Sunday, December 05, 2010

Los wikileaks y la historia

Publicado el domingo, 12.05.10
Los wikileaks y la historia
By CARLOS ALBERTO MONTANER

Quién asegura que los wikileaks no van a tener consecuencias dramáticas?
La filtración diplomática más importante de la historia fue el telegrama
cifrado que el canciller del imperio alemán Arthur Zimmermann le envió a
su embajador en México Heinrich von Eckhardt el 16 de enero de 1917. El
mensaje secreto, interceptado y descifrado por el servicio británico de
inteligencia, cambió el destino del mundo.

Los alemanes intuían que Estados Unidos, pese al pacifismo del
presidente Woodrow Wilson, acabaría declarándole la guerra a Alemania,
de manera que le ordenaron al embajador que se acercara al gobierno
mexicano para proponerle una alianza. Berlín armaría a México para
derrotar a los norteamericanos. Como recompensa, los mexicanos
recuperarían los territorios de Arizona, Texas y Nuevo México
arrebatados durante la guerra de 1848.

Cuando Wilson tuvo conocimiento de este plan (aunque los mexicanos lo
rechazaron prudentemente), pensó que no había otra alternativa que
declararle la guerra al Káiser. El presidente, a regañadientes y bajo
protesta, podía entender que los submarinos alemanes hundieran las naves
comerciales americanas, pero no que estuvieran preparando un ataque
artero contra el territorio estadounidense.

Hasta ahora los wikileaks más comprometedores son los que revelan la
preocupación de Estados Unidos por la creciente presencia de Irán en
América Latina y la vinculación militar entre ese país y Venezuela. No
era una invención de los demócratas venezolanos de la oposición ni un
producto de los temores paranoicos de los israelíes. Incluso Arabia
Saudita y los emiratos compartían el temor general a unas bombas
atómicas construidas por los iraníes.

A juzgar por lo que cuentan o por lo que se deduce de esos papeles
virtuales, es cierto que el señor Ahmadineyad, junto a Hugo Chávez y las
demás naciones del llamado ``socialismo del siglo XXI'', están gestando
una peligrosa alianza militar que incluye la fabricación de armas
nucleares. Lo que ahora se ha descubierto, gracias a una investigación
del diario alemán Die Welt, es que el destino de esas armas no es sólo
para actuar en el Medio Oriente, sino también para amenazar a sus
vecinos y poner en peligro los intereses norteamericanos.

En efecto: la noticia revelada por los alemanes es que Venezuela e Irán
crearán una base de misiles, en la que instalarán cohetes capaces de
recorrer 1,500 kilómetros, una distancia que abarca casi toda Colombia y
el Canal de Panamá, sitio clave que puede convertirse en un blanco-rehén
en caso de una confrontación internacional, dado el inmenso daño que
significaría la destrucción de esa vía marítima para el comercio
internacional y muy especialmente para Estados Unidos. La información
nada dice de cargas nucleares, pero se sabe que estos cohetes, con
mínimas adaptaciones, pueden llevar cualquier tipo de explosivos.

s imposible no experimentar cierta sensación de déjá vu ante este
conflicto. En 1962 Fidel Castro pensó que si los soviéticos colocaban en
su territorio armas nucleares, Cuba quedaría a salvo de un ataque
norteamericano. Por su parte, el premier ruso Nikita Kruschev calculó
que si él era capaz de amenazar a Estados Unidos desde un punto cercano
a la frontera americana, eso le permitiría ganar la guerra fría y vengar
la estrategia norteamericana de rodear a la URSS con bases situadas en
Turquía o Noruega. Aquella jugada estratégica se saldó con la Crisis de
los Misiles de octubre de 1962, el momento más próximo que ha estado el
planeta de una carnicería nuclear.

Chávez, discípulo de Fidel hasta en sus peores disparates, hoy repite el
mismo error irresponsablemente, pero ni siquiera acompañado de una
superpotencia, sino de la mano de una teocracia de segunda categoría,
gobernada por un fanático religioso enemigo de Estados Unidos y de los
valores occidentales, empeñado en destruir a Israel y en dominar por la
fuerza o la intimidación a los demás Estados islámicos. ¿A quién se le
ocurre que esa absurda asociación puede conducir a algo que no sea una
catástrofe?

¿Cómo terminará esta locura? No lo sabemos, pero es fácil presumir que
los estrategas norteamericanos deben estar reexaminando los wikileaks a
la luz de lo que les acaba de contar Die Welt. Deberían hacerlo.

www.firmaspress.com

http://www.elnuevoherald.com/2010/12/05/848408/carlos-alberto-montaner-los-wikileaks.html

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