El régimen planea la vuelta a los apagones; temen un regreso a los años
del Período Especial
Lunes 1 de junio de 2009 | Publicado en edición impresa
César González-Calero
LA NACION
Un día de abril de 2005, Fidel Castro realizó una de las mejores
interpretaciones que se recuerden de su propio personaje. Ante una
audiencia entregada en el Palacio de Convenciones de La Habana, el jefe
de la revolución cubana declaró la guerra a los viejos electrodomésticos
estadounidenses que se usaban todavía en los hogares cubanos. "Son
devoradores de electricidad", gruñía un Fidel arrebatado, mientras
varios operarios iban sacando a escena heladeras, ventiladores,
lavarropas prerrevolucionarias, como si fueran reos a punto de recibir
justicia jacobina.
Tras esa sublime escenografía, las antiguallas fueron pasando a mejor
vida, sustituidas por modelos chinos, en su mayoría, a precios
subvencionados.
Eran los tiempos en que el comandante aparecía a toda hora en televisión
y daba clases magistrales sobre cómo ahorrar en tiempos de crisis. Pero
ese "poder de convicción" de Fidel Castro ya no se transmite en directo
por televisión, para desdicha de algunos y gran alivio de otros. Y los
nuevos gobernantes, con Raúl Castro a la cabeza, afrontan ahora una
gravísima crisis económica sin más argumento que el de "ahorro o
muerte". Visto así, nadie duda de que los cubanos optarán por lo
primero: apretarse el cinturón.
Agorera, la sombra del Período Especial (la hambruna de los años 90)
planea sobre Cuba. Ciclones devastadores, derrumbe de los precios de las
materias primas, desbandada del turismo, purgas de dirigentes políticos?
Como si se tratara de una maldición bíblica, las malas noticias se
acumulan en la isla. Pero no, "no es el Apocalipsis", según aclaró hace
unos días el diario oficial Granma.
Y no le falta razón. Se trata de algo más terrenal. La crisis global
capitalista ha puesto un pie en la Cuba socialista, que, en realidad,
practica un capitalismo de Estado nada ajeno a los vaivenes de la
economía internacional. Según estimaciones oficiales, Cuba dejará de
recibir este año unos 1000 millones de dólares por la caída de los
precios del níquel (materia prima que representa más del 50 por ciento
de sus exportaciones) y por el pinchazo del negocio turístico, que ha
disminuido un 13,7 por ciento en el primer trimestre.
El ministro de Economía y Planificación, Marino Murillo, reconoció la
semana pasada que el país crecerá, como mucho, un 2,5% frente al 6%
previsto. Un dato rebajado por el oficialista Centro de Estudios de la
Economía Cubana, que prevé un crecimiento del 1% y baraja, incluso,
escenarios de contracción económica de medio punto del PBI.
La recesión, un hecho
Dos economistas cubanos consultados por La Nacion coinciden en que la
economía del país ha tocado fondo. Carmelo Mesa-Lago, catedrático
emérito de la Universidad de Pittsburgh (Pensilvania, EE.UU.), cree que
Cuba "ya está en plena recesión".
Desde La Habana, Oscar Espinosa Chepe, asesor económico del primer
gobierno revolucionario de Fidel Castro, y hoy opositor al régimen,
asegura que "la isla se prepara para volver a los peores años del
Período Especial".
"Todavía no hemos salido de ese período; Cuba nunca se repuso de la
pérdida de las subvenciones soviéticas, y ahora nos cae este bombazo
económico. Como Raúl Castro no hizo reformas, la gravedad de la
situación es comparable a recibir un huracán con las ventanas abiertas
de par en par." Para Mesa-Lago, la situación "no es tan nefasta como la
de 1993-94", pero la crisis podría ser "la peor desde esos años, y
podría agravarse aún más".
El prestigioso economista cubano, nominado al Premio Príncipe de
Asturias de Ciencias Sociales, destaca que la economía de la isla viene
perdiendo gas desde 2007. A la caída en las exportaciones se suma una
disminución de la producción interna y la incapacidad de financiar las
importaciones, lo que podría disparar el déficit comercial por encima de
los 11.000 millones de dólares. La falta de liquidez del gobierno cubano
ha repercutido ya en los pagos a las empresas extranjeras que operan en
la isla, con la salida de inversionistas foráneos en los sectores del
níquel y del petróleo.
Sin modelo productivo alguno al que apelar, el régimen ha recurrido a la
misma receta de siempre: el racionamiento energético. Según una
disposición del ministerio de Economía que entra en vigor hoy, los
temidos apagones (cortes de suministro eléctrico programados) podrían
reaparecer.
El plan del gobierno pasa por un control estricto del consumo energético
en fábricas y centros oficiales, que deberán elaborar planes de ahorro y
cumplirlos a rajatabla si no quieren sufrir apagones.
La disposición ministerial, de cinco páginas, detalla a qué horas habrá
apagones en los hogares (de 8 a 10 de la mañana; de 2 a 4 de la tarde, y
de 8 a 12 de la noche). De forma encomiable, las autoridades no han
querido molestar a los ciudadanos en los dos momentos cruciales del día:
la comida y el sueño. "Para reducir las afectaciones en los hogares, no
se deberá apagar en los horarios de cocción de alimentos [eléctrica en
muchos casos], ni en las madrugadas, para permitir en el verano el
normal descanso de la población [que suele dormir con ventilador]", reza
la normativa.
Además, el régimen otorgará "vacaciones forzadas" a los trabajadores
para reducir la demanda eléctrica en los centros laborales.
En el desolador panorama que afronta Cuba, la etiqueta reformista que se
le atribuyó a Raúl Castro se diluye. Quince meses después de haber
asumido como presidente, su figura se ha ido desdibujando entre la
población. Los daños causados por tres huracanes el año pasado (unos
10.000 millones de dólares), y la sacudida de la crisis global, ahora,
han enterrado por el momento el debate sobre las "reformas
estructurales" que prometió en su día Raúl.
Para Espinosa Chepe, que purgó en la cárcel un año y medio por su
disidencia política, la crisis podría ser un buen momento para aplicar
reformas, como ya ocurrió en los años 90. "La lógica indica esa
posibilidad, pero en esta isla la lógica no funciona y hay dirigentes
que no quieren hacer reformas por temor a los cambios políticos que
pudieran venir después", explica.
Mesa-Lago recuerda que fueron los períodos de crisis más agudos los que
llevaron al régimen a impulsar reformas, por lo que también considera
"ilógica" la estrategia de Raúl de posponer las reformas. Pero el
régimen, advierte, ha optado por el estancamiento: "Un documento que
circula entre los miembros del Partido Comunista de Cuba para explicar
la despedida y crítica dura a Carlos Lage [ex vicepresidente] y José
Luis Rodríguez [ex ministro de Economía], arquitectos de la reforma de
los 90, los acusa de intentar hacer reformas de mercado capitalistas",
revela el economista.
La ayuda venezolana, en vilo
* La Habana recibe de Caracas cerca de 100.000 barriles de petróleo
diarios a precios preferenciales. La fuerte caída de los ingresos
petroleros en Venezuela fue resaltada hace unos días por el diario
Granma, algo inhabitual. Oscar Espinosa Chepe cree que se trata de un
mensaje muy claro a la población de que Hugo Chávez "no va a poder
seguir subvencionando a la isla". Por su parte, Carmelo Mesa-Lago estima
que la ayuda venezolana ya se está reduciendo: "De otra forma, Cuba no
hubiese anunciado la reanudación de los apagones en una época peligrosa,
como es el verano (más proclive a las protestas sociales)".
Por la crisis y la falta de reformas, la economía cubana toca fondo -
lanacion.com (1 June 2009)
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