Wednesday, June 03, 2015

La vida sigue igual, pero hay que cambiarla

La vida sigue igual, pero hay que cambiarla
PEDRO CAMPOS | La Habana | 3 Jun 2015 - 6:34 am.

'Para cuando se levanten el bloqueo externo y el interno, los cubanos
tenemos que haber aprendido a asociarnos libremente fuera del Estado.'

Cuba acaba de ser excluida de la lista de países que patrocinan el
terrorismo internacional. El Gobierno cubano ya "se porta bien y no
apoya movimientos revolucionarios violentos", parece decirnos el
Ejecutivo de EEUU, país que se abroga el derecho de calificar a otros
en esta materia, obviando su propio récord, que no hace falta recordar.

Pero al fin que muy contentos, acusadores y absueltos acaban de eliminar
un importante obstáculo legal para hacer más fácil la apertura de las
embajadas y avanzar en el desmontaje de la legislación congresional
estadounidense que sostiene el bloqueo-embargo contra Cuba.

Nos lo dijeron el mismo 17 de diciembre: sería un proceso lento y
complicado, este el de la "normalización" de las relaciones entre ambos
países. Sin embargo, listos como somos la mayoría de los cubanos,
muchos se imaginaron que les estaban tomando el pelo, porque para hacer
las paces, convivir y ayudarse mutuamente, no hace falta tanta parafernalia.

Pero resulta que los obstáculos que se levantan en ese camino no son
fáciles de sortear, aunque por momentos da la sensación, según las
declaraciones oficiales, que todo ha sido fría y obsesivamente
calculado, en conjunto y luego separadamente por cada una de las partes.

A los efectos del Gobierno de Obama nadie puede seguir acusándolo de
mantener el bloqueo: es un asunto del Congreso de EEUU. El Ejecutivo ha
estado abierto a cooperar con Cuba en todo lo que le permita le ley. A
los efectos del Gobierno cubano se retarda su intención de conseguir
pingües y rápidos beneficios económicos, pero gana espacio y tiempo para
seguir diciendo que el bloqueo se mantiene y, a costa del mismo,
pretender continuar justificando sus déficits económicos y democráticos.

Ganan los gobiernos, siguen perdiendo los pueblos; los norteamericanos
no pueden pasar sus vacaciones en Varadero, gastar sus dineros ni
invertir en Cuba todavía; pero sobre todo el de la Isla que, pobre y sin
claras perspectivas no ya de gastar, sino de cómo comer mejor, mira cómo
pasa el tiempo, la "actualización" no le resuelve nada, ni tampoco el
proceso de "normalización".

En fin, que la situación material de los de abajo, aquí no mejora. No
importa que Rusia y otros hayan condonado la deuda, que haya aumentado
el turismo y la producción azucarera como dice Granma. No importa que
los precios internacionales del petróleo hayan bajado, que sigan
entrando miles de millones de dólares al Estado por la explotación de
los médicos y profesionales o que Obama haya dictado no sé cuántas
medidas para aflojar el bloqueo… Aquí "la vida sigue igual".

A la unificación monetaria le pasa lo mismo que al proceso de
normalización, que a "actualización" y que al experimento con las
cooperativas "estatales": todo debe marchar sin prisa, para no
equivocarse. Como si el problema fuera la velocidad, y no el camino
escogido.

Por eso, al margen de por dónde vayan los Gobiernos, ambos pueblos, y
especialmente el nuestro no debe hacer depender ninguna de sus
expectativas futuras de lo que arreglen ambos, de lo que haga o deje de
hacer el "Gobierno revolucionario" y buscar las formas y vías
organizativas, políticas y económicas que les permitan acelerar los
procesos de democratización de la política y socialización de la
economía y tratar de resolver por sí mismo sus necesidades materiales y
espirituales.

Desgraciadamente, la institucionalidad cubana vigente, cargada de
burocratismo, estatalismo control y regulaciones absurdas impiden el
asociacionismo libre de los cubanos, y eso que Marx escribió que el
socialismo sería la sociedad de los trabajadores libres asociados. Pero
de Marx parece que no se acuerda nadie en el Gobierno-Partido-Estado.
Ellos siguen confundiendo marxismo con estalinismo.

En los barrios, en los centros de producción o servicios, en las
escuelas y hospitales es necesario continuar desarrollando las
estructuras autogestoras que se han ido formando al margen o con la
anuencia de las instituciones oficiales que nada resuelven, pero a veces
se hacen de la "vista gorda", como en la práctica han venido haciendo
muchos cubanos y grupos sociales emprendedores, en los llamados trabajos
por la "izquierda", al margen de la legalidad burocrática, sin control
gubernamental y en otros tipos de asociaciones de diversa índole.

Especialmente importantes son las asociaciones y espacios informales
diversos de grupos disímiles de amigos, familiares, conocidos y afines
para intercambiar sobre los problemas de la sociedad cubana y buscar
cómo enfrentarlos.

Todos los que tenemos un pensamiento diferente, aunque tengamos otras
discrepancias, debemos ver qué podemos hacer juntos para hacer avanzar
un proceso de democratización. Aunque nuestras capacidades sean muy
limitadas, hay algunas experiencias en este sentido que deben ampliarse
y potenciarse.

El poco acceso a internet y el conocimiento popular sobre las nuevas
tecnologías de la información juegan un papel inestimable en este
desarrollo del asociacionismo libre. Es necesario aprovechar las
oportunidades que se brindan y enseñar a todos los interesados en el
manejo de las nuevas tecnologías. El "paquete" y el correo Nauta han
abierto brechas de interactuación que pueden y deben ser mejor aprovechados.

La nueva sociedad cubana tendrá bases más solidas en la medida en que
vayamos construyéndola desde abajo.

Para cuando se levanten el bloqueo externo, y el interno, que es el peor
de los dos y seguirá ahí mientras nosotros mismos no nos los saquemos de
arriba, los cubanos ya tenemos que haber aprendido a asociarnos
libremente fuera del Estado para trabajar, convivir, hacer política y
resolver nuestros problemas. Si seguimos esperando porque esos bloqueos
desaparezcan por acciones de ambos Gobiernos, para reorganizar nuestras
vidas, no solamente jóvenes, ni viejos van a quedar ya aquí para hacer
el cuento.

Un vecino cercano, veterano de la guerra de Angola, con 72 años, civil y
con una jubilación de 350 pesitos cubanos, al que le pregunté si había
oído la noticia sobre la exclusión de Cuba de la lista terrorista, me
respondió con otra pregunta: "Y yo, ¿qué gano con eso?"

Source: La vida sigue igual, pero hay que cambiarla | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1433288839_14947.html

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