Lunes, Enero 2, 2012 | Por Aleaga Pesant
LA HABANA, Cuba, enero, www.cubanet.org -Si para la seguridad de la
navegación aérea internacional el 11 de septiembre del 2001 marca un
antes y un después, para la seguridad marítima de la bahía de La Habana,
el verano de 1994 define el fin de una época. Sobre todo a la hora de
cruzar el mar hacia Regla o Casablanca, algo que siempre fue un paseo
para los habitantes de la urbe.
Durante parte importante de la república y hasta la década del 90, del
siglo XX, existió un transporte público marítimo que comunicaba a la
urbe en crecimiento a través de la bahía. La Lanchita de Regla, fue un
paso en la intercomunicación de la ciudad en expansión.
También comunicaba La Habana con la comunidad de Casablanca, en las
faldas de la Loma de la Cabaña, al otro lado del canal de entrada de la
rada, desde donde salía el tren de Hershey hacia Matanzas, un popular
medio de transporte que continuó vigente aun después de construirse el
túnel de la Bahía y la Vía Monumental, una especie de pasillo que
comunica a la ciudad con las Playas del Este y Matanzas, la llamada
Atenas de Cuba.
Era tan fácil, agradable y barato montar en la "lanchita", y tan ágil el
servicio, que muchos pagaban el pasaje por el mero gusto de darse el
paseo. Sin restricciones, ni regulaciones, ni carteles que impidieran
el paso por esto o por aquello. Solo los perros tenían prohibido navegar.
Durante la gran crisis, que el gobierno bautizara eufemísticamente
Periodo Especial, en la década del noventa, subían a la lancha, junto a
los pasajeros, bicicletas y hasta motos. Apretados, unidos. El concepto
del "paseo en la lanchita" fue suprimido, ante la incertidumbre de no
saber cuándo se podría regresar.
Llegó el duro verano del 94. Los cubanos desesperados huían de la isla
en cualquiera objeto flotante y apenas navegable, y la lanchita de Regla
resultó desviada en no menos de tres ocasiones.
Desde entonces todo cambio. Rigurosos controles policiales te reciben
al llegar al muelle embarcadero. Policías con detectores de metales y
funcionarios de la seguridad marítima registran bolsos, carteras y
mochilas. Un auto policial permanece parqueado frente a la entrada del
muelle.
La lancha hacia Casablanca nunca más salió del muelle ubicado frente a
la Plaza de Armas, en un recorrido que no duraba más de cinco minutos.
Ahora sale desde el Muelle de Caballería, de donde se va hacia Regla y
con un intervalo entre botes que puede durar una hora.
De niño, mi papá solía llevarme a un paseo barato y muy ameno, montado
en la lanchita de Regla. Intentar hacerlo hoy con mis hijos es algo tan
difícil como tratar de explicarles que antes era muy diferente, y los
motivos que hoy tanto lo dificultan.
http://www.cubanet.org/articulos/la-seguridad-maritima-y-la-belle-epoque/
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