¿Fidel, salvador del mundo?
Roberto Álvarez Quiñones
Los Ángeles 09-01-2012 - 4:08 pm.
Quien exigía un golpe nuclear en 1962 quiere aparecer ahora como
consejero mundial de paz.
Si hay alguien que no debe presentarse como un filántropo amante del
género humano que lucha por evitar una posible guerra global atómica
devastadora, ése se llama Fidel Castro Ruz, el hombre que en octubre
de 1962 propuso al primer ministro Nikita Jruschov que la Unión
Soviética lanzara un primer golpe atómico contra Estados Unidos, en un
acto de irresponsabilidad inaudita como jefe de Estado.
Sin embargo, el aún activo comandante en materia política internacional
—recibe a presidentes en su residencia— en sus "reflexiones" asume
ese papel de cancerbero de la paz mundial y advierte sobre los
peligros de una conflagración atómica provocada por Israel o Estados
Unidos y no por Irán, cuyo presidente visitará la Habana próximamente.
En su reciente artículo titulado La marcha hacia el abismo, luego de
afirmar que Washington y sus "poderosos e incondicionales aliados"
conducen al mundo a una catástrofe atómica, Castro destaca que "es deber
elemental de todas las personas serias y cuerdas, que son millones,
luchar para posponer y, tal vez impedir, ese dramático y cercano
acontecimiento en el mundo actual".
Tan mala memoria no tiene la comunidad mundial como para olvidar que
fue Castro quien autorizó a Moscú a emplazar en territorio cubano
decenas de misiles SS-4 y SS-5, estos últimos con alcance de hasta
5.000 kilómetros, y que le sugirió al líder soviético que lanzara
sus cohetes intercontinentales nucleares contra el territorio
estadounidense. Es el único humano que sugirió algo así jamás.
A cambio de aquella irresponsable decisión, Castro de hecho comprometió
a la URSS a que mantuviera económicamente su régimen
marxista-leninista de por vida, lo "protegiera" de un posible ataque
de EE.UU, pero convirtió a Cuba en el único país de América Latina con
armas nucleares, con lo cual colocó al pueblo cubano —sin comerla ni
beberla, como se dice en criollo— en el centro de la confrontación
Este-Oeste.
Quienes en Cuba vivimos "en directo" la Crisis de Octubre, como se le
llamó en la Isla, recordamos que Castro declaró en la TV que la nación
cubana estaba dispuesta a inmolarse en un infierno atómico antes de
ceder a las presiones "yanquis" para que fuesen retirados de Cuba los
cohetes nucleares soviéticos, si antes EE.UU no se retiraba de la base
naval de Guantánamo (uno de los llamados "Cinco Puntos de Fidel"). Y al
acordar el presidente John F. Kennedy y Jruschov la retirada de los
misiles se corrió la voz de que fue el propio Castro quien lanzó, o
alentó, una frase que se repetía de San Antonio a Maisí: "Nikita,
mariquita, lo que se da no se quita".
No somos pocos los que al emigrar nos hemos quedados asombrados al
descubrir en artículos, documentos de archivos, películas y
documentales, cuán cerca estuvo realmente el mundo de una guerra
atómica que pudo haber significado la desaparición del pueblo cubano y
un holocausto para la civilización toda.
Al insinuar que son Israel o Estados Unidos quienes pueden causar una
guerra nuclear, incluso contra Rusia, Castro intenta aliviar las
presiones contra su aliado Irán encaminadas a impedir que construya
bombas atómicas. Con esas armas Teherán sí sería un gran peligro
planetario, pues el presidente persa, Mahmaoud Ahmadinejad, insiste en
que hay que "borrar a Israel de la faz de la Tierra".
Fidel manipula la realidad. En primer lugar, un ataque contra Irán, por
parte de Israel o EE UU para destruir sus instalaciones nucleares no
sería atómico, sino convencional. El eventual ataque tendría lugar
antes de que Irán tuviese armas nucleares. Y no es lógico que a un
ataque con armas convencionales alguna potencia nuclear que saliese
en defensa del régimen de los ayatolas responda con una agresión
atómica contra Israel o EE UU, incluido Pakistán, la única nación
musulmana con bombas atómicas.
En caso de un golpe nuclear de Irán contra Israel, sí cabría esperar
una respuesta nuclear de Israel, si conservase esa capacidad, o
incluso de EE UU, aunque menos probable. Aun así es muy difícil
suponer que entonces Moscú y Beijing atacarían a EE UU o Europa en
solidaridad con Irán.
Primer golpe atómico
Con respecto a al "altruismo" de Fidel para evitar la guerra, vale la
pena repasar un poco la historia. En octubre de 1992 asistí como
periodista a una conferencia en La Habana convocada por él al
cumplirse 30 años de la Crisis de los Misiles. Entre los participantes
estaban Robert McNamara, secretario de Defensa de Estados Unidos en
1962; Arthur Schlesinger y Richard Goodwin, asesores del presidente
Kennedy; el general William Smith, coordinador de las fuerzas de
EE UU declaradas en alerta nuclear; dos altos jefes de la CIA; los
generales Anatoly Gribkov, jefe de las fuerzas soviéticas en Cuba, y
Georgi Voronkov, jefe de las baterías de cohetes antiaéreos
soviéticos SAM en la Isla; Serguei Jruschov, hijo del gobernante
soviético e historiador que conservaba documentos muy reveladores de
su padre; y varios generales cubanos.
En un momento de la conferencia, McNamara le pidió a Castro que
comentara algo sobre la sugerencia que le hizo a Jruschov de que Moscú
debía dar el primer golpe atómico.
Castro, muy molesto, y haciendo un esfuerzo para no dar puñetazos en la
mesa, respondió: "Eso es falso". Dijo que eso era una
tergiversación de los hechos por parte de los medios occidentales.
Pero seguidamente se contradijo al admitir que él envió con el
embajador soviético en Cuba, Alexei Alexéiev, una carta a Jruschov en
la que le dijo que si EEUU invadía a Cuba la guerra nuclear era
inevitable y que, por lo tanto, la URSS debía dar el primer golpe
nuclear antes de que lo hiciera EE UU.
McNamara respondió que haber lanzado ojivas nucleares contra EEUU
en respuesta a una invasión convencional a Cuba habría sido una
respuesta desproporcionada que desataría una guerra nuclear
apocalíptica que habría acabado con los cubanos.
El dictador ripostó que la "dirigencia cubana" (léase Castro)
consideraba que una invasión a Cuba era el comienzo de la Tercer
Guerra Mundial, que la URSS debía atacar primero, y que el pueblo cubano
estaba dispuesto a desaparecer.
Tres días después de recibir la carta, el 30 de octubre de 1962, en una
reunión en el Kremlin con una delegación de Checoslovaquia, Jruschov
mostró su asombro acerca de que "seamos nosotros los primeros en iniciar
una guerra atómica". Cuando el líder soviético publicó sus memorias
luego de ser destituido en 1964, señaló: "Solo una persona que no tiene
idea de lo que significa una guerra nuclear , o que está enceguecida
por la pasión revolucionaria, como sucede con Fidel Castro, puede hablar
de ese modo…"
En resumen, Fidel Castro no tiene mucha credibilidad que digamos como
luchador por la paz.
http://www.diariodecuba.com/opinion/8985-fidel-salvador-del-mundo
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