Wednesday, April 30, 2008

Al combate corred

Sociedad
Al combate corred

La violencia del más acá: los taxistas son testigos de la peligrosidad
de las calles, de lo caliente que está el mambo.

José Hugo Fernández, La Habana

miércoles 30 de abril de 2008 6:00:00

Cabalgadores intrépidos de las praderas de la noche en La Habana,
nuestros choferes de taxis muestran mediante su actitud una señal
inequívoca acerca de los niveles de peligrosidad que hoy caracterizan
esos ámbitos.

Muy en particular los boteros, cuyos autos, mayoritariamente antiguos,
cubren itinerarios de precios fijos por las zonas más populosas y pobres
de la ciudad.

Algunos comentaristas de nuestros medios oficiales de prensa se refieren
frecuentemente a la violencia que impera en otras ciudades del mundo,
por allá lejos. Parece obvio que no han viajado en la alta noche a bordo
de un botero. Mucho menos se habrán adentrado a pie en los callejones de
La Habana profunda.

También suelen airear su alarma estos comentaristas por el incremento
—en verdad pavoroso— que registran otras ciudades del planeta en sus
índices sobre tenencia y uso individuales de armas mortíferas,
especialmente las de fuego.

Les convendría enterarse de que hoy por hoy a nuestros boteros
capitalinos no les está quedando más remedio que trabajar "ensillados",
o sea, portando pistolas o revólveres para defenderse de continuos
asaltos, siempre a mano armada, siempre por hombres jóvenes que actúan
en grupos sin piedad ni titubeos.

De hecho, ningún botero más o menos viejo trabaja ya por las noches.
Unos han preferido ver en cero sus ganancias. Otros decidieron sacar del
lobo un pelo entregando sus autos en sociedad a jóvenes kamikazes que
asumen el negocio y los riesgos. Precisamente a través del testimonio de
estos últimos, es posible hacerse una idea aproximada sobre lo caliente
que está el mambo. Ellos lo describen de un plumazo: "Hace falta andar
mejor armado que el Pentágono para botear por esas calles en el horario
nocturno", bromean.

No tanto quizás, pero muy bien armados sí andan. Y en perenne
disposición para el combate. Los que aún no han podido conseguir
pistolas, se las van arreglando con machetes, navajas, punzones,
cuchillos, estiletes, cabillas, bates de béisbol, palos con clavos en
las puntas, ladrillos, piedras… Además de aplicar otras alternativas de
emergencia para tiempos de guerra, como diría el Granma.

Entre tales alternativas estos jóvenes choferes asumieron la de trabajar
en parejas. Son kamikazes con guardaespaldas, no porque teman
enfrentarse a los fieros gatos, sino porque están conscientes de que
solos no podrían vencerlos, ni aun cuando en verdad salgan a cabalgar
mejor armados que el Pentágono.

Con todo, no son pocos los asaltos y las agresiones que continúan
sufriendo los boteros. Es algo que también se puede conocer únicamente
por medio de sus testimonios, ya que no existen estadísticas confiables.
En parte, porque ellos mismos suelen no dar cuenta a la policía cuando
son asaltados. Se consideran como en el Oeste. Así que actúan en
consecuencia, ateniéndose a esa ley suprema de las praderas según la
cual pierde el más lento.

http://www.cubaencuentro.com/es/encuentro-en-la-red/cuba/articulos/al-combate-corred

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