Leonel Alberto Pérez Belette
LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - La pasada semana fue
encontrado un hombre, presuntamente asesinado, en la esquina de 27 y E,
en el Vedado. Se trata de la misma zona donde, hace un mes, una turista
inglesa fue asaltada a pedradas y lesionada en la cabeza; antes de ser
socorrida por los vecinos.
Muchos ciudadanos temen que estos hechos violentos se incrementen en la
ciudad, con la llegada de las vacaciones, en medio de la debacle
económica que atraviesa el país. Otros tantos temen que las autoridades
vean los acontecimientos como pretexto para desencadenar otra ola
represiva contra los jóvenes, debido a que el
escenario criminal está muy próximo a la Avenida G; lugar de reunión
informal, de miles de jóvenes.
El cadáver encontrado corresponde a las señas del custodio nocturno de
un centro
gastronómico mixto, donde se venden comidas ligeras y productos cárnicos
no elaborados. Aunque no está claro el móvil del probable asesinato,
todo apunta al robo.
Los efectivos de la policía rodearon el lugar, y según los vecinos,
indagaron casa por casa. Algunas versiones afirman que la víctima fue
reducida con un golpe contundente, mientras otros hablan de heridas
provocadas por algún tipo de arma blanca. Los hechos sucedieron
silenciosamente y, al parecer,
nadie escuchó nada anormal.
Esta zona de la ciudad se ha convertido en un sitio muy transitado y
popular. En sus inmediaciones se levantan varias escuelas, hospitales,
conservatorios, iglesias parques y centros comerciales. Además,
confluyen las más céntricas avenidas de la ciudad, incluida la calle 23.
Por las razones anteriores, las cámaras de vigilancia y los agentes
policiales abundan por allí. Sin embargo, los agentes tradicionalmente
se han dedicado a perseguir a los jóvenes que se reúnen a escuchar
música en la Avenida de los Presidentes, más que a prestar atención a
posibles delincuentes.
En el área en cuestión ocurrieron delitos de similar naturaleza en el
periodo 2003 - 2005. Los más brutales fueron el asesinato y robo a un
sacerdote estadounidense, también un cerrajero que fue incinerado vivo
por los cacos, en su propio negocio particular, probablemente por una
vendetta familiar.
Las autoridades no suelen dar información a la población sobre los
asesinatos y otros delitos que se cometen en la ciudad y los medios
oficiales (únicos) jamás reportan este tipo de hechos.
Independientemente de la falta de información, las alarmas se han
disparado entre la población, que repiten: "La cosa está en llamas".
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