Tuesday, February 1, 2011 | Por Oscar Espinosa Chepe
LA HABANA, Cuba, enero (www.cubanet.org) – Resulta incuestionable que el
turismo se encuentra entre las grandes potencialidades para el
desarrollo de Cuba. Desafortunadamente, esta actividad languideció a
partir de los primeros años de la revolución. La causa de la
paralización del turismo fue el temor del gobierno a la influencia de
los visitantes como vía de información al pueblo cubano, que ponía en
peligro el monopolio estatal.
Debido a las grandes dificultades económicas ocasionadas por la
desaparición del bloque soviético, a inicios de la década de los
noventa, las autoridades permitieron el ingreso a la isla de un buen
número de turistas, que pueden disfrutar de los escenarios naturales, la
cultura y una población acogedora. De manera que se ha convertido en una
de las principales fuentes de divisas, y ha propiciado una ventana al
pueblo para conocer lo que sucede en el mundo.
Los visitantes en 2010 llegaron a los 2,5 millones de personas, para un
crecimiento del 2,9%, con ingresos brutos de alrededor de 2,4 miles de
millones de dólares US, de acuerdo con la Oficina Nacional de
Estadísticas (ONE).
El gobierno cubano no publica los ingresos netos por concepto de
turismo, por lo cual es difícil evaluar con precisión sus beneficios.
Debido al pobre desarrollo de la economía cubana, se importan muchos
productos consumidos por los visitantes. Casi el 80,0% de los alimentos
necesarios en Cuba se compran en el exterior, el 45,2 % a Estados Unidos
en 2009, según la ONE. Por tanto sus agricultores están entre los
principales beneficiados por el auge del turismo en Cuba. La tendencia a
importar productos para el sector limita su crecimiento, pues con un
nivel superior de llegada de visitantes dejaría pérdidas netas en el
ingreso de divisas al país.
Los ingresos del turismo han sido bajos en comparación con el Caribe. De
acuerdo con la Organización Mundial de Turismo (OMT), en 2009 se obtuvo
1,134 dólares de ingreso por turista en el área, mientras Cuba solo
alcanzó 864 dólares, o sea un 24,0% inferior al promedio de la región.
Por otra parte, se acogió prácticamente la mitad de los visitantes que
República Dominicana, una nación mucho más pequeña que Cuba. Nuestro
país recibió el 12,2% de los turistas llegados al Caribe, así como el
9,3% de los ingresos que generaron, una participación regional que dista
mucho del potencial existente.
Existe el gran hándicap de no poder recibir turistas norteamericanos,
primera fuente mundial, a pesar de la mínima distancia geográfica. Una
razón más para procurar un ambiente de armonía entre las dos naciones.
Cuba podría recibir en el primer año entre 1-3 millones de
estadounidenses con buen poder adquisitivo. Ahora llegan cerca de un
millón de canadienses, país más distante, con una población inferior y
con menos vínculos históricos y culturales que los existentes con
Estados Unidos.
Por las medidas del Presidente Obama de abril de 2008, los
cubano-americanos deben haber sobrepasado los 320 mil visitantes en
2010, y ocupado el segundo lugar después de Canadá. En 2011, el arribo
deberá crecer, debido a la orden ejecutiva de Obama del 14 de enero, que
otorga mayores facilidades a los norteamericanos para viajar a Cuba, en
estancias de carácter cultural, académico, religioso y otros.
El impulso de los cubano-americanos en 2010 permitió el aumento del
turismo, al contrarrestar los efectos negativos de la disminución del
arribo de europeos, particularmente de españoles, que disminuyeron en
19,1%. No obstante, la elevación del pasado año estuvo por debajo del
comportamiento a escala mundial. Según la OMT, en 2010, globalmente,
creció en 6,7%, para alcanzar 935 millones de turistas, tras el descenso
del 4,0% en 2009. La recuperación en las Américas fue del 8,0% para un
total de 151 millones de llegadas. Se prevé que la tendencia continuará
en 2011, con un crecimiento global entre 4-5,0%.
El turismo es una de las actividades más dinámicas de nuestros tiempos.
Mientras en 1995 se recibieron 565 millones de visitantes en el mundo,
los estimados de la OMT para 2020 son de 1561 millones, para una tasa
de crecimiento anual de 4,1%. Perspectivas que podrían ser superadas,
teniendo en cuenta el constante aumento del turismo chino y de otras
naciones emergentes, convertidas en fuertes emisoras de turistas.
Habría que agregar los sostenidos progresos en materia de transportes y
comunicaciones, que agilizan los viajes y los hacen menos costosos en
términos relativos.
Esta actividad podría ser una de las locomotoras que impulse las demás
ramas de la economía cubana, pero para eso habría que realizar reformas
estructurales, que reduzcan radicalmente la dependencia del exterior.
Asimismo, se requiere abandonar las crispaciones en las relaciones con
Estados Unidos.
Ha existido la posibilidad de eliminar las prohibiciones de viajes de
norteamericanos por propuestas bipartidistas en la Cámara de
Representantes y el Senado norteamericanos, incluso un proyecto fue
aprobado en la Comisión de Agricultura de la Cámara. El gobierno cubano
no favoreció esa iniciativa, sino que la entorpeció con el arresto del
contratista Alan Gross, sin cargos judiciales hasta el momento, bajo
supuestas acusaciones de entrega de equipos de telecomunicaciones a
ciudadanos judíos en Cuba. Esto ha facilitado la labor de determinados
grupos políticos y empresariales en Estados Unidos para impedir
cualquier legislación que levante las prohibiciones al turismo
norteamericano en la isla, porque temen que perjudique sus intereses en
Florida y el Caribe.
Algunas personas señalan que la llegada masiva de turistas
norteamericanos no podría ser adecuadamente asimilada por Cuba, ya que
no cuenta con infraestructura ni calidad en los servicios. Como
indicamos anteriormente, en las actuales condiciones, por la acuciante
situación económica, un crecimiento elevado podría redundar en más
perjuicios que utilidades.
Para resolver esto, además de las reformas radicales, habría que
estimular una participación activa del sector privado nacional, a través
de medidas fiscales, crediticias, y flexibilización administrativa, como
se hace en muchos países. De esa forma la capacidad de hospedaje y
servicios con distintos niveles y precios aumentaría considerablemente,
ahorrándose el Estado fuertes inversiones. Se requiere también un mayor
aprendizaje de idiomas, en particular el inglés.
Debería adoptarse una tasa de cambio que equipare el peso convertible
(CUC) al dólar US. Resulta absurdo que una moneda sin valor fuera de las
fronteras nacionales, con el único respaldo de mercancías sumamente
caras, escasas y surtido muy limitado, esté tan sobrevaluada con
respecto al dólar, el euro y otras monedas fuertes. Ello encarece el
turismo y lo hace menos competitivo, además de distorsionar el análisis
económico, y no promocionar las exportaciones nacionales. La eliminación
del 10,0% de impuesto a los dólares recibidos a través de Western Unión,
es un paso positivo, pero absolutamente insuficiente, ya que debería
aplicarse también a las transacciones de la población en las casas de
cambio (CADECA).
Cuba posee magnificas condiciones para el desarrollo del turismo, pero
resultan indispensables serias reformas estructurales y la apertura a
las tendencias del mundo actual.
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