06-07-2010.
Elías Amor Bravo
Economista
(www.miscelaneasdecuba.net).- Si nosotros no organizamos debidamente el
trabajo, el héroe va a estar trabajando para el vago.
Ustedes saben que en cualquier centro de trabajo se encuentra al héroe
del trabajo y se encuentra también al vago.
Entonces, ¿qué resulta? Si nosotros no organizamos debidamente el
trabajo, si no nos organizamos correctamente, el héroe va a estar
trabajando para el vago. Si desaparece la explotación de clase, si
desaparece la explotación del trabajador por el capitalista, debe
desaparecer la explotación del héroe del trabajo por el vago, por el
parásito, por el que no hace absolutamente nada.
Si nosotros creyéramos que todo el mundo tiene una extraordinaria
conciencia revolucionaria, y que todo el mundo se va a portar bien en
virtud de esa supuesta conciencia, y que todo va a marchar bien, ¿en qué
incurriríamos? En idealismo, en una apreciación incorrecta de las
realidades. Incurriríamos, sencillamente en una equivocación. Y en
muchas cosas se ha actuado partiendo de ese punto de vista, y olvidando
que la organización hay que hacerla, y que al hombre hay que formarlo, y
que en la etapa de tránsito del capitalismo al socialismo y al
comunismo, son indispensables determinados medios de organización y
determinados resortes en virtud de los cuales la producción se mantenga,
la producción se eleve, se vaya creando la conciencia, se vaya creando
la disciplina.
Fidel, 30 de junio de 1963, citado en Granma 6 de julio 2010.
Vamos a prestar atención a este extracto de un discurso de Fidel Castro
que se publica hoy en Granma. Un ejercicio que a muchos puede
sorprender, pero que a estas alturas de la historia, y con la
perspectiva temporal, nos debe servir para comprender por qué el régimen
castrista ha sido un desastre para Cuba y los cubanos, y en qué bases
ideológicas y de pensamiento se basó este experimento fracasado llamado
la "revolución".
Por desgracia son varias las generaciones de cubanos que ya han
desaparecido sin ver la luz, pero es nuestra obligación moral ir
levantando las alfombras en la medida de nuestras posibilidades y
presentar ante la opinión pública mundial la crueldad y la estupidez de
un pensamiento que ha agotado a un país, a una economía y a una sociedad
hasta la extinción.
Varias ideas, no muchas, pueden obtenerse del mismo:
1.- La "superioridad del revolucionario en la organización del trabajo".
Absurdo.
La opción por el trabajo de la gente es mucho más fácil de determinar y,
desde luego, más eficiente. Demos a la gente un salario, unas horas de
trabajo o de ocio, y permitamos que accedan a los bienes y servicios que
deseen con la renta que pueden obtener. La determinación de la elección
de las horas de trabajo, el esfuerzo y el compromiso, vendrán
determinados como una maximización sujeta a restricciones. El óptimo. Y
de ahí niveles de renta más elevados, más prosperidad, calidad de vida y
desarrollo. Justo lo contrario que ha generado el castrismo como sistema
económico en Cuba durante medio siglo. El fracaso de las ideas
totalitarias llevadas a la práctica económica: el desastre.
2.- La desaparición de la "explotación de clase". Falso.
Si, es cierto que la explotación tal y como la denunció Marx ha
desaparecido, pero en su lugar aparecen otras modalidades que, en el
caso de Cuba y del régimen castrista, tienen su origen en la proximidad
al partido único y sus directrices. Aquellos que comparten, sin
protestar, el postulado ideológico único y se acercan a la cúpula del
poder, no sólo obtienen prebendas y condiciones más favorables para sí y
sus familias, sino que su poder también es mayor. El castrismo sustituye
la explotación de clase, por otra más vergonzosa y humillante, la
explotación de partido y de ideología, basada en la delación y en la
represión. Lo que ha hecho que dos millones largos de cubanos hayan
buscado la libertad fuera del país durante medio siglo.
3.-La "transición del capitalismo al socialismo y al comunismo". Una
quimera.
Los hechos confirman que esa experiencia no se ha producido en ningún
país del mundo. Más bien todo lo contrario, para confirmar que las tesis
de Castro son falsas. Lo que se ha observado, sobre todo desde el
derrumbe del muro de Berlín, es que los países socialistas y comunistas
están orientándose rápidamente y como pueden hacia el capitalismo, y que
no existe alternativa. Los chinos han dado buenas muestras de que eso es
así, y la incapacidad ideológica del raulismo castrista para abanderar
un giro de 180º en la economía cubana, tiene mucho que ver con este
discurso pasado de moda y distorsionado de la realidad de Fidel Castro
en 1963, hace más de 40 años.
¿Qué podemos concluir de este discurso? Nada positivo. Al embarcarse en
una diatriba sin fundamento entre vagos y héroes, revolucionarios y
capitalistas y comunistas, ordenación del trabajo, etc, etc, Fidel
Castro sienta las bases del proceso de destrucción moral de la economía
que funcionó en Cuba durante más de medio siglo, además de forma
eficiente y productiva. La cuestión es, ¿era consciente de ello?, ¿sabía
lo que decía? Tal vez más de lo que podamos suponer a estas alturas de
la historia. Las consecuencias ya las conocemos.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=28693
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