(De)Generación. Un mapa de la narrativa cubana más reciente
A. ECHEVARRIA Y J.E. LAGE | La Habana | 15 Dic 2013 - 11:22 am.
Un catálogo de narradores, una descripción de la obra de cada uno de
ellos, a los cuales habría que agregar los nombres de los dos autores de
este artículo.
En los últimos años se ha usado el término "Generación Cero" a la hora
de hablar de la narrativa cubana más reciente, en particular la que se
escribe dentro de la Isla. Dicho rótulo, creado por el escritor,
bloguero, fotógrafo y agitador cultural Orlando Luis Pardo, no apunta a
las afinidades literarias dentro de un grupo de autores más o menos
jóvenes, sino a una fecha concreta: el año 2000. Y es que, aunque la
mayoría de los aludidos (incluyendo los nada imparciales autores de este
artículo: menos jueces que parte) rechazamos el supuesto vínculo
generacional en temas de escritura, una cosa es cierta: todos empezamos
a publicar y a incidir en la escena literaria local a partir del cambio
de siglo, en la primera década del XXI.
¿Y qué se empieza a publicar? A grandes rasgos, podríamos decir que
historias donde el realismo ya no tiene el mismo peso ni el mismo valor
de uso que en años anteriores. En los 90, sobre todo durante la gran
crisis económica (e ideológica) que asoló el país, escribir ficción era
un poco como narrar desde los recovecos de una realidad ignorada por la
prensa, hurgar bajo los pedazos de una utopía social que se caía a
pedazos. Lejos ya de esa urgencia testimonial, la llamada Generación
Cero (crecida entre esos destrozos) frecuenta un realismo menos
militante, a menudo cortado con elementos surrealistas, del absurdo y de
la ciencia-ficción; un realismo, también, mucho más íntimo, más
(des)localizado en el Yo, donde los personajes no necesariamente
pretenden encarnar dramas y desvelos colectivos.
Los autores que conforman este mapa ya se han hecho con los premios
literarios más importantes de Cuba y tiene varios libros publicados,
pero en buena medida son prácticamente desconocidos en el ámbito
internacional. Pocos de ellos han logrado acceder a otras editoriales
que no sean las cubanas; casi todos viven dentro de la Isla y padecen la
desconexión y la precariedad que esto supone. Sin embargo no se han
cruzado de brazos: ha sido la primera generación literaria cubana que ha
hecho uso del espacio virtual no solo como plataforma de autopromoción
hacia dentro o hacia afuera de las fronteras nacionales, sino también
como suerte de guerrilla político-literaria pensada para insertarse en
un contexto adverso lo mismo con sus ficciones que con sus textos de
opinión.
Generación dispersa, sin proclamas ni proyectos colectivos, su principal
punto de encuentro son las páginas de la revista La noria, dirigida
desde el oriente del país por los poetas y editores Oscar Cruz (Santiago
de Cuba, 1979) y José Ramón Sánchez (Guantánamo, 1972). Suelen reunirlos
también diversos coloquios dedicados a la literatura joven, así como
presentaciones de libros y tertulias, eventos siempre amparados por
asociaciones e instituciones culturales del Estado. Sin embargo, la Cuba
en la que viven está cambiando rápidamente y, a diferencia de
generaciones o grupos anteriores, cuyas experiencias fueron marcadas por
el exilio y la censura, más temprano o más tarde estos escritores podrán
fundar sus propios espacios literarios, sus librerías y editoriales
independientes, sus columnas en la prensa...
Repasemos algunos nombres. Como decimos a veces: no están todos los que
son, pero sí son todos los que están.
El hombre que vivía en la casa del hastío
Uno de los escritores cubanos que en estos momentos habita más el
entorno digital que el papel es precisamente el creador de la etiqueta
generacional, Orlando Luis Pardo (La Habana, 1971), quien postea sus
personalísimas crónicas en el blog Lunes de Post-Revolución. Junto a los
autores de este artículo, concibió y puso a circular la revista
electrónica the revolution evening post, catalogada por sus fundadores
como "e-zine de escritura irregular". Entre sus libros sobresalen
Collage Karaoke (Letras Cubanas, La Habana, 2001), Mi nombre es William
Saroyan (Abril, La Habana, 2006) y Boring Home (Garamond, República
Checa, 2009).
Sus relatos se distinguen por el paroxismo de la escritura, el sonido y
el juego de la palabra, el deleite a la hora de pensar esa reacción en
cadena que es el texto literario. En ellos Orlando Luis Pardo disecciona
sus obsesiones con Cuba: el ser nacional atrapado entre la tristeza, la
soledad, la enfermedad, la locura; de la emigración al exilio interior a
la muerte; jóvenes que creen que La Habana, la ciudad que habitan, le
hace honor a la primera letra de su nombre, la H: letra muda, una
ausencia, un silencio, una constante carencia, la imposibilidad incluso
de nombrar al amor... Subversión en todos los sentidos, la irradiación
de la lengua viperina de Guillermo Cabrera Infante y los latidos vitales
de Reinaldo Arenas.
La minuciosidad de la escritura
Osdany Morales (Mayabeque, 1981) tiene una Maestría en Escritura
Creativa por la New York University y actualmente vive entre La Habana y
Manhattan. En un artículo publicado en 2011 por la revista española
Quimera, expresó que los miembros de la llamada Generación Cero "son
reclusos que han logrado cavar túneles, a su manera, con lo que poco a
poco han podido sustraer, pero que al escapar de sus obsesiones han
asomado la cabeza en una zona donde se ensayan gases tóxicos, y sus
cuerpos acaban tumbados en un paisaje que lo mismo recuerda al mito del
jardín de los dormidos que a un campo de batalla".
Luego de su debut con el volumen de relatos Minuciosas puertas estrechas
(Unión, La Habana, 2007), Osdany Morales entró a la escena literaria
cubana por la puerta grande con Papyrus (Letras Cubanas, La Habana,
2012; Sudaquia, Nueva York, 2012): una ambiciosa cuentinovela en la que
trabaja simultáneamente con varias capas de la ficción. Crónica de
viajes, cuaderno de apuntes, diario, experimentación, un lúcido relato
sobre la lectura como nomadismo y búsqueda constante, Papyrus es sin
duda uno de los mejores libros publicados en Cuba en los últimos años.
Entre lo reservado y lo público
La bibliografía no es exacta con el lugar de nacimiento de Dazra Novak
(1978). En algunos libros la sitúan en Cuba, otros en la antigua
República Democrática Alemana; incluso en su primer libro es llamada de
dos maneras, con este seudónimo y con su nombre real, que luego la
autora eligió borrar del resto de sus títulos. Pensemos entonces en un
gesto de fuga, descolocación, camuflaje, casi un nombre de guerra más
que de pluma para una mujer cuya política en la escritura es la política
del cuerpo. En sus libros el cuerpo no solo es visto desde el Eros, sino
en las combinaciones cuerpo-parque temático, cuerpo-isla, cuerpo-campo
de exterminio, el cuerpo devenido también tribuna y cementerio.
Ha publicado los libros de cuentos Cuerpo reservado (Unión, La Habana,
2007) y Cuerpo público (Letras Cubanas, La Habana, 2007) y la novela
Making of (Unión, La Habana, 2012). Es la autora del blog Habana por
dentro, bitácora de sus viajes dentro de los límites de La Habana; Dazra
busca no solo revelar las interioridades de los espacios públicos,
también los personajes que lo habitan; con fotos realizadas por ella
misma completa ese gesto de observación, análisis y escritura.
El lector que vendió el mundo
Acaso el más desenfadado de los integrantes de esta generación, Raúl
Flores (La Habana, 1977) ha dicho que arma sus libros como si fuera un
Dj, oficio que de hecho desempeñó en un club habanero. Lector melómano,
apasionado de la ciencia-ficción y el terror tanto como de las bandas de
rock de los 60 y 70, Flores suele dotar a sus historias de levedad,
colorido y mucho brillo pop. Por momentos su escritura puede parecer una
juguetona traducción del inglés.
Ha publicado, entre otros, los libros de cuentos El lado oscuro de la
luna (Extramuros, La Habana, 2000), El hombre que vendió el mundo
(Letras Cubanas, La Habana, 2001), Días de lluvia (Unicornio, La Habana,
2004), La carne luminosa de los gigantes (Abril, La Habana, 2008) y las
novelas Balada de Jeannette (Loynaz, Pinar del Río, 2007) y Paperback
writer (Matanzas, Matanzas, 2010). Fue el coordinador de la revista
digital 33 y 1/3, cuyo propósito era divulgar la obra de autores
contemporáneos desconocidos en Cuba, como David Foster Wallace, Rodrigo
Fresán, Roberto Bolaño, Haruki Murakami, y un largo etc.
El parque de diversiones
Legna Rodríguez (Camagüey, 1984) es poeta y narradora, además de autora
de literatura infantil. Es precisamente la tensión nunca resuelta entre
poesía y narrativa lo que aporta a sus textos un estado de ligereza o
levedad, que puede asociarse incluso a cierta idea de "mala escritura" o
de escritura performática. Narra no la vida cotidiana sino un magma
vital en formación que promete no llegar a ningún lado. Sin embargo, en
ella el delirio y la despreocupación del divertimento conectan de una
manera muy personal con el contexto social e incluso político.
Entre otros, ha publicado los libros de cuentos Ne me quitte pas (Abril,
La Habana, 2011), ¿Qué te sucede, belleza? (Sed de Belleza, Santa Clara,
2012), los poemarios Tregua fecunda (Unión, La Habana, 2011), Chicle
(2012) y Chupar la piedra (Abril, La Habana, 2012) y la novela Mayonesa
bien brillante (Matanzas, Matanzas, 2012).
Voces desde la prisión
El nombre de Agnieska Hernández (Pinar del Río, 1977) es bien conocido
en el ámbito del teatro cubano contemporáneo, en particular el realizado
por jóvenes. Pero en paralelo a su labor como dramaturga y crítica
teatral, Agnieska ha venido desarrollando una sólida carrera como
escritora de ficción, destacándose como una de las voces femeninas más
interesantes dentro del actual panorama narrativo de la Isla.
Sus dos últimos títulos, la novela San Lunes. Panóptico en dos
estaciones (Cajachina, La Habana, 2009) y el volumen de relatos Sol
negro (Unión, La Habana, 2011), abordaron un tema que era totalmente
inédito en nuestra literatura: el universo carcelario de la mujer, el
mundo de las prisiones cubanas para mujeres. Historias entretejidas a
partir del cuerpo, los deseos, las palabras de un grupo de presas, que
terminan siendo descarnadas reflexiones sobre el machismo, el poder, el
control, la vigilancia y la violencia estatal.
El realismo irradiado
Abel Fernández-Larrea (La Habana, 1978) no es exactamente un narrador
realista, tampoco Cuba es el contexto de sus ficciones. Aunque sus
personajes sean niños, adolescentes y adultos que bien podrías encontrar
en un barrio o ciudad cualquiera, aunque se interese por modelar la vida
de personas enfrascadas en concretar un sueño o la franca derrota, Lo
Real en sus textos sufre una suerte de irradiación.
Es el autor de los libros Absolut Rötgen (Cajachina, La Habana, 2009) y
Héroes de la clase obrera (Unión, La Habana, 2013). Ya sea el desastre
nuclear de Chernóbil y su efecto en la vida de los trabajadores de la
Central, en el primer título, o el retablo de perdedores que no se
reconocen como tal y que son los "héroes" de su segundo libro cuyo
escenario es una ciudad norteamericana, el absurdo, la hilaridad,
incluso aquello que bien podríamos catalogar como fantástico contaminan
sus piezas narrativas.
De ángeles y demonios
Leer a esta narradora y poeta es acercarse al estado casi puro de los
elementos. Anisley Negrín (Santa Clara, 1981) ha ido horadando en la
piel de sus personajes para llegar a su centro. Aunque el espacio social
y político incida en el devenir de los personajes de sus textos, su
espacio de acción en tanto escritora es el individuo. Niños, jóvenes y
adultos son diseccionados para acceder al ser todavía intocado,
transformado; el amor, la candidez, la violencia en su estado larval en
caso de que esa condición primigenia sea posible sin la acción de
agentes externos. ¿Ángeles o demonios?, en esa lección de anatomía se
descubren las máscaras y corazas o las maneras en que sus personajes
camuflan sentimientos y estados de ánimo.
Entre otros, ha publicados los libros de cuentos Sueños morados/sueños
rojos (Sed de Belleza, Santa Clara, 2008), Temporada de patos (Cauce,
Pinar del Río,2008), Diez cajas de fósforos (Unión, La Habana, 2009) y
Todos vamos a ser canonizados (Sed de Belleza, Santa Clara, 2012).
De la provincia al ciberespacio
La temática rural, la vida en el campo cubano, la aridez de los pequeños
pueblos y los conflictos, miserias y frustraciones de sus habitantes, en
particular las mujeres, los niños y los jóvenes, son la materia prima
con que Yunier Riquenes (Granma, 1982) escribe sus historias. En ellas
mantiene con vida la problemática herencia de Guillermo Vidal (Las
Tunas, 1952-2004), un autor "de provincias" prácticamente desconocido
fuera de la Isla que murió con cierto estatus de culto para muchos
escritores jóvenes.
La llama en la boca (Bayamo, Bayamo, 2004), Los cuernos de la luna
(Bayamo, Bayamo, 2006), Lo que me ha dado la noche (Oriente, Santiago de
Cuba, 2007) y No apto para mayores (Caserón, Santiago de Cuba, 2012) son
algunos de los títulos publicados por Riquenes, quien además es un
excelente poeta y periodista cultural. Su sitio web Claustrofobias está
dedicado a promover lo mejor de la literatura cubana más reciente, un
proyecto que ha desbordado la plataforma virtual para insertarse en la
radio, la televisión y la producción de CD´s de poesía.
Sexo, espadas y drogas de diseño
La obra del prolífico Michel Encinosa (La Habana, 1974) puede dividirse
en tres zonas bien definidas: sus historias de guerreros, magos y reinos
antiguos, pertenecen al género de la fantasía heroica; sus relatos
ambientados en una megaurbe del futuro llamada Ofidia son
ciencia-ficción de clásico corte ciberpunk; y sus cuentos sobre cierta
fauna habanera, rockeros, escritores, noctámbulos, muchachas soñadoras y
perdidas, podrían calificarse como realismo con altas dosis de erotismo,
perversión y violencia.
Libros como Niños de neón (Letras Cubanas, La Habana, 2001), Veredas
(Extramuros, La Habana, 2005), Dioses de neón (Letras Cubanas, La
Habana, 2007), El Cadillac rojo y la gran mentira (Loynaz, Pinar del
Río, 2008), Vivir y morir sin ángeles (Unión, La Habana, 2008), Casi la
verdad (Matanzas, Matanzas, 2009) y El crimen de San Jorge (Capiro,
Santa Clara, 2011), entre otros títulos, dan fe de la poderosa
imaginación de Encinosa y de su capacidad para desarrollar distintos
registros narrativos con agudeza y eficacia. No solo es una de las
firmas ineludibles dentro del fandom cubano de la fantasía y la
ciencia-ficción, sino también uno de los narradores mejor dotados de
todos los que viven actualmente en la Isla.
Source: "(De)Generación. Un mapa de la narrativa cubana más reciente |
Diario de Cuba" - http://www.diariodecuba.com/de-leer/1386613604_6269.html
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