Cuando la soberanía es mal empleada
Jueves, 30 de Agosto de 2012 13:35
Escrito por Wilfredo Vallín Almeida
Cuba actualidad, La Víbora, La Habana, (PD) La soberanía es un concepto
que se puso en práctica especialmente después de la Paz de Westfalia.
Según éste, cada Estado resulta su propio soberano, es decir, su
gobierno es la máxima autoridad en el orden interno y externo de la
nación, sin otro poder que lo sobrepase. Así, tomará sus propias
decisiones en todo lo que tenga que ver con sus instituciones, leyes
interiores, orden social, propiedades, etc.
El Estado soberano será visto como un igual por los otros Estados, que
no podrán ni obligarle ni imponerle normas o actuaciones que él por sí
mismo no acepte de buen grado.
La soberanía devendría con el tiempo en el recurso "legal" que
utilizarían los gobiernos para obstaculizar cualquier intento de otro
Estado u organización internacional de opinar siquiera sobre la
situación interna de los países de la comunidad internacional, lo cual
estos repudian como una intromisión en los asuntos internos de las
naciones soberanas para decidir por sí mismas.
Este concepto perduraría -sin modificaciones ni otras interpretaciones-
durante muchísimo tiempo. En virtud del mismo, los gobiernos pueden,
mediante el empleo de procedimientos sutiles o de la fuerza bruta,
someter, avasallar y hasta masacrar a sus propios ciudadanos para
mantener su poder a toda costa, como ocurrió recientemente en Libia y
vemos ahora en Siria.
Serían necesarios siglos y mucho dolor y sangre derramada por cientos de
miles de personas para que otro concepto renovador viniera a ponerla en
entredicho. Dos guerras mundiales harían falta para que una nueva
concepción del hombre y de su importancia sobre la tierra cambiara las
cosas a pesar del rechazo de los amantes a ultranza de la "soberanía".
Esa nueva concepción tendría el nombre de Organización de Naciones
Unidas. Su manifestación más clara del reconocimiento de la importancia
del individuo y de sus derechos inalienables serían sus Pactos de
Derechos Civiles y Políticos y de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales.
Ante la terrible fuerza moral y el tremendo poder renovador de esos
documentos internacionales, algunos Estados miembros de la ONU, que en
realidad no comulgan con pactos semejantes, maniobran entonces para
aparentar aquiescencia mientras tratan desesperadamente de rehuirlos de
todas las maneras posibles, entre las cuales figura no referirse a ellos
para nada en el interior de sus países.
Esto ocurre sobre todo cuando los ciudadanos empiezan a exigir a sus
gobiernos la adopción de tales pactos como forma auténtica de democracia
participativa para sus pueblos. Y eso es precisamente lo que empezamos a
ver en Cuba, miembro de la ONU y partícipe de su Consejo de Derechos
Humanos de Ginebra.
Para Cuba actualidad: vallinwilfredo@yahoo.com
http://primaveradigital.org/primavera/cuba-sociedad/la-consulta/5067-cuando-la-soberania-es-mal-empleada.html
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