Alternativa válida aun en condiciones adversas
Por Patricia Grogg
CIÉNAGA DE ZAPATA, Cuba, may (IPS) - A pesara de sus suelos hostiles al
arado, salinos, poco profundos y pedregosos, este municipio cubano que
alberga al mayor y mejor conservado humedal del Caribe, cuenta con más
de 140 productores integrados a la agricultura urbana, sector con peso
importante en la seguridad alimentaria del país.
"Aquí hay que hacer la tierra y para empezar tuve que traerla de Jaguey
Grande, dijo a IPS Nibaldo Ortega, quien se vinculó a ese movimiento
hace unos cinco años. Siembra en canteros y entre uno y otro pone
aserrín, "para ir creando suelo", explicó.
Sus producciones agrícolas no son muchas. "Cultivo tomate, habichuelas y
rábanos, principalmente, Ahora estoy plantando árboles frutales",
cuenta. Y es que su fuerte está en la cría de cerdos, conejos, gallinas
y otros animales de corral que figuran dentro de los subprogramas
pecuarios de la Agricultura Urbana.
Ortega, de 43 años, empezó "criando algunos puerquitos", con un amigo,
en una pequeña área algo alejada de la zona más residencial del barrio
El Caletón, de Ciénaga de Zapata, el municipio más vasto y menos poblado
(unos 10.000 habitantes) de todo el país, perteneciente a la provincia
de Matanzas, ubicada al este de La Habana.
La granja tiene hoy más de 100 cerdos, 292 aves ponedoras, unos 30
conejos y patos criollos, entre otros animales. "Soy hijo de campesino y
este trabajo me gusta", asegura, sin dejar de atender a una cerda a la
cual le soba el vientre para ayudarla a parir.
Como el área inicial se hizo insuficiente, Ortega recibió en usufructo
un terreno situado al frente, de alrededor de media hectárea. Lo está
preparando y en un plano marcó donde quiere que vaya cada sector. Al
fondo, reservó un espacio a la "enfermería", para mayor comodidad del
veterinario que atiende a sus animales. "Vinieron inspectores y me
dijeron, despreocúpate de lo que vas a ganar. Mientras produzcas
alimentos, no hay problemas… Antes, eso se miraba con otros ojos, había
temor al enriquecimiento personal. Pero ahora hay una mirada distinta
hacia lo que se gane con el trabajo. Y aquí si que no hay días de
descanso", reflexiona.
Ortega firmó un convenio con el Estado para la cría de porcinos y, según
el plan fijado en esa instancia, para lo cual se le entregaron 10
hembras reproductoras, él debe vender la carne producida al acopiador
estatal, que paga una parte a precio oficial y otra al de mercado, unas
cuatro veces más alto.
"Yo creo que es un buen acuerdo y para uno es negocio, porque como parte
del convenio me venden pienso de importación para los puercos casi a
precio de costo. Además, es un dinero justificado" (legal), remató. En
su opinión, los productores se sienten ahora más estimulados.
Luis Lazo, delegado del Poder Popular en el barrio El Caletón, asegura
que antes había que ir siempre a otros lugares a buscar carne de puerco
y hortalizas. "Ahora se pueden comprar por acá mismo.
Parte de las producciones de la agricultura urbana aseguran el consumo
social, como el de ancianos de escasos recursos", dijo.
A su vez, Alicia Abella, encargada de la agricultura urbana en Ciénaga
de Zapata, dijo a medios locales de prensa que este municipio cuenta en
la actualidad con 146 productores, algunos dedicados al cultivo de
hortalizas y vegetales, granos y viandas (tubérculos) y otros a la
crianza de ganado y aves.
Este movimiento agropecuario en espacios urbanos involucra actualmente a
unos 300.000 productores y productoras en todo el país, ya sea en
establecimientos estatales, en cooperativistas o privados, y descansa en
prácticas ecológicas y sustentables de cultivo.
Según datos oficiales, en la última década se han producido en zonas
urbanas y periurbanas (de la periferia) más de 15 millones de toneladas
de alimentos libres de productos químicos fundamentalmente vegetales,
condimentos frescos, frutales y arroz.
En cuanto a los subprogramas pecuarios, los informes disponibles señalan
un aporte anual de unas 12.000 toneladas de carne porcina proveniente de
criadores "populares" de zonas periurbanas, en tanto la producción de
carne ovino-caprina alcanza unas 76.000 toneladas y la de conejo, 3.400
toneladas. Otro aspecto interesante que señalan los expertos es que,
como concepto agro-ecológico, los subprogramas de este tipo son
interdependientes, de modo que los pecuarios, además de producir
alimentos, suministran las materias primas para más de 70 por ciento de
los abonos orgánicos que se utilizan en los cultivos agrícolas.
Anualmente se producen 8,5 millones de toneladas de abonos orgánicos,
1,4 millones de ellos humus de lombriz, que permiten mantener la
fertilidad de los suelos dedicados a los cultivos citadinos y asegurar,
además, los sustratos de organopónicos y huertos intensivos.
Los informes oficiales indican que mediante su transformación en
organopónicos y huertos intensivos, en la última década fueron
eliminados más de 5. 000 focos de contaminación generados por basureros
no autorizados y predios abandonados, en más de 200 ciudades y poblados
de Cuba.
Acuciado por el alza de los precios de los alimentos en el mercado
internacional, el gobierno cubano decidió en el último año reestructurar
su agricultura para elevar su productividad y disminuir las
importaciones por ese concepto, que este año se elevarán a 1.900
millones de dólares.
Se prevé que esa reestructuración incluya la entrega de tierras que
actualmente están sin cultivar a campesinos interesados y una
descentralización organizativa que pondría acento en lo local y según
las características de cada territorio. Las autoridades han calificado
el problema alimenticio un asunto de seguridad nacional.
(FIN/2008)
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