Publicado el lunes, 03.03.14
Silvio se queda solo
ALEJANDRO ARMENGOL
Hace unos días el cantautor Silvio Rodríguez publicó en su blog un
"Comunicado de la Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales
en Defensa de la Humanidad". El primer problema de dicho "comunicado" es
con el título. ¿Por qué estos viejos comunistas se siguen aferrando a
esas parrafadas, de cuando el gasto de papel no importaba, la tinta era
gratis y se apretaba una tecla y no salía una letra sino toda una
consigna? Comprendo que en la época gloriosa para ellos de la guerra
fría los costos no importaban, no existía internet y una imagen –trucada
como las recién divulgadas fotos de Fidel Castro– le valían más
recompensas que cien palabras, aunque ellos no dudaban en gastar mil
para repetir consignas.
Pero señores, todo eso ya pasó. Se impone la síntesis y hasta un rap, el
hip hop y otros géneros efímeros son ahora más efectivos que esas
peroratas de Silvio rasgueando (mal) una guitarra. Entonces Fidel Castro
hablaba interminablemente durante ocho horas y leía cables de las
agencias de prensa uno tras otro. Qué cantidad de información maneja
este hombre, podría pensar uno ingenuamente. Sin embargo, hoy en
cualquier servicio de mensajes por internet de entrada el usuario se
encuentra con más información –útil, frívola, intrascendente, necesaria–
que aquellos datos torcidos con los que el Comandante en Jefe pretendía
embaucar a una audiencia cautiva.
Resabios del pasado los que padece Silvio Rodríguez. Vive en un mundo
encantado en que aún se cree que repetir mentiras lo salva de la verdad.
Porque lo que aparece en el "comunicado" no es más que una sarta de
mentiras. Hay que decirlo a las claras, sin temor a perder con estas
palabras la supuesta objetividad periodística y sin miedo a ser
catalogado falsamente de "fascista", que es el término recurrente y
facilitón que el presidente venezolano Nicolás Maduro repite a diario,
como un loro amaestrado o un muñeco con la cuerda trabada: "fascista,
fascista, fascista" y no sale de ahí, como un reloj con las manecillas
trabadas o un viejo disco rayado que la aguja desgasta incesantemente.
Eso y alguna frase hipócrita y de ocasión, lamento de vieja socarrona o
de bodeguero de esquina que quiere justificar la oferta de fruta podrida.
Silvio Rodríguez no es más que eso, un lamentable muñeco de resorte que
de vez en cuando sale de la caja e intenta sorprender con un gesto cansado.
El "comunicado" –las comillas repetitivas sólo buscan enfatizar que no
se comunica nada– recoge las firmas de ocasión de los complacientes de
siempre, aquellos que una y otra vez acuden solícitos a prestar su
nombre ante cualquier infamia en la que creen que por un instante
reverdecen las glorias marchitas de una izquierda que agotó su discurso:
No vale la pena señalarlos, porque uno ni siquiera se los imagina: sabe
que estarán ahí, marchitos en su empeño de proseguir al lado del pasado.
No hay por lo tanto sorpresa en los nombres extranjeros, de quienes
viven fuera de Cuba y Venezuela y se afanan por figurar como defensores
de un sistema que en realidad ni siquiera defienden y solo se amparan a
su sombra a la espera de algún beneficio tardío.
La sorpresa no está en los firmantes sino en los ausentes. Y aquí sí el
documento encierra un pequeño mérito que vale la pena destacar. Salvo
algún conocido y más que predecible firmante, las ausencias son
notables. En otro momento –por compulsión, miedo o conveniencia– el
documento habría estado lleno de escritores, músicos, artistas en
general y hasta titiriteros de ocasión. Ahora no.
Hay que reconocer que esto es un mérito del "comunicado" y hasta en un
rapto de debilidad felicitar a Silvio Rodríguez por dar a conocer que
pocos creadores en Cuba se han sumado a esta farsa, que los mas jóvenes
lo ignoran y los más viejos se refugian en el silencio o no han abierto
la puerta al mensajero que reclamaba su nombre.
Entonces se puede decir que algo ha cambiado en Cuba, que no todo huele
a podrido en La Habana y que el decoro no está ausente por completo en
la sociedad.
Porque al final se justifica que el poder en Cuba salga en defensa de
Maduro, que el gobernante Raúl Castro clame en defensa de su benefactor
y que cualquiera que tenga un cargo político o administrativo en la isla
se calle una vez más y grite contra los jóvenes que son reprimidos a
diario en las calles de Caracas y de cualquier ciudad venezolana. Se
justifica dentro de la lógica malsana del que busca a toda costa
conservar sus privilegios. Lo que no tiene perdón es que quienes
escriben, pintan o componen se sumen a esa comparsa, como han hecho o
han tenido que hacer en otras ocasiones. Hoy no, hoy los corifeos están
más aislados que nunca y Silvio se ha quedado solo.
Source: ALEJANDRO ARMENGOL: Silvio se queda solo - Opinión -
ElNuevoHerald.com -
http://www.elnuevoherald.com/2014/03/03/1691527/alejandro-armengol-silvio-se-queda.html
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