Publicado el lunes, 12.20.10
Crece ola de descontento por despidos en Cuba
Por JUAN O. TAMAYO
jtamayo@elnuevoherald.comEl draconiano plan de Cuba para despedir a un 10 por ciento de su fuerza
laboral enfrenta una gran cantidad de problemas, entre los cuales el
miedo sobre quién irá a parar a la calle no es el menor.
Economistas cubanos y extranjeros dijeron que el plan es demasiado
fuerte, y demasiado rápido. Izquierdistas radicales calificaron a Raúl
Castro como un capitalista explotador de los trabajadores y --en una
extraña coincidencia con los disidentes cubanos-- llamaron a los
trabajadores a luchar contra los recortes laborales.
Un conocido historiador y miembro del Partido Comunista alertó de un
caos social, quizás incluso un éxodo masivo, y un ex viceministro de
Trabajo advirtió que los despidos podrían violar la Constitucion.
Los trabajadores que tratan desesperadamente de mantener sus empleos
acusan a otros de corrupción. Y algunos afrocubanos y mujeres advierten
que estos sectores podrían ser los más golpeados por los recortes.
Casi nadie duda que los recortes de puestos son necesarios en un país en
que el gobierno paga los salarios del 85 por ciento de los trabajadores,
muchos de ellos en trabajos designados más o menos para mantener a la
gente ocupada en algo. Castro ha admitido que las nóminas del Estado
tienen más de un millón de trabajadores en exceso.
En sus reformas más significativas desde que sucedió en el poder a su
hermano Fidel en el 2008, Castro despedirá a 500,000 trabajadores antes
de abril y se espera que recorte a otros 500,000 a 800,000 más en tres
años. También está recortando otros gastos públicos y subsidios, y
permitiendo una expansión del sector privado con la esperanza de que al
menos 250,000 de los trabajadores recién despedidos sean capaces de
sostenerse a sí mismos.
Algunos cubanos dicen que no están tan preocupados por los recortes
laborales porque Castro ha prometido que ningún trabajador "va a quedar
desprotegido''. La isla eventualmente se las va a arreglar para pasar la
crisis, agregan.
Otros aseguran que el país está lleno de temor, especialmente entre los
burócratas, administradores, los de más edad, académicos y graduados
universitarios recientes que son los que más probablemente se quedarán
sin trabajo.
"Todo el país tiene miedo. Miedo de a quién van a botar, miedo de cómo
vas a poder comer o comprar algo para los niños'', dijo Evelina, una
madre habanera que tiene dos hijos en secundaria. "Eso es todo lo que la
gente comenta cada minuto, en cada lugar''.
Pero los problemas con los recortes laborales van más allá del temor.
El economista disidente Oscar Espinosa Chepe dijo que no tiene dudas de
que los despidos son necesarios, pero alegó que Castro lo está haciendo
de la forma equivocada.
"Lo está haciendo de una forma muy súbita, de una forma muy brutal, sin
antes crear las condiciones necesarias'', al esperar hasta que el sector
privado haya comenzado a crecer, comentó Espinosa por teléfono desde La
Habana.
"Ponen los bueyes delante de la carreta. Están despidiendo primero y
esperan y rezan para que el pequeño sector privado se expanda lo
suficiente para absorberlos'', dijo Archibald Ritter, un profesor en la
Universidad Carleton en Ottawa, quien se especializa en la economía cubana.
Lázaro González Rodríguez, ex viceministro cubano del Trabajo, escribió
en una reciente columna de internet que mientras los recortes de
trabajos eran necesarios, "en lo que no puedo estar de acuerdo es con
los métodos, formas y tiempo en que se quiere realizar''.
La organización laboral en la mayoría de las agencias y empresas
estatales no se ha estudiado durante años, alegó González, así que las
decisiones sobre cuántos empleados deben despedirse en cada centro de
trabajo "no son resultado de un estudio técnico''.
El artículo 454 de la Constitución cubana también dice que un trabajo
"en la sociedad socialista es un derecho, un deber y un motivo de honor
para cada ciudadano'', agregó.
Un grupo de afrocubanos, la Cofradía de la Negritud, urgió en una
declaración del 22 de septiembre a los negros que crean que son
despedidos por razones raciales a que "no lo acepten pasivamente y estén
dispuestos a luchar ... en defensa de su mejor derecho laboral''.
Una escritora también ha alertado sobre la discriminación contra las
mujeres en los despidos, destacando que ellas tienen el 80 por ciento de
los trabajos administrativos, un sector señalado para recortes profundos.
Y un grupo de abogados disidentes, la Corriente Agramontista, emitió
este mes un conjunto de guías explicando los derechos de los
trabajadores a apelar sus despidos, y si se les niega esto, disputarlo
en las cortes.
Incluso la izquierdista Liga Internacional de los Trabajadores (LIT-CI),
activa principalmente en América Latina, atacó los despidos como "un
clásico plan capitalista'' y agregó: "La verdadera defensa del
socialismo pasa hoy en Cuba por impulsar la lucha de los trabajadores
contra este plan... y exigir el derecho de huelga''.
Castro ha prometido que el proceso de seleccionar a los que mantendrán
sus trabajos se hará no sobre la base de la antigüedad, sino con
"estricta observancia del principio de idoneidad''.
Pero su gobierno parece que está tratando de no mezclarse mucho con el
proceso, quizás para distanciarse del dolor de los recortes.
Los despidos se anunciaron por primera vez por la Central de
Trabajadores de Cuba (CTC), controlada por el gobierno y el único
sindicato en la isla. Y las recomendaciones iniciales sobre quién será
despedido se están haciendo en cada centro de trabajo por un Comité de
Expertos integrado por un administrador, un miembro de la CTC y tres o
cinco trabajadores elegidos por sus compañeros de trabajo.
Las decisiones finales se hacen por supervisores de mayor nivel. El
gobierno no reveló cuántos trabajadores han sido despedidos hasta ahora,
aunque los recortes estaban programados para comenzar el 4 de octubre.
Pero los comités ya habían provocado intensas tensiones, especialmente
en agencias y empresas gubernamentales con acceso a productos que pueden
ser robados y vendidos en el mercado negro.
Miriam Celaya, una habanera que escribe el blog Sin Evasión, informó el
23 de octubre de una amiga que trabaja para una empresa estatal en La
Habana relacionada con los alimentos y que se encuentra actualmente en
su Comité de Expertos.
Los trabajadores en la empresa estaban acostumbrados a entregar sus
magros salarios a los supervisores, a cambio de la oportunidad de ganar
mucho más al robar los suministros y estafar a los consumidores,
escribió Celaya, quien comparó el arrego con una "mafia siciliana''.
La confabulación no es poco común en los restaurantes de turistas, donde
los administradores argumentan que el estado se lleva todas las
ganancias, por lo que ellos necesitan los salarios de los trabajadores
para mantener y mejorar las instalaciones, dijeron dos residentes de La
Habana.
Pero ahora su amiga "deberá decidir, junto a los demás comisionados,
quiénes de esos compañeros de bandidaje (que junto a ella y como ella,
estafan al cliente y sobornan al jefe) ... siguen formando parte de la
banda'', escribió Celaya.
En otro blog publicado, Celaya informó de "verdaderas batallas
campales'' entre los trabajadores mientras las comisiones consideran
quiénes deben mantener sus trabajos.
"Por estos días cualquier cubano se erige en verdugo de otro'', agregó.
"¿Por qué me van a sacar a mí y no a Fulanita, que es una corrupta? ...
¿Y por qué a mí y no a Mengano, que siempre llega tarde? ,,, Y claro, a
Ciclanita no la sacan porque es la que [tiene relaciones con el] jefe de
la comisión''.
El periodista independiente Adolfo Pablo Borrazá escribió que en el
Instituto del Libro en La Habana, los empleados están denunciando a sus
compañeros de trabajo "con tal de mantener sus empleos''. Agregó que,
"da igual si se trata de un buen trabajador, bastará con que alguien
delate alguna crítica hecha al gobierno''.
Las acusaciones mutuas de corrupción durante las sesiones del Comité en
un hotel en La Habana y el Aeropuerto Internacional José Martí ya
provocaron investigaciones de los fiscales, según informes que circulan
en La Habana.
Los despidos planeados también provocaron alertas de disturbios, incluso
entre los partidarios del gobierno como Pedro Campos, un historiador,
miembro del Partido Comunista y ex diplomático.
"Podría llevar a un caos innecesario, un colapso social, un éxodo masivo
incontrolable'', declaró una columna firmada por Campos "y otros
compañeros'' y publicada el 27 de septiembre en internet.
Pero eventualmente es probable que los cubanos acepten los despidos sin
quejas, escribió la bloguera Elha Kovacs en su página de internet Arma
de Tinta.
"A la larga ... la gente echará mano de sus recursos y estrategias
personales de sobrevivencia ... y seguirá pensando en cualquier otra
cosa en lugar de la posibilidad de cambiar las circunstancias y
condiciones que dan origen al dramático escenario'', agregó Kovacs.
Espinosa Chepe dijo que el gobierno de Castro podría incluso tomar la
decisión de reducir el numero de despedidos, o extender el plazo del 31
de marzo, una vez que se dé cuenta de la magnitud de los problemas por
delante.
"Yo tengo dudas de que esto continúe como está planeado porque no hay,
no hay condiciones para que funcione'', dijo Espinosa.
http://www.elnuevoherald.com/2010/12/19/v-fullstory/856582/despidos.html