Publicado el 07-26-2008
El 26 de Julio y la Tragedia de Cuba
Hace cincuenta y cinco años, el 26 de julio de 1953, con el asalto al
Cuartel Moncada en la Provincia de Oriente, se inició una inmensa y
trágica etapa en la historia de Cuba aun cuando en su inicio muy pocos
se dieron cuenta de lo que podía caerle a Cuba si se desarrollaban todos
los planes de Fidel Castro, los cuales no había explicado.
Sencillamente, los que tenían dudas no se atuvieron a lo que él no dijo
sino a lo que correspondía presumir de acuerdo con las características
del mencionado dirigente. Y esa ignorancia continuó hasta el año 1959
cuando triunfa la revolución de ese 26 de julio y se inicia en la patria
de José Martí, que el prócer soñó para la libertad, una tiranía
totalitaria marxista-leninista. Y aún en medio de los fusilamientos, de
los robos a la propiedad privada, de los encarcelamientos en masa y
múltiples arbitrariedades al grado máximo, hubo gente que más o menos
ciegamente abrigaba la esperanza de que pronto desaparecerían esas
aberraciones, esos crímenes, que tuvieron en los fusilamientos una
espectacular manifestación pública.
Haciéndose un recuento de los hechos ajustados a la realidad, hay que
tener en cuenta que hubo un inmenso apoyo popular inconsciente, por
decirlo así, para Fidel Castro y su revolución que se estrenó violando
todos los derechos humanos. Sin embargo, no se puede afirmar en un
sentido históricamente correcto que toda Cuba estaba apoyando lo que se
presenciaba dese el primero de enero de 1959, porque hubo valiosos
dirigentes como Manuel Antonio de Varona, de reconocido historial
democrático y que había combatido al régimen de Batista, que denunciaron
los crímenes que se estaban cometiendo en nombre de la libertad. Ocurría
que había un pánico, más o menos disimulado, de parte de muchos sectores
de la población que comenzaron a rechazar los métodos que se estaban
aplicando en nombre de supuestas reivindicaciones democráticas. Y ese
pánico frenaba, considerablemente, la reacción pública, al extremo de
que hasta en círculos de amigos y familias se guardaba silencio cuando
se quería rechazar y condenar lo que estaba ocurriendo. Prevalecían en
esos círculos el miedo y el terror.
Desafortunadamente, por la infiltración comunista que había a nivel
mundial aun cuando se publicaban noticias que revelaban lo que estaba
ocurriendo en Cuba, en todos los países había demostraciones entusiastas
de apoyo. Y ese apoyo todavía continúa en muchos sectores políticos de
distintos países y de gobiernos que, por moral política, por solidaridad
con el esclavizado pueblo cubano, deberían de condenar, aunque fuese
tarde, a los culpables de la tragedia cubana.
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