Saladrigas y las fronteras del castrismo
Lunes, Septiembre 3, 2012 | Por Orlando Freire Santana
LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.org -Los amigos y simpatizantes del
gobierno cubano, tanto los que residen en la isla como aquellos que
habitan allende los mares, conocen muy bien cuáles son los límites que
no pueden traspasarse para conservar el favor de las autoridades.
Comoquiera que ya no resulta muy creíble articular un discurso
totalmente laudatorio hacia un régimen tan anacrónico como el cubano,
ahora la moda entre ellos parece ser el empleo de un lenguaje más o
menos crítico, pero siempre dentro de las fronteras que referiremos a
continuación.
Si salen a la palestra los errores y desaciertos que en las distintas
esferas de la sociedad se han cometido en Cuba, los amigos del castrismo
suelen ser severos con los dirigentes intermedios, pero nunca con los
ubicados en las altas esferas del poder, y mucho menos con los
integrantes de la generación histórica de la revolución. Los primeros
serían los culpables de los incumplimientos, la burocracia y la lentitud
en la solución de los problemas; mientras que a los otros, en especial
la "invicta" generación histórica, les corresponde el mérito de haber
llevado a la práctica los procesos de rectificación que han impedido el
colapso del castrismo.
En el plano político-ideológico, los seguidores de la revolución cubana
reconocen con frecuencia la necesidad de cambios que posibiliten una
participación más efectiva de la ciudadanía en la vida política de la
nación, así como la eliminación del secretismo que afecta a los medios
informativos oficialistas. En ese sentido abogan por la renovación del
Partido Comunista y el mejoramiento de las estructuras del Poder
Popular, además de que los periodistas adeptos al gobierno tengan un
mayor acceso a las fuentes de la información. Sin embargo, si a alguien
se le ocurre reclamar la instauración de un sistema multipartidista, o
mecanismos que garanticen de verdad el libre flujo informativo, entonces
lo calificarán de contrarrevolucionario o agente del imperialismo yanqui.
Otro tanto sucede en el terreno económico. Dos observadores pueden
coincidir en señalar las penurias que afronta la población, las
insuficiencias de la agricultura, la difícil situación de las finanzas
externas del país, la merma del transporte público, los precios
minoristas que no descienden, y el mal trabajo de las empresas y
entidades estatales. La distinción sobreviene en el momento de
considerar quién ha sido el responsable de tales anomalías. Los que
miran hacia el "bloqueo" económico de Estados Unidos, son amigos de la
revolución cubana. En cambio, si se argumenta que semejantes
limitaciones son consecuencias de erradas estrategias económicas,
estamos en presencia de enemigos "de Cuba". Porque, además, los
castristas se atribuyen la representación de toda la nación cubana. Los
que no comulgan con ellos son calificados de anticubanos.
He traído a colación lo anterior a propósito de la lectura de una
conferencia impartida por el empresario cubanoamericano Carlos
Saladrigas, a raíz de su más reciente visita a Cuba. La conferencia,
dictada en el Centro Cultural Félix Varela, apareció publicada en el no.
2 de la revista Espacio Laical del presente año 2012. El conferencista,
al describir brevemente el modelo económico cubano, expresó que: "Es un
modelo que ha demostrado una gran capacidad en administrar la pobreza,
pero ha sido un fracaso en crear riquezas". Se trata de una definición
salomónica que, al parecer, intenta quedar bien con Dios y con el
Diablo. Fue una lástima que ninguno de los asistentes a la conferencia
le preguntara al señor Saladrigas cuál había sido la causa de la
incapacidad del modelo para crear riquezas: el bloqueo de Estados Unidos
o las malas políticas internas. Tal vez una pregunta tan sencilla le
creara al señor Saladrigas el peor de los apuros.
http://www.cubanet.org/articulos/saladrigas-y-las-fronteras-del-castrismo/
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