Jueves, Diciembre 1, 2011 | Por Tania Díaz Castro
LA HABANA, Cuba, diciembre, www.cubanet.org -Cindy Sheehan es una
norteamericana que no sabe lo que dice, está mal informada en asuntos de
historia y política, o prefiere no saber demasiado.
Es una infeliz mujer que en 2004 perdió en Iraq a su hijo, un soldado
del ejército estadounidense. A partir de ese momento Cindy se convirtió
en una luchadora pacifista, opuesta a la política exterior de su país,
que llegó incluso a pedir el enjuiciamiento del entonces Presidente
George W. Bush.
Cindy pudo, junto a doscientas personas más, caminar desde el cementerio
de Arlington hasta la oficina del Comité de Asuntos Judiciales de la
Cámara Baja de Estados Unidos, sin que la policía los interrumpiera. En
Cuba, quienes intentan demostrar sus discrepancias con el régimen en las
calles, reciben palizas de la policía política.
Pero eso a Cindy no le interesa y viaja a Cuba, donde precisamente una
dictadura totalitaria la recibe con los brazos abiertos y le dedica una
página completa en la prensa, propiedad toda del régimen. Por estos días
ella ha vuelto a Cuba y junto a las cinco madres de los cinco espías
cubanos presos en Estados Unidos, ha gritado por las calles pidiendo
libertad para los espías.
Al parecer, no sabe que en Cuba hay cientos de miles de madres que
lloran la muerte de sus hijos en las guerras lejanas e inútiles de Fidel
Castro, a las que fueron enviados contra su voluntad, como reclutas del
Servicio Militar Obligatorio, a diferencia del hijo de Cindy, que se
alistó en el ejército norteamericano voluntariamente, quizás pensando
que obtendría todas las ventajas que la institución ofrece sin tener que
ir nunca a la guerra.
Tampoco parece saber Cindy, o al menos no le importe, que hay muchas
otras madres cubanas que lloran también a sus hijos fusilados, o
devorados por los tiburones en el Estrecho de la Florida. Y muchas más
que tienen a sus hijos vivos, pero ausentes tras ser desterrados o
forzados a partir por la falta de oportunidades y libertades, condenados
a un exilio que ya dura más de medio siglo. Yo misma soy una de esas
madres que tienen a sus hijos distantes, tres en mi caso.
Pero Cindy sólo tiene ojos y oídos para su sufrimiento y el de las
madres de los cinco espías. El resto de las madres cubanas no cuenta
para ella. ¿Será acaso que Cindy Sheehan es una mujer de sentimientos
restringidos, de estrecho corazón?
Ella cuenta que la misma ¨izquierda¨ que apoyó, llegó a calumniarla, a
darle de lado y que ha gastado hasta su último centavo en tratar de que
en su país -según ella, un país al que no ama-, haya justicia y paz.
Dice a la prensa cubana que allá, en Estados Unidos, Cindy no se siente
segura, que ha recibido amenazas de muerte, que en Cuba recarga las
baterías para mantener un programa radial que dirige y conduce; por
supuesto, sin jamás mencionar que Cindy puede mantener su programa
gracias a que en su país hay total libertad de expresión.
Aquí, amiga Cindy, los más de cien periodistas independientes que
escribimos para la prensa libre del mundo, jamás podríamos tener un
programa en la radio cubana, ni escribir para ella.
Y si le gustan tanto las dictaduras de izquierda, quiero hacerle una
proposición: ¿Por qué no se muda a Cuba? Es más; ya que somos dos
ancianas infelices, ¿por qué no intercambiar nuestras viviendas?. Usted
viviría feliz en mi casa, en Cuba, y yo en la suya. Aquí podrá tener
todos los programas de radio que quiera –siempre que los dedique a
apoyar a nuestra dictadura, algo que, de cualquier modo, es lo que a
usted le gusta; y yo podría quizás, morir cerca de mis hijos. ¿Qué le
parece?
http://www.cubanet.org/articulos/una-proposicion-a-cindy-sheehan/
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