Martes, Diciembre 27, 2011 | Por René Gómez Manzano
LA HABANA, Cuba, diciembre, www.cubanet.org -La alocución hecha por el
actual presidente Raúl Castro el pasado viernes ante la Asamblea
Nacional ha provocado a un tiempo decepciones y esperanzas.
Las desilusiones se centran en el tema migratorio. Agencias de prensa
internacionales anunciaron la libre salida y entrada de los cubanos,
pero el orador se limitó a reafirmar "la invariable voluntad de
introducir paulatinamente los cambios requeridos en esta compleja
temática". Algo así como advertir que se hará poco, y tarde o nunca.
Al propio tiempo, cambió el discurso oficial, que daba por sentado el
apoyo de "todo el pueblo" al castrismo. Ante los testarudos hechos, el
Presidente, haciendo honor a su segundo nombre (Modesto), afirmó con
modestia que ese hipotético respaldo se refiere sólo a "la mayoría de
los cubanos". No es que esto último sea cierto, pero se aleja un poco
menos de la realidad.
Este reconocimiento vergonzante de que un número apreciable de
ciudadanos no apoya al régimen, contradice la repetida caracterización
de la disidencia como "un puñado de mercenarios". Se insiste en
considerar a los cubanos como una especie de subnormales que, para
expresar su inconformidad con la situación que sufren en carne propia,
necesitan recibir órdenes y pagos del extranjero.
Las esperanzas motivadas por la alocución se centran en las
excarcelaciones. Por supuesto que el anuncio de la liberación de "más de
dos mil novecientos sancionados" —a los que se suman otros que serán
soltados por los órganos represivos—, tiene que ser acogido
favorablemente por la opinión pública. Hay que recordar que la
proporción de presos en nuestro país es de las más elevadas del mundo.
Lo anterior es cierto pese a la baja virulencia relativa de nuestra
delincuencia. Aunque en los últimos tiempos se incrementaron el crimen
organizado y la violencia letal —especialmente entre los jóvenes—, es
evidente que no existe comparación posible, en este terreno, con países
como Estados Unidos o algunos de Nuestra América.
Pese a ello, las organizaciones independientes que monitorean el número
de encarcelados manejan datos extraoficiales (únicos disponibles, pues
el gobierno no publica informaciones al respecto) del orden de los
ochenta mil.
En ese contexto, es natural que la cifra de casi tres mil despierte
ilusiones, pese a representar menos del cuatro por ciento del total. Hay
que decir que el elevado número de cautivos se debe sobre todo a la
severidad extrema de las leyes vigentes y de los tribunales que las
aplican, los que —por poner un solo ejemplo— castigan con mayor rigor el
sacrificio de una res que el de un ser humano.
Por ende, las liberaciones ahora anunciadas constituirán apenas una
rectificación parcial y tardía de algunas de las injusticias cometidas
por las autoridades comunistas durante decenios.
Es bueno subrayar que los excarcelados serán agraciados por indultos,
mecanismo que los castristas sólo emplearon en la segunda mitad de los
años ochenta del pasado siglo, cuando más de tres mil compatriotas
sancionados por delitos políticos fueron favorecidos de ese modo, en lo
que constituyó el prólogo al primer diálogo "La Nación y la Emigración".
Al ser indultados, estos nuevos beneficiados se diferenciarán de presos
de conciencia liberados en años recientes, como los miembros del Grupo
de los 75, quienes están en la calle en base a licencias extrapenales
que pudieran ser revocadas en cualquier momento, pues sus injustas
sanciones continúan vigentes.
Al propio tiempo, el Presidente anunció la excarcelación de 86
extranjeros de 25 países, aunque "bajo la condición previa de que los
gobiernos de sus naciones de origen acepten su repatriación".
Aquí se refleja la arbitrariedad con que tratan a sus súbditos los
castristas: Como no reconocen el derecho de todo cubano a regresar a su
tierra, plantean a las autoridades foráneas, como supuesta "condición",
que acepten el reingreso de sus nacionales, cosa a la que ellas no
pueden negarse, por ordenarlo así sus leyes.
Esperemos que este nuevo anuncio del general Raúl Castro permita liberar
a los presos políticos y mitigar la represión al delito común, así como
excarcelar a extranjeros que han despertado grandes cuestionamientos,
entre los que se destaca el norteamericano Alan Gross, víctima inocente
del diferendo con Estados Unidos.
http://www.cubanet.org/articulos/excarcelaciones-anunciadas/
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