fue a Venezuela en 1978 y con el
tiempo fundó un negocio de piezas de automóvil con su familia. Cuando
Hugo Chávez se alió con Castro, Rodríguez vino para Miami.
Todavía le quedan familiares y amigos en Cuba, algunos de ellos ex
presos. A pesar de que dos huracanes devastaron la isla, él se ha
comprometido a enviar libros a las bibliotecas independientes "para
construir la democracia'', aunque el régimen cubano continúa
confiscándolas. En el momento culminante del movimiento había unas 200
bibliotecas; ahora quedan 48 en el grupo al que Rodríguez ayuda.
Mañana, el Grupo de Apoyo a Bibliotecas Democráticas, que apoya a las
bibliotecas independientes y ayuda a las familias de los presos
políticos en Cuba, conmemorará el 12 aniversario del movimiento de
bibliotecas. Para más detalles, llame a Rodríguez al 786-306-2719.
''Nosotros les enviamos cualquier libro que ayuda a la gente a recibir
una formación política, que los ayude a entender la verdadera
democracia'', dijo.
http://www.elnuevoherald.com/noticias/sur-de-la-florida/story/299966.html
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