Monday, May 24, 2010

Cuestión de por cientos

Cuestión de por cientos
Lunes 24 de Mayo de 2010 14:28 Alberto Méndez Castelló, Las Tunas

El 28 de marzo de 1960, respondiendo a Telemundo, Fidel Castro dijo:
"¿Dudan que seamos democráticos?, bueno, entonces yo emplazo a quienes
dicen que no lo somos a que le den armas a los estudiantes, a los
campesinos y a los obreros, esta es la prueba suprema de la democracia.
Cuando un gobierno da fusiles al pueblo ese gobierno sí es demócrata, y
esa es la prueba suprema, le damos al pueblo más que el voto, le damos
fusiles".

Para clarificar tan controvertida aseveración, y precisamente ahora,
cuando recién ha culminado un proceso electoral y miles de jóvenes irán
a filas, mientas que algunos cientos de poseedores de armas de fuego
pasarán por el filtro del Decreto Ley Nº262 sobre Armas y Municiones
—para entre otros requisitos determinar si su conducta es acorde con las
normas de convivencia socialista—, cabe preguntarse qué debemos entender
por pueblo, pues en el sui géneris sistema socialista cubano por
momentos uno cree que tal categoría sólo está reservada a los
partidarios del régimen o a los que, sin compartir el programa
gubernamental, se someten a él por miedo u abulia.

"Si llamamos pueblo al conjunto de elementos de población con
aspiraciones, espíritu e ideales universales a ese clan —y observe que
me refiero a un clan y no a una claque—, y como consecuencia de esos
valores, y para realizarse como grupo, esa población se encuentra bajo
una autoridad e instituciones comunes, creo que para nadie es un secreto
las dificultades asombrosas que los cubanos deben enfrentar para
concretarse como padres, hijos, esposos, hermanos o simples ciudadanos",
dijo un sociólogo, advirtiendo: "y no pregunte por la relación entre
fusiles y votos porque eso es harina del mismo costal".

El criterio del especialista, etnológico sobre lo sociológico, por
cuanto más que de canibalismo, de fagocitosis tribal es de lo que se
trata, viene a encarnarse en hechos cuyo juicio guarda más relación con
el fanatismo de un Torquemada que con el raciocinio de gente civilizada:
"Tiene familiares en el extranjero. Solamente puede ser reclutado para
unidades del Ejército Juvenil del Trabajo", rezan las conclusiones de la
Comisión de Reclutamiento de fecha 14 de mayo de 1999, donde cierto
joven, por el único motivo de tener un tío residiendo en Estados Unidos,
no deberá aprender a manejar una ametralladora, ni a conducir un
blindado, y deberá pasar su Servicio Militar realizando labores
agrícolas en un campamento que guarda más relación con un centro de
detención para forzados que con una unidad militar.

Más cercano en el tiempo, a inicios de este año, un agente de seguridad
de la empresa de transporte de valores encargada de recibir las
recaudaciones de los comercios que venden en divisas fue investigado y
separado de su trabajo: "Lo siento, el Ministerio del Interior nos ha
proporcionado información que nos impide seguir utilizando sus
servicios", dijo la funcionaria encargada de despedirlo. El ex empleado
es masón y su suegro hace años reside en Estados Unidos.

"Usted debe escoger entre su trabajo y su esposa", dijeron hace poco a
cierto fiscal municipal sus superiores. La abuela materna de la esposa
del ex fiscal reside en Miami, y de cuando en cuando visitaba al matrimonio.

A un campesino, a quien se otorgaron cuatro hectáreas de tierras ociosas
en usufructo, poco después le fue rescindido el contrato. Bastó que la
policía política informara a la Delegación Municipal de Agricultura de
las ideas disidentes del trabajador: "Aquí hasta para chapear marabú hay
que ser comunista. No sólo las calles y las universidades son para los
castristas, hasta las tierras ociosas las prefieren abandonadas antes
que gente que piensa diferente a ellos las ponga a producir", dijo el
labriego.

Los votos no se dan, se ganan

Tocante a la posesión de armas el rigor todavía es mayor. Al ex oficial
principal de homicidios de la provincia Las Tunas, abogado criminalista
alejado de la profesión desde 1989, se le ocurrió la idea de escribir
artículos y publicarlos en internet. Esto le costó la licencia para su
licencia de caza, una vieja repetidora regalo de su padre, con la que
solía ir de caza el comandante Paco Cabrera, primer jefe de la escolta
personal de Fidel Castro desde la Sierra Maestra. El despojado, con un
aval de la Federación de Caza, recurrió al ministro del Interior, pero
el general Colomé Ibarra hizo mutis. En Cuba tener ideas propias cuesta
caro.

Recordando lo dicho por el doctor Castro en marzo de 1960 cabe
preguntarse: ¿Ya caducaron sus palabras?… O se respeta la posibilidad de
poseer armas o se priva a los ciudadanos de ese derecho. ¿Propugna el
gobierno cubano una sociedad inclusiva o son las suyas prácticas
segregacionistas?

Según informes de la Oficina Nacional de Estadísticas, la población
alcanza poco más de 11 millones de habitantes. Paradójicamente, sólo
2.673.829 de esos ciudadanos son no electores; entiéndase niños,
adolescentes, menores de 16 años, reclusos, enajenados u otros
inhabilitados; raro dato con tan desproporcionada población penal,
tantos centros escolares y no menos gruesas cifras de dementes y seniles.

De los 8.562.270 empadronados, según la Comisión Electoral Nacional,
votaron en las recientes elecciones 8.207.946 ciudadanos; por lo que
354.324, es decir, una población similar a la que habita las provincias
de Cienfuegos, Sancti Spíritus o Guantánamo, no votaron.

729.186 electores, por su parte, anularon sus boletas, dejándolas en
blanco o simplemente tachándolas incorrectamente. Se trata de una cifra
muy superior a las de poblaciones de provincias como Pinar del Río, La
Habana, Matanzas o Villa Clara.

Por tanto, 1.083.510 de electores se abstuvieron o votaron en contra con
sus boletas en blanco o tildadas como les vino en gana; esto es como si
aproximadamente dos de cada tres habitantes de Ciudad de La Habana no
hubiera acudido a las urnas o tirara sus boletas, o algo así como si los
votantes de Pinar del Río y La Habana (1.111.474) hubieran acordado
decir no… y convengamos que no a simples ciudadanos, y convengamos que
no a simples representantes de barrio, sino a un sistema.

Aunque ya no se reparten fusiles y, en cambio, se confiscan hasta las
viejas escopetas, y este 1 de mayo todos, o casi todos marcharon
sonrientes, los herederos y descendientes del doctor Castro no deberían
equivocarse: los votos no se dan, se ganan. Una cosa significan los por
cientos y otra bien distinta las cifras comparadas.

http://www.diariodecuba.net/cuba/81-cuba/1735-cuestion-de-por-cientos.html

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