Un camposanto profanado

Un camposanto profanado
1 Marzo, 2017 3:06 am por Agustín Figueroa Galindo

La Habana, Cuba, Agustín Figueroa, (PD) La Necrópolis de Colón, situada
en el capitalino barrio El Vedado, está declarada Monumento Nacional y
es el cementerio más importante del país, por poseer un gran número de
obras escultóricas y arquitectónicas.

Su calle principal, donde contrasta el verde de la jardinería con el
blanco del mármol, conduce al centro del camposanto, donde se encuentra
la capilla. Esta es la única vía interior que está cuidada. El estado de
las demás calles, que no son las que visitan los turistas, deja mucho
que desear.

Muchas obras escultóricas y arquitectónicas han sido durante años objeto
del vandalismo reiterado. En ocasiones se han realizado reparaciones
parciales en diferentes panteones. Pero la mayoría, especialmente los
que están más al interior del cementerio, siguen faltos de mantenimiento.

Una señora que encontré en el lugar, nombrada Gladys Martínez Capote, me
dijo que, "gracias a Dios, la capilla del cementerio se ha mantenido por
la Iglesia Católica".

Rolando, un anciano, intervino en la conversación y con el sentido del
humor que caracteriza al cubano, expresó: "Yo quiero que cuando me muera
me entierren en el patio de mi casa, porque no quisiera que mis huesos
terminaran en el caldero de algún palero".

Heriberto Saguñola, que vive cerca del cementerio, dijo: "Los empleados
del camposanto, de santos no tienen nada. Aquí se mueve más dinero que
en el Centro de Negocios de Miramar. Hay mucho vandalismo. Lo mismo se
pierde una obra de arte que un jarrón con flores, cualquier cosa que se
pueda vender en el mercado negro".

Unos vecinos míos me contaron que visitaron el cementerio para
desempolvar y limpiar la bóveda familiar que heredaron de sus abuelos y
cuando ya se retiraban, observaron algo que los dejó atónitos: dos
contenedores de basura que en su interior contenían restos de seres
humanos en descomposición.

Pude constatar la veracidad de lo que estas personas me decían, y dejar
constancia fotográfica de tan lamentables escenas, que parecen ser
extraídas de una película de terror.

También pude ver tumbas que han sido abiertas y así permanecen, otras
que no se puede decir cómo han perdido sus formas. En fin, un gran
irrespeto por los muertos y sus familiares.

Hacer negocios con los muertos es una de las cosas más inhumanas y
horribles que puedan concebirse.

Después de observar toda esta falta de disciplina y de sensibilidad por
parte de los que allí trabajan y los que los dirigen, hay que darle la
razón a Heriberto.
comuni.red.comunitaria@gmail.com; Agustín Figueroa; Móvil 54262837
*Red Cubana de Comunicadores Comunitarios

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