POLITICA
No Alineados: discursos y un poco más
Luis Cino
LA HABANA, Cuba - Febrero (www.cubanet.org) - El Movimiento de los No
Alineados nació condenado a fracasar. Siempre fue una entelequia
extemporánea e impracticable. Nadó contracorriente. Se ahogó en sus
contradicciones.
El No Alineamiento tuvo su origen en la Conferencia de Bandung de 1955.
Promovida por Sukarno y Nehru reunió a jefes de estado y de gobierno de
29 países asiáticos y africanos que recién se habían independizado.
En pleno apogeo de la Guerra Fría, una ola de nacionalismos barría el
mundo colonial.
Enarbolando las banderas de la independencia, el anticolonialismo, el
antiimperialismo y la coexistencia pacífica, un grupo de países
pretendieron permanecer al margen del conflicto Este-Oeste.
China se sumó presurosa para atizar contra Occidente las llamas de los
nacionalismos en Asia y África. En Bandung, Nehru logró derrotar a Chou
En Lai y distanció al nuevo bloque de la Unión Soviética.
Desde entonces, China y la Unión Soviética pugnaron por el favor de los
líderes y los movimientos de liberación del Tercer Mundo.
El Neutralismo resultó ser una quimera. El No Alineamiento derivó hacia
una ambigua proximidad a Moscú y Pekín, matizada por las herejías de
Tito o Castro. Líderes como Nasser, Nkrumah y Makarios no lograron
evitarlo. O se regodearon en que así fuera.
De aquellos tiempos borrascosos, sólo sobrevive Fidel Castro. A partir
del 11 de septiembre, en La Habana, volverá a ser el anfitrión de una
nueva cumbre del Movimiento de Países No Alineados.
27 años después de presidir una azarosa cumbre en la capital cubana,
Fidel Castro intentará sacar al Movimiento de su marasmo y llevarlo por
nuevos derroteros.
Castro, un rezagado de la Guerra Fría, cuya percepción del mundo ha
variado poco con los nuevos tiempos, la única alineación o no que
concibe es la que vaya enfilada contra su archienemigo, los Estados
Unidos. Ayer, del lado soviético. Hoy, tratando bizarramente de componer
una insólita y dispar alianza entre China, el populismo bolivariano y el
fundamentalismo islámico.
La Cumbre NOAL de septiembre de 1979 se realizó bajo malos auspicios. Se
temió que 80 países no participaran.
Tropas soviéticas combatían a los mujahidines afganos. China y Viet Nam
se disputaban un trozo de frontera. El ejército vietnamita barría a los
khmers rojos. Etiopía había derrotado a Somalia en el Ogadén con el
concurso decisivo de las tropas cubanas. Una brigada de combate
soviética estaba estacionada en Cuba.
La cumbre habanera de 1979 fue capitalizada por el choque entre las
posiciones de China, Cuba y Yugoslavia. Los delegados chinos se
retiraron airados del salón de conferencias bajo una andanada de
denuestos de Fidel Castro.
Ahora, los chinos retornan vencedores a otra cumbre en La Habana. A
punto de convertirse en superpotencia, comunistas pero con economía de
mercado. Castro, que no escatima sus elogios a los éxitos chinos pero es
más que reticente en seguir su modelo económico, se verá forzado a
temperar sus desacuerdos. Necesita su ayuda.
No obstante, es poco probable que China consiga en La Habana lo que no
logró Chou En Lai en Bandung en 1955.
La globalización capitalista convirtió el mundo en una aldea planetaria
regida por las leyes del mercado. Los nacionalismos se agotan frente a
los reclamos de la economía. La Guerra Fría fue sustituida por la
polaridad entre ricos y pobres.
Hay nuevas condiciones revolucionarias, pero China tiene poco que decir
a la nueva hornada rebelde del Tercer Mundo. Sólo puede buscar mercados
e invertir.
La polémica sobre el programa nuclear iraní se perfila como uno de los
temas que dividirán a los No Alineados. Cuba y Venezuela apoyan a Irán
irrestrictamente. Podría estar al conformarse un eje antinorteamericano
con sus extremos en Caracas y Teherán. Petrodólares no faltan a Chávez y
los ayatollahs.
El antiamericanismo será el único lenguaje común que se entenderá en la
cumbre. Puede que eso no baste para revivir a los No Alineados.
Fidel Castro se apresta de nuevo a incursionar en la pasarela tercer
mundista. Será el próximo clavo ardiente del que se asirá. En 1979, las
perspectivas no fueron buenas. Puede que esta vez, las cosas le salgan
mejor. Preparémonos para los discursos y un poco más…
http://www.cubanet.org/CNews/y06/feb06/28a10.htm
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