La agricultura cubana en la encrucijada
Odelin Alfonso Torna
LA HABANA, septiembre (www.cubanet.org) - Hace 14 años, las tierras
improductivas invadidas por el marabú, fueron el legado de las
deficitarias empresas agrícolas estatales a las Unidades Básicas de
Producción Cooperativa (UBPC).
En pleno Período Especial, el estado aspiraba a la recuperación
paulatina de la agricultura cubana.
Con el derrumbe del campo socialista, se evidenciaba, en medio de largas
colas, la escasez en los mostradores de los mercados agropecuarios
estatales. Por sólo citar un ejemplo, el precio de la libra de arroz se
disparó a 50 pesos MN (el dólar se cotizaba a 120 pesos MN en el mercado
negro).
Las UBPC se constituyeron el 20 de septiembre de 1993. A estas unidades
les fueron entregadas, en usufructo, las tierras de las empresas estatales.
Las formas de producción cooperativistas atraparon a campesinos que se
creyeron dueños de parcelas y animales. En realidad, las UBPC, las CPA y
las CCS (Cooperativas de Créditos y Servicios, están subordinadas a
empresas, delegaciones territoriales o al propio Ministerio de la
Agricultura.
Muchas de estas entidades se quejan del exceso de apadrinamiento, que
sólo les pone trabas en la gestión económica y financiera. Esta
dependencia trae consigo el descontrol, el robo, la deuda financiera y
un significativo éxodo de trabajadores hacia otras labores.
Las UBPC cuentan con más de 90 mil trabajadores, distribuidos en mil 541
cooperativas.
Los ingresos de los cooperativistas no están exentos de los impagos que
se originan debido al déficit presupuestario.
Las UBPC ocupan el 42 por ciento de las tierras productivas del país con
2.5 millones de hectáreas. Solo el 44 por ciento de estas unidades se
registró como rentable a finales de 2006.
Son muchos los factores que atentan contra la productividad en las
cooperativas agrícolas. La falta de maquinarias para la preparación y
riego del terreno, la asignación de combustible, abono e insecticidas,
son los problemas que más inciden en la improductividad.
Las granjas pecuarias son las más beneficiadas. El peso de su
rentabilidad recae en la carne animal, sobre todo porcina. Una libra de
carne de cerdo en el mercado oscila entre 23 y 25 pesos, equivalentes a
1 peso convertible (CUC). Para que se tenga una idea, con el salario
promedio del cubano de a pie (250 pesos ó 10 CUC), cinco libras de carne
de cerdo equivalen a 15 días de trabajo.
Las granjas agrícolas militarizadas no han logrado reducir los altos
precios en los agromercados.
Los empresarios de verde olivo han tenido que equipararse, con pequeñas
diferencias, a los precios de las UBPC o las CPA. Los granos, legumbres,
viandas y frutas se ofertan a uno o dos pesos menos. Su rentabilidad y
calidad es cuestionada.
Entre los productos agrícolas subsidiados por el estado se encuentran la
papa y el boniato. Los tubérculos se ofertan, de forma racionada, en
pequeñas tarimas estatales. Otros, como el plátano y la malanga, se
adquieren mediante dieta médica.
A diferencia de los productos liberados, con una oferta diaria, los
normados aparecen al margen de una distribución sin periodicidad.
El presidente interino Raúl Castro está dispuesto a atravesar la línea
del primer medio siglo de revolución. En su discurso del 26 de julio, en
Camaguey, abogó por un reordenamiento en la producción y distribución de
leche.
De momento las CCS, donde se agrupan fundamentalmente los campesinos
privados, llevan la delantera en eficiencia.
La agricultura cubana espera por un modelo que enfrente la gran demanda
alimentaria en los próximos 50 años de revolución. Evidentemente, las
empresas agrícolas estatales no serán la solución.
odelinalfonso@yahoo.com
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