30-08-2010.
Elías Amor Bravo
Economista ULC
(www.miscelaneasdecuba.net).- No hay día que nuestra atención hacia las
decisiones económicas que se adoptan en Cuba no se despierte con cierta
desazón e incertidumbre. Hoy nos llega a través de un artículo en
Granma, escrito por Miguel Febles, con el título "Empleo de la tracción
animal: Ponerle el "narigón" a los rezagados" una información que, de
ser cierta, nos ha llamado poderosamente la atención por su debilidad y
falta de racionalidad económica.
En esencia, el régimen castrista considera una prioridad recuperar la
"tracción animal" para la mejora del sector agropecuario en la Isla,
como una forma de reducir el uso de combustibles y de medios mecánicos
como tractores o grúas, que prácticamente han desaparecido de la escena.
Esta decisión supone ir contracorriente. Y así, en vez de recurrir al
empleo de nuevas tecnologías de transporte eficientes en el uso de
combustibles, cuya racionalidad está fuera de duda, el castrismo apuesta
por las "yuntas de bueyes" para funciones ya no sólo en el campo, sino
para la logística de la distribución comercial. Un modelo de agricultura
del siglo XVIII, que ya se ha superado prácticamente en todos los países
del mundo, para una economía que no tiene futuro, como la cubana.
Una breve referencia histórica nos debe ayudar a comprender mejor de qué
estamos hablando.
Dice el artículo: "Hace un año y cuatro meses comenzó por el municipio
de Camagüey una experiencia dirigida a aprovechar, de manera intensiva,
las áreas existentes en los alrededores de esa ciudad de más de 300.000
habitantes, con el propósito de incrementar la producción de alimentos a
través de métodos agroecológicos y económicamente sustentables", y añade
a continuación, "entre los propósitos básicos del novedoso modelo
productivo está desplegar todo el potencial local para materializar los
30 subprogramas previstos, y resulta obvio que en materia de
aseguramiento logístico ocupe un lugar prioritario el uso de la tracción
animal para el laboreo y la transportación de las cosechas, entre otras
funciones tradicionales del campo".
Posiblemente, la interpretación de este programa o subprograma, porque
no se acaba de comprender muy bien de que se trata en la compleja red de
actuaciones del estalinismo corporativo imperante en la economía cubana,
tendría una valoración positiva, si los medios alternativos de
transporte existieran, o se contara con disponibilidades financieras
para ello.
En este caso, la letanía castrista de que los bueyes reducen el consumo
de combustible se podría comprender, salvo en una economía en la que los
piensos y alimentos que nutren a estos animales son más complicados de
obtener que el gasóleo.
El problema de la agricultura cubana es que este es su destino con los
Castro, ser arrastrada por "yuntas de bueyes" como en la época de la
colonia. Pero aquí no termina esta historia anacrónica e impresentable.
Lo mejor está por venir. El artículo de Granma, en esta línea de
autocrítica feroz que se ha abierto en Cuba, excepto a la cúpula
dirigente y su modelo político, viene a resaltar cuál es el problema de
este nuevo modelo.
El problema fundamental está en que no se producen suficientes "yuntas".
El artículo lo señala de forma explícita: "Las cifras ofrecidas por la
Delegación Provincial de la Agricultura en Camagüey indican que, aunque
se ha avanzado, queda un largo trecho por recorrer (…) para cubrir las
necesidades de yuntas de bueyes en las fincas previstas, de acuerdo con
el programa de cada localidad".
Y prosigue, "hasta el cierre de julio —problemas informativos aparte—
las estadísticas arrojaban un déficit en esos territorios de 1.469
yuntas, casi el 50% de lo planificado, pero lo más preocupante no es
eso, sino que a estas alturas del año el cumplimiento del plan de doma
resulta irrisorio, aunque se afirma que existen 553 yuntas en formación".
Como sucede en Cuba, es divertido, y a la vez lamentable, observar que
siempre existen diferencias entre lo planificado y lo realmente
ejecutado: ese es el verdadero significado del embargo, aunque otros lo
sitúen en el exterior. La parálisis de ineficiencia que provoca el
denominado "círculo vicioso de la economía cubana" su incapacidad para
producir lo que necesita.
¿Es éste el futuro de la agricultura cubana? ¿Depender de los pobres
bueyes? Podemos preguntarnos una y mil veces si esta es una solución
para alcanzar los rendimientos a escala que la hagan productiva y
eficiente, con capacidad para dar de comer a toda la población y reducir
la factura de importaciones de alimentos.
Se cuenta con reses para realizar el transporte, pero no hay suficientes
"yuntas" y lo que es peor, no se sabe quién las puede producir. Es el
mismo cuentagotas de ineficiencia productiva de un modelo en el que las
decisiones económicas se trasladan a una cúpula burocrática que cree
conocer mejor que nadie cuáles son las necesidades de la población.
Existe una alternativa, en la economía libre de mercado, para producir,
por medio de empresas privadas libres y propietarias de sus medios de
producción, activos y trabajo, lo que demanda la sociedad. Ensayen esa
fórmula y déjense de "yuntas de bueyes".
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=29601
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