Sunday, October 24, 2010

De Pumarejo a Castro

60 años de TV cubana

De Pumarejo a Castro
Armando López
Miami 24-10-2010 - 8:43 am.

Hace 60 años, un 24 de octubre, se inauguró la televisión en la Isla.
Tres nombres, Gaspar Pumarejo, Goar Mestre y Fidel Castro, han marcado
su destino.

Gaspar Pumarejo, 1950.

La televisión en Cuba está marcada por tres hombres: Gaspar Pumarejo,
Goar Mestre y Fidel Castro. Los dos primeros la crearon. El último la
usó para alimentar su mito. Le puso un ejército de censores y la
convirtió en la más politizada y aburrida del continente.

Las primeras emisiones de televisión las había efectuado la BBC en
Inglaterra, en 1927. En 1930 la siguieron la CBS y la NBC en Estados
Unidos. El 30 de abril de 1939, una televisión casi de juguete
transmitiría la inauguración de la Exposición Universal de Nueva York.
Pero en 1949, la población estadounidense ya disfrutaba en la pequeña
pantalla del show del comiquísimo Jack Benny.

Pumarejo y Mestre, canal 4 y canal 6

Lo que enfrente se inventaba, en Cuba se gozaba. Las emisoras de radio
se pusieron de lleno para el nuevo invento. Hacía un año que la pujante
CMQ radio, de los hermanos Mestre, había trasladado sus estudios de
Monte y Prado hasta el edificio de Radiocentro, en 23 y L, en el Vedado
habanero, un complejo de radio y estudios de televisión unido a un
teatro-cine para más de dos mil personas, tiendas y restaurantes, a la
manera del Radio City newyorkino.

No sospechaba Goar Mestre que el animador Gaspar Pumarejo se le
adelantaría en lanzar la señal de televisión en Cuba. El 24 de octubre
de 1950, desde el patio de su casa, en Mazón 52, esquina a San Miguel,
en La Habana, el carismático Pumarejo inauguraba con su canal 4 la
historia de la televisión en Cuba.

Lo primero en verse en las pantallas de 17 pulgadas de unos pocos
televisores, fue una cajetilla de cigarros Competidora Gaditana,
acompañada de una guaracha de Ñico Saquito, seguida de una transmisión
en remoto, desde el Palacio Presidencial, con las palabras de Carlos
Prío, y una gran fiesta, para mil invitados, en los jardines de la casa
de Pumarejo, a la cual asistieron estrellas mexicanas como Pedro
Armendáriz y cubanas como Carmen Montejo y Raquel Revuelta.

El 18 de diciembre saldría al aire el Canal 6, de Goar Mestre, CMQ
Televisión, con un programa dramático escrito por Marcos Behemaras y
protagonizado por Alejandro Lugo. La fuerte competencia entre Mestre y
Pumarejo contribuyó a que un lustro más tarde, Cuba exportara técnicos
de televisión y libretos de telenovelas a todo el continente, y a que La
Habana se convirtiera en capital de la música popular. Nat King Cole
vendría a grabar con la orquesta de Mario Romeu. Edith Piaff, Frankie
Laine, Johnny Ray, Pedro Vargas, Katyna Ranieri, las estrellas de la
música internacional colmarían Montmartre, Tropicana y Sans Souci,
gracias a la televisión.

Una filosofía, una fiesta

"CMQ era una filosofía —cuenta Antonio Diéguez, quien fuera director del
estelar programa musical Casino de la Alegría—. Directores,
camarógrafos, actores, músicos, coreógrafos y bailarines, teníamos un
gran amor por lo que hacíamos. Y es que los hermanos Mestre respetaban a
los creadores. No censuraban nada. Y tenían la sabiduría de tener a tres
publicitarias que producían programas para ellos: Siboney, Crusellas y
Sabatés".

A los 17 años, Diéguez trabajaba en la publicitaria Siboney, que
producía el 35 por ciento de la programación de CMQ televisión, como el
súper musical Casino de la Alegría, el humorístico Garrido y Piñero y el
dramático La Novela de las Diez. Fue en Siboney que el Chino Diéguez
(como todos le decían) comenzó a dirigir televisión. Por ahí anda un
viejo kinescopio del Benny Moré, con los atriles de su banda anunciando
el refresco Jupiña; fue su primer programa La Fiesta de las 7 Menos
Cinco, en 1956. Un año después, ya Diéguez dirigía el estelar Casino de
la Alegría, donde se presentaban las estrellas internacionales que
visitaban la Isla.

Pero Pumarejo no se quedaba atrás. Creó Hogar Club, organización que
agrupó a cientos de miles de amas de casa, rifaba autos, casas… En 1957,
este genio de la publicidad realizó en el estadio del Cerro el Festival
50 años de música cubana, reencuentro de los artistas cubanos residentes
en el extranjero, junto a boricuas como Tito Puente y Tito Rodríguez, y
el bolerista chileno Lucho Gatica… Pumarejo mandó a buscar desde Francia
a Humberto Cobo, Rudy Castell, Antonio Picallo, Raúl Zequeira... De
España trajo a Antonio Machín, Raúl del Castillo, Zenaida Manfugás...
Desde Turquía a Mariano Barreto. De México a Gilberto Urquiza, Everardo
Ordaz ... Desde EE UU vinieron Mario Bauzá, René Touzet, Vicentico
Valdés, Gilberto Valdés y Machito.

En 1958, Cuba contaba con 25 transmisores de televisión con una potencia
de 150,5 kw instalados en La Habana, Matanzas, Santa Clara, Ciego de
Ávila, Camagüey, Holguín y Santiago de Cuba. Tres cadenas nacionales con
7 transmisores cada una. CMQ Televisión, Unión Radio Televisión y
Telemundo. Los 4 transmisores restantes estaban instalados en La Habana
(3) y en Camagüey.

La publicidad en Cuba era la mejor de América Latina. En las agencias
trabajaban afamados escritores como Carballido Rey, Marcos Behemaras,
Iris Dávila, directores de televisión como Roberto Garriga, Ernesto
Casas y Caiñas Sierra, diseñadores como René Portocarrero y Raúl
Martínez. Se publicitaban no sólo productos cubanos, también de México,
Puerto Rico y Colombia. Se llegó a crear una escuela de publicidad.

"Garrido y Piñero, Celia Cruz y Consuelito Vidal eran contratados por
Siboney —dice Diéguez—. Lo sé porque yo era un mocoso y les llevaba los
cheques. Rita Montaner, Álvarez Guedes y Minín Bujones era contratados
por Crusellas. ¿Qué ponía CMQ? Los estudios y los técnicos. Aunque
también tenía artistas y nueve directores contratados. Había una
estrecha colaboración entre CMQ y las publicitarias. Joaquín Condal, que
cobraba por CMQ, producía para una publicitaria el estelar Jueves de
Partagás".

Llegó el Comandante y mandó a parar

Pero el 6 de agosto de 1960, el régimen nacionalizó la Cuban Telephone
Company y todas las plantas de radio y televisión pasarían a integrar el
ICR (Instituto Cubano de Radiodifusión), luego ICRT (Instituto Cubano de
Radio y Televisión). Desde el primero de enero de 1959, Fidel Castro se
haría omnipresente a través de la pequeña pantalla en todos los hogares
cubanos. Sus maratónicos discursos ocuparían noches enteras, desplazando
al resto de la programación.

"Cuando nacionalizaron la televisión —narra Diéguez—, en el estudio se
apareció un abogado llamado Gregorio Ortega, y dijo: 'esto es una
intervención política, todo va a seguir igual…' Pero no fue así.
Comenzaría la censura. Un día se enfermó el productor de Viernes de Gala
y me llamaron. Al traste mi fin de semana en Varadero. Por suerte, el
libreto decía 'campesinos rusos huyen hasta cruzar la frontera' y me
dije: ¡Ah, iré a Varadero! Llamé a Ñico Hernández, el interventor de
CMQ… puse voz grave y le conté lo de los campesinos rusos. Y
sentenció:…'eso no puede ir al aire'. ¡Y a gozar Varadero!"

Con la revolución, lo primero que se afectó en la televisión fue el
humorismo, porque la comedia es burla, irreverencia, y Fidel Castro no
aceptaba (ni acepta) una caricatura. Los actores cómicos se largaron de
la Isla en estampida: Alvarez Guedes, Garrido y Piñero, Leopoldo
Fernández con su Tremenda Corte, Lita Romano, Luis Echegollen, Cachucha
y Ramón, Lilia Lazo. También escaparon los más famosos cantantes
cubanos, como Olga Guillot, Celia Cruz, Fernando Albuerne, Blanca Rosa
Gil, La Lupe, La Freddy… Los musicales continuaron, sin estrellas
extranjeras, con pocas estrellas cubanas, con mucha autocensura y con el
corazón en la boca…

"El 26 de mayo de 1967 estaba dirigiendo Mi Noche Favorita con Rosita
Fornés —recuerda Diéguez—, cuando al llegar al estudio, un funcionario
con cara de perro me salió al paso y me dijo que yo sobraba en la
televisión. ¡Me botaron! Y me ofrecieron la plaza de talabartero. ¿Cómo
logré escapar de la Isla? Había nacido en Honduras, de padre cubano que
trabajaba para la United Fruit. Me fui con pasaporte hondureño".

La programación continuaría en una monotonía. En los años 80, la gente
sólo se entusiasmaba con las películas del sábado, que un radar ruso
copiaba de la TV estadounidense. Los estudios seguían siendo los mismos
creados por Mestre y Pumarejo. Los programas se hacían con presupuesto
mínimo, a no ser que exaltaran la mitología de la revolución y a su
máximo líder, como el serial En Silencio Ha Tenido Que Ser (1979),
producido por el MININT (Ministerio del Interior) o Algo Más Que Soñar
(1984), producido por el MINFAR (Ministerio de las Fuerzas Armadas).

Censura, autocensura, vigilancia

Eduardo Cáceres Manso.Como El Chino Diéguez, Eduardo Cáceres Manso,
artífice de uno de los programas más populares de la televisión cubana
(Para Bailar) y de los festivales de Varadero y el concurso Adolfo
Guzmán, casi nació en un estudio de televisión. Comenzó de mozo de
limpieza en los estudios del Focsa, después fue auxiliar de cámara y
camarógrafo por once años. Su primer programa como director, Pinelli en
Vivo, fue en 1978.

Cáceres Manso, Cachito para todos, nos cuenta de sus avatares en la
televisión cubana. "La autocensura me dominaba. Además de que todos los
materiales eran editados. Si ponía en el programa algo que al régimen no
le convenía, alguien lo paraba. Había tres o cuatro tamices antes de
salir al aire. Alrededor siempre había gente vigilándome, podía ser un
camarógrafo, un editor, el que limpiaba, cualquiera".

"Si hacía algo fuera de la norma —continúa Cáceres Manso—, sabía que me
botaban, que me quedaría sin trabajo. Y sería un gesto improductivo,
porque el programa nunca saldría al aire. Cualquier cosa podía ser
'diversionismo'. Grabé por ocho meses Factor C, una producción muy
costosa. Y Nivaldo Herrera, presidente del ICRT, la vetó porque Amaury
Pérez Vidal tenía puesta al cuello una cadenita… Así era. Los hombres no
podían aparecer en televisión con pelo largo, pantalones estrechos,
camisas de brillo. Ni una cadenita siquiera…

"En Para Bailar tenía que dar con tres meses de anticipación los
posibles ganadores para que los investigaran. Ellos aprobaban si podían
ganar o no. Se manipulaban los resultados. Todo se pasaba por la
censura. Tenía un despacho constante con un oficial de la seguridad… Me
decía 'dale menos participación a un animador' y lo tenía que hacer…"

"Caí preso en 1992, por tráfico de divisas —prosigue Cáceres Manso— y
claro, me sacaron de la televisión. Y en el 94 me fui clandestino en un
avión para Caracas. Me mandaron un pasaporte con otro nombre y la cara
mía como si hubiera entrado en el país… Me caractericé. No me costó
mucho trabajo. Llevaba fingiendo muchos años en la televisión cubana".

Isis Rodríguez, coordinadora de estudio con sólo tres años fuera de la
Isla, llueve sobre mojado: "En Cuba hay excelentes técnicos, actores,
escritores de dramáticos y humorísticos —dice—, ahí tienes al
comiquísimo Profesor Mente Pollo, que todo el pueblo sigue identificando
en sus locuras, ya sabemos con quién [dibuja en el aire una barba] ¡a
medias, claro!, porque los escritores no pueden abordar la realidad. ¡Y
pobre del que lo haga! Hay una ejército de asesores revisando cada
guión. ¡Y son muy eficaces! El mejor libreto del mundo lo reducen a la
nada".

La televisión en Cuba está signada por tres hombres: Gaspar Pumarejo,
Goar Mestre y Fidel Castro. Lloren este último y su ejército de
censores, el 60 aniversario de la televisión cubana.

http://www.diariodecuba.com/cultura/1381-de-pumarejo-castro

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