Thursday, October 09, 2008

Al borde de la explosión

Al borde de la explosión

Leonel Alberto Pérez Belette

LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org) - A pesar de la propaganda
triunfalista, es evidente que la sociedad cubana está al borde de un
estallido social, que podría desembocar en un éxodo masivo. Las
secuelas del paso de los huracanes se han sumado al descontento que ya
existía entre la población, debido al camino tomado por el gobierno de
Raúl Castro, que en sus inicios prometió cambios estructurales y algunas
aperturas en materia de libertades cívicas. Las medidas aplicadas por
el régimen para paliar la crisis actual, también han contribuido a darle
más vueltas al garrote que estrangula a los cubanos.

Los que defienden la tesis de un éxodo masivo se basan en que miles de
ciudadanos están parados sobre los restos de sus viviendas, sin
perspectivas de resolver su situación y con los materiales a mano para
construir las balsas de la fuga.

El Estado hace hincapié en la recuperación del sistema eléctrico, en la
venta de materiales para techos que ya han demostrado su fragilidad
ante los huracanes, y en la reconstrucción de algunos inmuebles. Pero el
gobierno no es mago para lograr lo que no ha alcanzado en 50 años.
Incluso la prensa ha reconocido que el mayor impulso para restañar los
daños ha corrido a cargo de la iniciativa privada y no del Estado.

Los cubanos esperaban cambios luego de la salida de Fidel Castro del
poder; pero en la práctica las esperanzas se han disipado y la ortodoxia
se ha impuesto. Las autoridades han dictado una serie de medidas que
castigan fundamentalmente al sector más afectado: los campesinos
privados. Decenas de camiones con mercancías destinadas a las capitales
de provincias, fueron decomisados por las autoridades, y los productos
han reaparecido en dudosas circunstancias. Esto ocurrió con un
cargamento de miel de abeja que fue incautado y puesto a la venta en el
barrio Nuevo Vedado, un área poco afectada por los ciclones donde viven
muchos funcionarios del gobierno.

La olla amenaza con explotar y las autoridades no atinan a liberar la
presión. Las expresiones de descontento se hacen más frecuentes a través
de gritos y apariciones de carteles en las calles.

La corrupción, el robo y los favoritismos están a la orden del día. La
situación ha llegado al extremo de que si la policía sorprende a alguien
en el camino de regreso de una tienda recaudadora de divisas con una
caja de cerveza, un saco de detergente, o más de cinco botellas de
aceite u otro producto, la persona podría ser encausada por el delito de
acaparamiento. Algo absurdo, debido a que mientras más liquidez posea el
país más fondos habrá para adquirir recursos con que reparar los daños,
tanto en el sector privado como en el estatal.

Se compara la situación actual con una operación denominada Pitirre en
el Alambre, que en los años 80 destruyó la infraestructura de los
mercados libres campesinos, acción represiva que se reconoció después
como un error garrafal del régimen.

Llama la atención que, entre sombras, Fidel Castro llama en sus
reflexiones a la unidad del Partido Comunista y, si este señor convoca a
la cohesión, es porque hay grietas profundas en el sistema. El reto que
tiene por delante Raúl Castro no es de amigos. Será difícil reconstruir
lo que han despedazado durante medio siglo, y mantener al mismo tiempo
la imagen de una realidad que no existe.

http://www.cubanet.org/CNews/y08/oct08/09_C_3.html

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