Rogelio Travieso Pérez
La Habana (PD) Cincuenta países, entre ellos Cuba, se reunieron el 26
de junio de 1945 en San Francisco, California, Estados Unidos, y
firmaron la Carta Magna de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
En octubre de ese año, dejaron constituida dicha organización, la cual
desde entonces es el foro donde los estados miembros ventilan los
asuntos más candentes del escenario internacional.
Dentro de los fines de la ONU se encuentran:
- La preservación de la paz y la seguridad internacionales.
- Fomentar y consolidar las buenas relaciones entre los Estados.
- Promover la solución, por métodos pacíficos, de los diferendos que
surjan entre los Estados miembros, ya sean de naturaleza política,
económica, social o medio ambiental.
- Promover y salvaguardar la preeminencia de los derechos humanos y las
libertades fundamentales.
Cincuenta y cinco naciones, entre ellas Cuba, firmaron el 10 de
diciembre de 1948 la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Un
número significativo de países miembros de la ONU asumen dicho documento
como algo innato al ser humano, por ello es condenable que gobiernos
como el cubano se escuden tras diferencias políticas, económicas,
sociales y culturales, para violar o desconocer algo que es prerrogativa
de todos los ciudadanos dentro de las sociedades democráticas y libres.
Gobiernos como el de Cuba, Irán, Siria, Myanmar, Zimbabwe, Corea del
Norte, para citar algunos de los más represivos y dictatoriales, se
creen por encima del respeto de la condición ciudadana de sus
respectivos pueblos.
Estos regímenes despóticos desconocen que los derechos ciudadanos están
por encima de su antidemocrática manera de gobernar y su particular
visión de la soberanía nacional.
Por eso forman algarabía y rabietas escudados tras el principio de no
intervención; tenemos los casos de su total solidaridad con el derrotado
gobernante Muammar al-Gaddafi, de Libia, y su apoyo público al asesino
presidente de Siria.
Esta ha sido y es su respuesta cuando instituciones como la ONU o la
Liga Árabe, ponen en marcha mecanismos dirigidos a la protección de los
derechos de sus pueblos, sometidos y reprimidos inmisericordemente.
El próximo 10 de diciembre se conmemoran 63 años de la puesta en vigor
de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Desde ese entonces
al presente han ocurrido importantes acontecimientos dirigidos a la
defensa de la democracia, la libertad y el pleno ejercicio de las
libertades políticas, económicas, culturales y sociales.
Si bien Cuba fue firmante de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos de la ONU, todavía el pueblo cubano continúa en espera de que el
gobierno cubano ratifique estos pactos.
En cuanto al desconocimiento y la violación por las autoridades cubanas
de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, es frecuente que
aquellos que posean la Declaración y la hagan pública, corran el riesgo
de ser detenidos y encarcelados, por el delito de cometer actos subversivos.
Una muestra de ese doble rasero lo tenemos en el desconocimiento y
violación del artículo 12, que señala: "Nadie será objeto de ingerencia
arbitraria en su vida privada, su familia, su domicilio y su
correspondencia ni de ataque a su honra o a su reputación. Toda persona
tiene derecho a la protección de la ley contra tales ingerencias y ataques."
Algo similar sucede con el artículo 13 que señala que "toda persona
tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el
territorio de un Estado."
Por último, el articulo 19 refrenda que "los individuos tienen derecho a
la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser
molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir
información y opiniones y el de difundirla sin limitación de frontera,
por cualquier medio de expresión."
La prensa oficial, con el propósito de desviar la atención del público,
le da gran cobertura a las manifestaciones de los indignados en España,
Inglaterra y los Estados Unidos, algo que es normal en esos países,
donde las autoridades respetan los derechos de sus ciudadanos a expresar
su inconformidad y rechazo a las políticas que ellos estiman que les son
perjudiciales.
Si es así lo que la prensa gubernamental divulga, ante esta realidad
muchos se preguntan por qué en Cuba no hay indignados. ¿Será que los
cubanos no son como las demás personas, sino que aceptan resignados los
atropellos, abusos y arbitrariedades que comete el gobierno contra ellos?
primaveradigital@gmail.com
*Asesor político del Partido Solidaridad Democrática
http://primaveradigital.org/primavera/politica/54-politica/2801-derechos-violados-y-olvidados
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