Señales sin humo
La recesión internacional sacude todo el aparato productivo, desde el
níquel hasta los habanos.
Julio Franco, La Habana | 29/06/2009
Aunque quisiera fumárselos todos, sería imposible. N i con un par de
vidas. "Tengo algunas cajas, pero nadie viene a comprar. Esto es la
debacle".
El estanco tabaquero que padece DL por la crisis mundial, es un botón de
muestra del igual soportado por la industria cubana, la mejor y más cara
del mundo, presente en más de 150 naciones. Los inventarios crecen, y
sólo la apertura de un nuevo mercado salvaría por los pelos la situación
de ambos exportadores, muy distintos por su cuantía y acomodo a la ley.
"Pero ese está prohibido", dice amargado este tabaquero, de casi setenta
años, al suspirar por Estados Unidos, donde la entrada de puros de la
Isla es perseguida con saña.
El negocio hace aguas. DL trabaja desde los dieciocho años en
tabaquerías y, con lo que logra sacar de ellas clandestinamente —a veces
en la basura o sobornando a los custodios—, arma sus cajas de Partagás o
Montecristo número cuatro, "que son las que más gustan a los españoles o
los franceses".
Cada entrega, en el mercado negro, puede valer entre 30 y 40 dólares, la
cuarta o quinta parte del precio oficial en una tienda de habanos en la
Isla, diseñadas con mucho glamour y un seductor aroma a maderas
preciosas, como cedro, que reviste las paredes. Pero hace rato que nadie
le lleva turistas al apartamento de DL en la Habana Vieja, cuyo techo
deja ver el encabillado y la urgencia de una reparación.
La última vez, hace casi dos meses, "me trajeron a unos gallegos".
Regatearon de lo lindo. "Las vendí por nada, una bagatela", se queja el
experto, que conoce al dedillo la manera de fabricar las vitolas y de
adulterar los contenidos de los puros para vender marcas que no son. "La
hoja cubana es tan buena que permite los tupes" (fraudes).
La ley y la trampa
Argelio Garrido, un abobado de larga experiencia en la empresa Habanos
S.A, dijo a la Agencia Francesa de Prensa que tanto la "falsificación
como el mercado paralelo son dos flagelos que afectan enormemente la
imagen del habano".
De acuerdo con la ley nacional, cada viajero puede llevar hasta dos
cajas de habanos sin certificación; pero eso no es problema para los
chinchaleros, como se conoce a los protagonistas de pequeñas factorías
clandestinas de habanos. Ellos consiguen toda la habilitación oficial de
las cajas, su certificado de calidad, sellos infrarrojos de garantía y
hasta los pagarés de compra.
De acuerdo con estadísticas, las aduanas confiscan en los aeropuertos
entre 1.500 y 1.700 embalajes falsos. Es una guerra sin cuartel en
defensa de la autenticidad de un producto demasiado caro, que ha sido
paladeado por iconos de la historia. Lincoln, Bonaparte, Freud, Welles,
Churchill y Che Guevara, entre otros, son miembros del distinguido club.
Como miles de tabaqueros cubanos, DL tomará vacaciones forzosas este
verano. "Nos mandan para la casa, porque los stocks están repletos",
dice haciendo sonar la palma de su mano izquierda con su derecha en
forma de "O", una típica onomatopeya que indica compactación, gentío,
sobreabundancia y, en algunos casos, refuerza una risotada.
La medida significa que tampoco recibirán los añorados CUC, la divisa
nacional, que la industria pagaba en un pequeño porcentaje a sus
trabajadores si cumplían las normas de producción. Al ser rebajadas al
60%, la comisión de auditoría y control del sector decidió suprimir las
primas.
"La gente está arañando las paredes", describe DL, mascando suavemente
uno sus puros preferidos, un Short Churchill, al cual acaricia con la
mirada que luego sigue la trayectoria del humo exhalado. Es una vitola
de Romeo y Julieta, entre las fábricas habaneras de mayor prestigio,
fundada en 1875, en plena colonia española, y que ahora, ante la
recesión, será un caserón vacío en la canícula.
Dos enemigos: la crisis y las leyes antitabaco
Meses atrás, fuentes del sector prefiguraron las dificultades.
Admitieron que las ventas de Habanos S.A descendieron un 3% al topar los
390 millones de dólares en 2008, a causa de la crisis financiera mundial
y las leyes antitabaco en distintos países.
"La caída en las ventas refleja una mayor tendencia a la disminución de
las ventas mundiales, como consecuencia de que los problemas financieros
continúan", dijo Manuel García, vicepresidente de Habanos S.A.
Las cifras proporcionadas por García fueron dichas a la prensa en
febrero pasado, en la apertura del XI Festival del Habano, que congregó
en La Habana a unos 1.000 expertos e invitados de unos 70 países.
De acuerdo con el Ministerio de Comercio Exterior, el tabaco y el azúcar
representan el 6% de las exportaciones, cuyo principal protagonista es
el níquel, con el 39%, ahora de capa caída en los mercados mundiales, y
luego el petróleo, con el 22 %, que recupera su habitual carestía.
Habanos S.A., una empresa mixta entre Altadis, propiedad de la británica
Imperial Tobacco IMT.L, y la estatal Tabacuba, facturó en 2007 un total
de 402 millones de dólares. Controla el 80% del volumen del negocio
mundial del tabaco Premium, es decir, hecho a mano, y el 85% en valor
fuera de Estados Unidos, el mayor mercado mundial al que no puede
acceder por las restricciones comerciales a causa del embargo económico
que Washington aplica desde 1962.
Entonces, el presidente John F. Kennedy ordenó almacenar la mayor
cantidad de puros cubanos en previsión de la medida.
La empresa posee una artillería para engatusar a los más exigentes: 27
marcas —más de 220 vitolas o formas—, entre ellas, además de
Montecristo, la Cohíba, Romeo y Julieta, Partagás, Hoyo de Monterrey y
H. Upmann.
García vaticinó que 2009 sería "muy complicado". Sin conocerse
mutuamente, DL le daría la razón. Sus apuros financieros, a manera
individual, pueden ser un referente a escala para el imperio cubano del
tabaco.
Señales sin humo - Artículos - Cuba - cubaencuentro.com (29 June 2009)
http://www.cubaencuentro.com/es/cuba/articulos/senales-sin-humo-189499
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