Fidel Castro, Cambios
El hermano de Raúl
Raúl Castro tomó el batón en esta carrera de relevos que es cada vez más
lenta porque sus corredores son los mismos y no pueden avanzar con
rapidez: tropiezan entre ellos y se les cae el batón
Esteban Gutiérrez, La Habana | 30/08/2012 10:59 am
En las recientemente concluidas Olimpiadas de Londres, una deportista
cubana, ganadora de una medalla de oro, al llegar a La Habana, fue
entrevistada por la prensa nacional. La joven de solo 22 años, muy
contenta y con razón, dedicó su título olímpico a su familia, al pueblo
cubano, "a mi presidente Raúl y a su hermano Fidel Castro". Muchos
deportistas ni siquiera los mencionaron, a ninguno de los dos. No es la
primera vez que sucede algo así, y es lógico. Las nuevas generaciones se
han ido acostumbrando a la ausencia de Fidel y a la presencia de un
nuevo presidente, Raúl.
Fidel Castro, el "líder indiscutible de la Revolución y Comandante en
Jefe" ha pasado a ocupar un segundo plano y a ser "el hermano de". Ya no
recibe a ningún mandatario, no salen sus fotos, no reflexiona. Sus
últimas "mini-reflexiones" provocaron desconcierto en muchos y
carcajadas en otros. Hasta los más críticos del Gobierno se preguntaban
cómo era posible que no hubiera nadie al lado del ex invencible
comandante que lo quisiera un poquito y que impidiera la publicación de
esos desatinos. Incluso se convirtió en una especie de diversión
nacional, cada vez que salía uno de esos incoherentes textos, sentarse
delante del televisor para disfrutar de la cara de los pobres locutores
que tenían que leer aquello con un tono solemne y enérgico.
Entonces, ya no está Fidel, la historia no podía haberle hecho una
trastada peor. Se dice que está decrépito, en un estado lamentable de
demencia senil. Es triste, sin dudas, un final así, para cualquiera y
nadie debe alegrarse de ello. Un anciano demente es un espectáculo
desolador, sea quien sea, pero la vida es así, implacable, igual que el
tiempo: no perdona.
Raúl Castro tomó el batón (para usar un término deportivo de moda) en
esta carrera de relevos que es cada vez más lenta porque sus corredores
son los mismos y no pueden avanzar con rapidez ni efectuar los cambios
correctamente: tropiezan entre ellos y se les cae el batón. Pero a
diferencia de lo que sucede en las competencias de campo y pista, a
ellos nunca los descalifican. Siguen dándole la vuelta a la pista,
vueltas a lo mismo, no ganan nada, solo tiempo.
Muchos, al principio del "reinado" de Raúl, tuvimos esperanzas:
¡podríamos tomarnos un vaso de leche al día!, ya eso era una verdadera
proeza. Pero el vaso de leche nunca llegó. Es cierto que Raúl le ha dado
un poco de agua a las fichas del dominó, ha flexibilizado un poco la
economía, pero todo con mucha tibieza y lentitud, "sin pausa pero sin
prisa", siempre acota. El famoso gatopardismo parece ser la piedra
angular del sistema socialista cubano: cambiarlo todo para que todo
permanezca igual. Siguen con la cantaleta del partido único y hay que
soplarse la engolada voz del "general presidente" cuando afirma que no
renunciaremos a nuestro sistema de gobierno unipartidista, el más
democrático del mundo. Y no acaban de reconocer que eso es, justamente,
lo que tienen que cambiar. Si en un núcleo familiar de, digamos, cuatro
personas, todos tienen opiniones diferentes y soluciones diversas a un
mismo problema, es imposible pensar que en una asamblea nacional todos
los acuerdos se tomen por unanimidad. Eso no hay quien se lo crea, ni
ellos mismos.
Hace poco Raúl Castro dijo públicamente, respondiendo a un comentario
sobre los bajos salarios de los médicos, que era cierto que eran bajos
pero que "los salarios de todos son bajos", como si él y sus
octogenarios compañeros dependieran de alguna forma de retribución
monetaria para vivir. Hace años que no saben lo que es meterse la mano
en el bolsillo y preguntarse si les alcanzará el dinero para comprar
algo. El caso del personal médico es el mismo de absolutamente toda la
población: el salario no alcanza. Pero en la salud pública tiene
consecuencias, literalmente, fatales. Ahora han salido a la luz casos
escandalosos de corrupción en ese sector. Al director del hospital
Calixto García lo sacaron esposado, igualito que a un delincuente común.
Se dedicaba a hacer operaciones de todo tipo en el hospital, en las
noches, y las cobraba, ya fuera a cubanos como a extranjeros. ¿Usted se
ha puesto a pensar cuántas personas tienen que intervenir en una
cirugía?, ¿es que acaso es posible hacer eso y que nadie se dé cuenta?
Pero esto es algo que viene sucediendo hace mucho, mucho tiempo. En una
de esas intervenciones kilométricas, en 2005, si mal no recuerdo, Fidel
hizo referencia al caso de un cirujano que había realizado una operación
clandestina en el hospital oncológico, cobrándola, por supuesto, y la
mujer había fallecido. El Comandante dijo que el médico merecía ser
fusilado, aunque enseguida añadió: "pero no se preocupen, no lo vamos a
hacer, ya recibió su condena".
Ahora algunos de los protagonistas históricos de este largo disparate
han empezado a reconocer que hubo errores y que se hacen responsables de
ellos. En el colmo no sé si del cinismo o ya de la demencia senil que le
provoca cierta amnesia, Alfredo Guevara afirmó en el programa Portada,
difundido por la Televisión Española que "esta apertura es un retorno a
la libertad, a las libertades que no debieron ser nunca mal vistas".
¿Retorno a qué libertades?, si siempre hubo censura. ¿Mal vistas?, ¿no
sería más correcto decir reprimidas, penalizadas, amordazadas? ¿Y cómo
es, según Guevara, ese retorno?, ¿dónde está la prensa libre, no
oficial, donde las personas se puedan expresar, verdaderamente, con
libertad?, ¿en qué organización independiente se puede discrepar sin
correr el riesgo de ser acusado de traidor y mercenario? Si el actual
Gobierno cuenta, como ellos dicen, con el apoyo mayoritario de la
población, ¿cuál es el miedo a que unos "grupúsculos" opinen diferente?
Raúl y su hermano están cortados por la misma herrumbrosa tijera.
Deberían sustituir la "pausa" por el "fast forward" y apurarse un poco.
"El cuartico seguirá igualito" hasta que no aprendan a efectuar los
cambios con eficacia y rapidez y dejar que un verdadero relevo, no solo
de personas sino también de ideas, avance en esta carrera maratónica que
dura ya 54 años. Tiempo para "entrenar" han tenido de sobra.
http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/el-hermano-de-raul-279682
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