Luis Cino
LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - El gobierno cubano, o lo que
es igual, una de las organizaciones que le sirven con celo literalmente
religioso, quiere reunir a miles de cristianos en un estadio al oeste de
La Habana. No hay que asustarse, no se los van a tirar los leones. Sólo
pretenden que patenticen una vez más, entre ruegos y oraciones, su
lealtad y apoyo al régimen.
Marcial Hernández, presidente del Consejo de Iglesias de Cuba, anunció
que se proponen conmemorar el 20 de julio con un oficio religioso
evangélico en el estadio Pedro Marrero, de Marianao, los 10 años del
efectuado a bombo y platillo en la Plaza de la Revolución en 1999.
Puede que asistan algunos pejes gordos que consultarán el reloj para
saber cuánto les falta de tormento antes de regresar a sus privilegios y
sus residencias con aire acondicionado.
Por supuesto, no faltarán en la tribuna (sería impensable) los pastores
Raúl Suárez y Odén Marichal. Conducirán al rebaño sumiso en una
liturgia tan disciplinada como la del Partido Comunista para orar por el
fin del diabólico bloqueo yanqui, culpable de todos nuestros males, y
por la salud del jefe. El tiempo que les quede libre, si es posible
(como en el bolero) lo dedicarán a alabar al Señor (al de más arriba).
¡Selah!
En esta ocasión, el acto será más modesto que el de julio de 1999, no
sólo por el lugar escogido, sino por la cantidad de fieles que se espera
que asistan. Según Hernández, deberán acudir entre 7 mil y 20 mil
personas. En varias provincias realizarán actos similares para ahorrar
el combustible que implicaría transportar a los creyentes a la capital.
Pese al optimista ecumenismo de Marcial Hernández, que invitó al acto
"también a los católicos y a todo el pueblo", no creo que acudan más
fieles de los oficialmente convocados.
Ciertamente, no asistirán aquellos como Ernesto Cutiño a los que niegan
el permiso para abrir casas de culto, los pastores contestatarios
represaliados, los disidentes expulsados de sus templos (como Aníbal
Alemán) por ministros miedosos, ni los estudiantes a los que no permiten
(a estas alturas) llevar al cuello un crucifijo.
No tengo que preguntar a Carlos Ojeda si irá. Es pentecostal, un
hombre de trabajo, dedicado a su familia y temeroso de Dios, pero dejó
de ir a su iglesia porque se unió a un partido opositor y el pastor,
cuando lo supo, le pidió que no fuera más porque no quería tener
problemas con el gobierno. Para colmo, a su hija de 11 años ha tenido
que llevarla al siquiatra porque hace rechazo a la escuela. Se
traumatizó porque una profesora se burló de ella y la insultó cuando le
dijo que su religión no le permitía bailar. La maestra quiso obligarla a
menearse con el reguetón en un acto político. Ahora la niña asiste a una
escuela para niños con problemas de conducta.
El 20 de julio de 1999 muchos creyentes se marcharon de la Plaza antes
de terminar el oficio religioso ante el cariz marcadamente político que
tomó. Curados de espantos, puede que al nuevo guateque, convocado por
pastores que sólo representan malamente al gobierno, no se tomen
siquiera la molestia de asistir.
No obstante, el estadio Pedro Marrero es acondicionado de prisa para el
evento por acólitos del Consejo de Iglesias que realizan trabajo
voluntario. Total, ¿qué tiene de malo que los cristianos hagan trabajo
rojo si hasta la British Airways, ahora que está en crisis, convoca a
sus trabajadores a hacer trabajo voluntario?
Cristianos para el estadio (24 June 2009)
http://www.cubanet.org/CNews/y09/junio09/24_C_2.html
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