2008-01-20.
Osvaldo Alfonso Valdés, Ex Prisionero de Conciencia de la Causa de los
75 y Analista Político de Misceláneas de Cuba
La reciente publicación del informe que anualmente da a conocer la
Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, es una
prueba palpable de que en Cuba, el Gobierno comunista no se ha movido un
milímetro en la dirección del respeto a los derechos fundamentales y el
cese de la represión contra los ciudadanos que pacíficamente se
manifiestan contrarios al régimen.
En un país donde por parte de la disidencia y la oposición no se ejerce
ningún tipo de violencia, existen sin embargo 234 presos por motivos
políticos. Como señala el informe, durante el año que termina hubo un
elevado número de detenciones arbitrarias, y varios de los arrestados,
continúan en las cárceles sin habérseles formulado cargos.
Hemos visto además, las imágenes por los medios informativos
internacionales, de la violencia ejercida por las pandillas del régimen
contra opositores que han hecho pacíficas manifestaciones públicas,
incluso a indefensas mujeres como las Damas de Blanco.
Más no solo se trata de la represión de la que son víctimas los
integrantes del movimiento democrático; la población cubana en general
vive en una sociedad donde no se respetan los derechos humanos, donde la
coacción política, la vigilancia por diferentes vías a los ciudadanos, y
la represión sistemática son constantes. Por otra parte, los derechos
económicos y sociales son sistemáticamente violados, y la situación de
penuria y miseria del pueblo cubano lejos de disminuir se incrementa a
pesar de la propaganda oficial para demostrar lo contrario.
¿Qué ha cambiado entonces en la isla durante este último año de gobierno
"provisional y pragmático" de Raúl Castro? ¿Acaso debemos dejar tomarnos
el pelo y creer en el llamado del dictador designado a que el pueblo se
exprese libremente mientras a los que lo hacen y exigen valer sus
derechos ciudadanos se les reprime y se les envía a la cárcel?
¿Qué resultados han dado políticas como por ejemplo, la del actual
Gobierno español, que promueven acercamientos con la dictadura y la no
confrontación? ¿Cómo puede un gobierno democrático ser éticamente
coherente en su política internacional sin confrontar a regímenes que
sistemáticamente violan los derechos humanos y carecen totalmente de la
legitimidad que otorga el gobernar cuando se ha accedido al poder por
vías democráticas?
Lo único que si ha ocurrido en Cuba en el último año y medio ha sido la
consolidación de la sucesión tiránica de manos de un dictador a otro. No
ha habido la más mínima apertura. El régimen todo lo que ha hecho es,
mientras manipula a la opinión publica internacional, y lógicamente al
propio pueblo cubano, como ha sido siempre, seguir al mismo tiempo con
la represión y evitando realizar alguna reforma que implique una amenaza
al poder que detentan.
Y seamos claro: las únicas reformas verdaderas en Cuba serán aquellas
que signifiquen el comienzo del desmantelamiento del sistema totalitario
comunista y pasos reales a la democracia. Nada de eso ha ocurrido. Por
ellos ahora más que nunca los demócratas tanto dentro como fuera de la
isla debe redoblar su lucha pacífica.
Ahora también más que nunca los gobiernos que quieran ser solidarios con
el pueblo cubano y fomentar los cambios hacia la democracia, deben tener
una clara política de rechazo a las prácticas represivas del Gobierno
cubano y de condena al mismo en los organismos internacionales, al
tiempo que deberían brindar un apoyo más efectivo a los luchadores
democráticos cubanos.
Hoy, 20 de enero, en la isla se efectúa la farsa que los comunistas
llaman elecciones. Como bien reportó la cadena de televisión
internacional española todo se realiza "sin sorpresas". Y claro que no
puede haberla. ¿Acaso hay algún candidato de la oposición en estas
"elecciones", como también han denunciado los disidentes del interior de
Cuba?. ¿Cuántos partidos políticos compiten libremente por el voto de
los ciudadanos? Pues el mismo de siempre: el Partido Comunista de Cuba.
El mismo cuya cúpula de poder reprime y encarcela a sus opositores.
Mientras nada cambia, la dictadura misma sigue con el juego de
entretener al mundo con la incógnita de si el decrépito tirano volverá o
no al poder, manteniendo así la atención sobre algo que ya hoy mismo no
tiene mucha importancia. Castro está incapacitado para gobernar, no
puede ni física ni mentalmente hacerlo; basta para convencerse de ello
de las pocas ocasiones en que lo hemos visto hablar en el último año.
Pero los personeros de la dictadura saben que su "retorno" o no, es
noticia, y pretende tener entretenidos a todo el mundo con esa historia,
mientras tratan de concebir el mejor modo posible de garantizar que el
comunismo siga en Cuba y ellos no peder sus privilegios.
No importa si Castro es "elegido" a la Asamblea Nacional nuevamente; es
casi seguro que sí lo será, pues ya está postulado y en Cuba nada se
elige. En marzo, cuando este falso parlamento designe a los integrantes
del Consejo de Estado, es probable que Fidel Castro aún siendo elegido,
entregue formalmente el poder a su hermano Raúl. Pero eso aún no serán
los cambios; eso solo será la "legalización" de la sucesión tiránica.
No nos llamemos a engaño. Si bien la lucha por la democracia en Cuba es
pacífica y de ese modo todos queremos los cambios en la isla, ellos solo
se comenzarán a llevar a cabo cuando aumente la presión social que
obligue al Gobierno a iniciar reformas. Hoy existe en algún grado esa
presión porque hay un valiente movimiento democrático que la fomenta.
Tengamos en cuenta todas esas campañas que se llevan a cabo en la isla
por exigir el ejercicio de derechos que al conquistarlos significarían
el inicio de los cambios. Por eso no nos cansaremos de decirlo: el apoyo
a los demócratas y a la naciente sociedad civil es el camino para
fomentar la transición a la democracia en Cuba.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=13580
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