La censura contra los intelectuales en Cuba (II)
Segunda parte y final de una serie de artículos
Marlene Azor Hernández, México DF | 29/11/2011
La doble censura contra el campo intelectual ha producido una serie de
tendencias en el discurso intelectual al interior de la Isla.
El desplazamiento en el tiempo y el espacio:
Es más sano, provechoso y fructífero ocuparse del siglo XIX cubano que
del siglo XX o el XXI. Investigando el siglo XIX se puede realizar un
trabajo serio y profundo, con mínimas restricciones políticas.
Igualmente resulta productivo dedicarse al análisis del capitalismo
mundial, tema que permite demostrar una capacidad crítica y un
entrenamiento intelectual considerables mientras que ocuparse de la
actualidad del país es un "campo minado". Un querido colega cubano me
decía en una ocasión que la censura nos obligaba a ser esquizofrénicos
en la producción intelectual, es decir nos obligaba a hacer una
"ruptura" con la realidad a la hora de escribir y publicar.
La impronta ideológica en la producción intelectual
La producción intelectual está obligada a hacer una especie de
"genuflexión" ante el discurso oficial de turno y "bendecir" las
políticas públicas, sean económicas, políticas, sociales o culturales,
de los últimos 50 años. Si algunos señalamientos se hacen, el
intelectual debe dejar claro desde el inicio su filiación política. Si
se atreve a hacer una crítica articulada y profunda de la totalidad
social es considerado por sus colegas o un "loco" o un "agente de la
seguridad del estado" y por lo tanto comienza el proceso de "excomunión"
de la comunidad intelectual, por parte de sus propios colegas.
La penetración del discurso oficial en las Ciencias Sociales, convierte
en ideológicas todas las discrepancias y en posibles insultos y
diatribas entre los intelectuales, también entre los que residen en Cuba
y los que vivimos en el exterior. Así he leído una rarísima
clasificación en la cual, los intelectuales que residimos en el exterior
somos "mutantes disidentes" y los de adentro, "revolucionarios". Esta
clasificación por fronteras geográfica en la cual, solo los
intelectuales que viven en Cuba pueden lograr un estado de
"purificación", mientras los que emigran se corrompen con el mercado, es
el resultado de la doble censura, y la imposibilidad de sincerar esa
doble censura traslada la discusión a las supuestas intenciones
"malévolas" de los que residimos en el exterior.
Prohibido aterrizar en la realidad
El resultado de la censura produce un discurso intelectual que es muy
resistente a aterrizar en la realidad. Si se discute sobre la sociedad
civil, puede uno encontrar una variada gama de artículos y libros sobre
el tema, para al terminar de leer toda esa literatura no enterarse de la
sociedad civil realmente existente en Cuba.
Si lee un ensayo sobre la ciudadanía, la república y la participación
política, al terminar su lectura tampoco logra entender qué significan
para el autor estos temas. Lo que quiero apuntar es que las
restricciones producen en muchas ocasiones un discurso intelectual
innecesariamente denso, complicado y confuso; o dicho de otro modo, un
lenguaje hermético o críptico es una buena defensa para evitar la
censura. Por eso podemos encontrar introducciones enormemente largas e
innecesarias para tratar un tema y cuando llegamos a éste tratarse en
pocas líneas. Cuando por fin el autor llega a los temas de la
actualidad, su discurso intelectual respeta entonces los límites que le
impone el discurso oficial.
La demonización del pensamiento liberal
La tradición del pensamiento liberal se desecha y simplifica. Por una
parte los autores cubanos asumen el pensamiento liberal como similar al
pensamiento neoliberal, lo cual demuestra más desconocimiento que
intencionalidad y por otra se le desecha en pocas frases aludiendo a una
democracia liberal congelada en los inicios del siglo XX. Esto impide
que incluso se olvide su fuerza liberadora en la lucha contra el
pensamiento monárquico, reconocido aun por el propio Carlos Marx.
El marxismo al revés
Por obra y gracia de la censura, el marxismo en Cuba es un pensamiento
que sirve para justificar las estructuras de dominación actuales y no
para transformarlas. Uno puede leer "Epistemología de la transición
socialista en Cuba" y descubrir un texto producido en el mejor lenguaje
de los manuales soviéticos de antes de la Perestroika, donde se
justifica las estructuras verticales del Partido y el Estado cubano de
los últimos 50 años y la centralidad del poder. Al terminar, el lector
no ha podido enterarse de nada de lo que anuncia el título, pero sí
puede reconocer el discurso oficial en sus páginas. Así, uno concluye
que es mejor leer el panfleto del Granma que perder el tiempo en leer al
autor.
He leído en muchos trabajos de intelectuales que residen en el país,
frases como "la debilidad de las Ciencias Sociales cubanas", o "hacer
sociología sobre la realidad cubana no ha sido siempre una opción" y si
no fuera cubana sino de otro país, pensaría que los intelectuales
cubanos son más perezosos o negligentes o vagos por idiosincrasia y que
la sociología no se ha podido ejercer por ignorancia. Sin explicar la
doble censura contra el campo intelectual cubano, difícil será entender
para un intelectual extranjero está supuesta "irresponsabilidad nacional".
Cada vez más, honrosas excepciones se distancian de las tendencias que
he descrito. Produciendo aun en estas difíciles condiciones, varios
intelectuales se atreven a hablar de la realidad cubana actual de manera
clara, directa y con argumentos, demostrando una capacidad analítica,
crítica y articulada muy valiosa que espero se extienda poco a poco al
resto de mis colegas de la Isla.
http://www.cubaencuentro.com/opinion/articulos/la-censura-contra-los-intelectuales-en-cuba-ii-271042
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