Thursday, August 09, 2007

Tan lejos

SOCIEDAD
Tan lejos

Lucas Garve, Fundación por la Libertad de Expresión

LA HABANA, Cuba - Agosto (www.cubanet.org) - El rostro del anciano
surcado de arrugas reflejaba al hablarme la seguridad de quien ha vivido
mucho y ha visto más. Un hueco rodeado de los escombros abandonados
abrió la catarata de argumentos que me transmitió el hombre que caminaba
a corta distancia de mis pasos.

Comenzó por abordar la situación de la calle de su casa donde unos
obreros de no sé cual empresa perforaron el pavimento y así lo dejaron.
Luego me contó la situación de un hermano que posee cinco hectáreas de
tierra sin cultivar. En el pasado, producía frutas, leche y carne de
cerdo, pero las mil y una regulaciones y prohibiciones gubernamentales
lo disuadieron de hacer productiva la tierra, y con este argumento trató
de explicarme por qué una piña hoy cuesta diez pesos y que su mujer
gasta diez en lo que ayer costaba veinte centavos.

Adiviné la conclusión del inesperado monólogo. La cuestión principal
está en la propiedad privada. Dijo el anciano que como no se respetó la
propiedad privada y se desoyeron los consejos y recomendaciones de
personas con experiencia nos encontramos hoy con este desastre ante
nuestros ojos.

Para sellar sus palabras sentenció que no hay que buscar en otra parte,
en otro país, las culpas a lo que denominó como "este desparramo", sino
atender lo que dice la razón que la vida misma proporciona.

Hace muy poco escuché decir a un joven chofer que en Cuba lo que hace
falta es que se deje de mirar al exterior y ponernos de acuerdo para
arreglar lo nuestro. Además, argumentó que para que una casa marche bien
no se puede vivir pensando en lo que hacen los vecinos. Mejor sería,
según su opinión, ocuparse de las propias necesidades y carencias.

La conversación tomó otro giro. Me expresó sus deseos de trasladarse a otro

-Oye, compadre, conozco una enfermera que está loca por irse para
cualquier parte, hasta para Haití si la mandan. Allí podrá tener la
oportunidad de hacer un dinerito con lo que le paguen. En la otra cuadra
de mi casa se fueron en una como siete de una misma casa.

Aseguró el hombre estar convencido de que los cubanos somos buenos
trabajadores, pero lo que sucede aquí es que nadie tiene derecho a tener
propiedades.

-Compadre, si dejaran tener propiedades, vaya no te digo un monopolio,
pero sí un negocio en firme, tu verás como todo aquí avanza. Sin
embargo, aquí nada puedes tener porque enseguida te miran con malos ojos.

Hoy por hoy, en la mayoría de las conversaciones que se entablan surgen
los mismos temas. Urgencias que ha sido relegadas por años, carencias
que persisten a pesar de los esfuerzos individuales coartados por las
disposiciones burocráticas de un aparato gubernamental que, si continua
por este camino, incrementará aún más la distancia entre las palabras y
la realidad.

http://www.cubanet.org/CNews/y07/ago07/09a8.htm

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