Publicado el domingo, 11.03.13
Miedo al 3D
ALEJANDRO RÍOS
En el comienzo no fue el verbo sino el latrocinio. Se crea el Instituto
Cubano del Arte e Industrias Cinematográficos, más conocido por sus
siglas ICAIC, y el séptimo arte se ideologiza y controla. El nuevo
régimen se hace dueño absoluto de los medios de producción y de las
cadenas de distribución y exhibición.
Luego pasó el tiempo, se acabaron las prebendas socialistas europeas, y
el país que se vanagloriaba de tener la mayor cantidad de salas de cine
por kilómetro cuadrado vio el comienzo de una decadencia indetenible y
donde ayer, por poner un ejemplo, funcionaban los espléndidos y modernos
cines REX y Duplex, de la otrora relevante calle comercial de San
Rafael, hoy aparecen dos oquedades de donde emana agua putrefacta.
En medio del período especial y sin dinero para dilapidar, quién iba
pensar en salvar las salas de cine en Cuba. Las butacas fueron cediendo,
los aires acondicionados se arruinaron y los proyectores se fundieron.
La torpe solución estatal consistió en crear pequeñas salas o
cuchitriles donde exhibir filmes en formato DVD y tratar de mantener
unas pocas salas emblemáticas como el Chaplin o Cinemateca, que no deja
de estar depauperado, el renovado cine Infanta y el otrora Radiocentro,
conocido por el combativo nombre de Yara.
Hoy entran en escena los cuentapropistas que un día se entusiasman con
las llamadas reformas, dando rienda suelta a su imaginación gerencial y
al siguiente los apabullan porque están teniendo éxito.
Primero fueron las antenas clandestinas distribuidas como redes por los
barrios para disfrutar canales de televisión del sur de la Florida,
luego los video clubs y sus películas de todo género en alquiler y ahora
las salas de exhibición, con refrigerios y aclimatación a la manera del
llamado "cine bistro".
En casas particulares se abren primorosos espacios y es entonces cuando
la nueva clase comerciante criolla decide mejorar la mercancía y llegan
las proyecciones en tercera dimensión. El público se deslumbra con la
tecnología capitalista y los testaferros y comisarios del régimen se
espantan ante tanta popularidad.
El nuevo presidente del ICAIC, quien ha heredado un imperio
desvencijado, es el primero en hablar de ilegalidades y pirateo de
filmes, porque no se pagan derechos de autor, en el mismo país donde el
Ministerio del Interior mantuvo la compañía Omnivision vendiendo videos
norteamericanos nuevos, subtitulados al español, en Latinoamérica,
durante años y donde Avatar, por poner un caso conocido, se exhibe en la
televisión nacional mucho antes que James Cameron hubiera negociado esa
eventualidad en los propios Estados Unidos.
La prensa cubana ha dedicado un extenso reportaje sobre el tema como si
se tratara de un asunto de seguridad nacional. Y se habla de que los
precios a las salas que exhiben 3D oscilan entre uno y cuatro CUC "en
dependencia de las ofertas gastronómicas". Tanta es la demanda que deben
hacerse reservaciones por anticipado.
Uno de los exhibidores explica: "Independicé la sala de la casa y le
acondicioné un televisor de 47 pulgadas, un reproductor de sonido y
video y 20 asientos".
Ya las alimañas burocráticas, sin embargo, comienzan a encimarse, claro
que siguiendo órdenes superiores, y quieren acabar con lo que ellos han
sido incapaces de proporcionar. Conspiran contra la felicidad para no
ceder el poder.
"El ICAIC –puntualiza el presidente de la institución– defiende el cine
como valor y expresión cultural que no puede arruinarse con la política
de mercado, modus operandi de estas salas por cuenta propia. Sin ser
categórico, diría que no creo que pueda existir un reconocimiento legal
a una actividad que viole la política cultural de la revolución".
Source: "ALEJANDRO RIOS: Miedo al 3D - Opinión - ElNuevoHerald.com" -
http://www.elnuevoherald.com/2013/11/03/1605006/alejandro-rios-miedo-al-3d.html
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