Tuesday, May 05, 2009

Un fantasma recorre a Cuba

Diario Las Americas
Publicado el 05-02-2009

Un fantasma recorre a Cuba

Por Pablo Alfonso

Hace quince años que el Período Especial explotó en el Malecón de La Habana y desató el éxodo ilegal de balseros hacia Estados Unidos. Una escapada del manicomio nacional. Un sálvese quien pueda.

Aquella crisis fue el resultado conjunto de la debacle económica provocada por la pérdida de los subsidios soviéticos, los mercados del mundo comunista europeo y los valores de una ideología política que se vino abajo, arrastrando proyectos y sembrando desesperanzas.

Es un aniversario que se cumple en el verano de este 2009.

Hoy existe un contexto internacional diferente pero sería bueno tener presente que, en lo que se refiere a la realidad socio-política interna, la situación en Cuba es muy similar a la que se vivió hace quince años.

Anoto la advertencia sin ánimo de provocación. Incluso con la esperanza de que los días por venir no repitan aquellos episodios. Lamento ser portador de malos augurios en medio del eufórico optimismo de algunos.

Nunca es agradable ser un aguafiestas. Sin embargo, para quienes hemos seguido durante varias décadas los vaivenes del castrismo, hay algunas realidades imposibles de pasar por alto, solo para hacer lo "políticamente correcto" y unirse al coro de los que comparten sueños agradables. Lo siento pero mi deber como periodista no es ser complaciente. Trato de ser objetivo y aquí van algunos elementos de esa lectura objetiva.

Primero las coincidencias históricas.

Las crisis internas y el consiguiente escape hacia el mar han tenido un comportamiento cíclico de aproximadamente quince años: Camarioca en 1965; La Embajada del Perú y El Mariel en 1980; El Maleconazo y la Crisis de los Balseros en 1994.

Cada una de ellas se ha producido durante una Administración demócrata en la Casa Blanca.

Más allá de las coincidencias están las realidades:

Cómo decía al principio el punto culminante de la última crisis social en Cuba fue el resultado conjunto de factores económicos y políticos: El Período Especial.

Aquel período especial parece acechar en los meses por venir.

Cuba atraviesa ahora mismo una escasez de liquidez que podría obligar al gobierno a una cesación de pagos a sus acreedores. El país no tiene divisas. Las líneas de crédito otorgadas por China, Irán y Rusia se están agotando. Venezuela puede continuar con el suministro de crudo, pero es poco probable que el bolsillo de Chávez continúe abierto para pagar con divisas, contantes y sonantes las necesidades cubanas.

Una cesación de pagos supone una suspensión inmediata del crédito a corto plazo que Cuba ha estado obteniendo para sobrevivir.

La revista The Economist habla de un déficit en cuenta corriente de 2,700 millones de dólares, con un impresionante crecimiento en la deuda externa, que llegó a 19,200 de millones de dólares.

Esta grave situación económica se produce en medio de la crisis económica global. A diferencia de otros países, Cuba no puede acudir a los centros financieros como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo, para solicitar préstamos de emergencia. El régimen castrista no pertenece a ninguna de esos organismos, porque se marchó de ellos cuando se abrazó a la extinta Unión Soviética.

El país importa aproximadamente el 80 por ciento de los alimentos que consume y por ese concepto gastó el año pasado unos $1,800 millones de dólares.

En el 2009 no hay esa posibilidad. La brusca caída de los ingresos por las ventas de níquel y el turismo internacional, golpeados por la crisis global, ha llevado a sus mínimos la reserva de divisas de Cuba. No hay que olvidar que los huracanes del pasado año arrasaron con la agricultura, crearon mayores dificultades al déficit de viviendas, afectaron la infraestructura económica y provocaron en total $10,000 millones de dólares en pérdidas.

En el terreno socio político el clima de tensión no es muy diferente.

La llegada a la presidencia de Estados Unidos de Barack Obama, generó amplias expectativas en el seno de la población cubana. En particular en la juventud.

Los cubanos han saludado la posibilidad del reencuentro, sin limitaciones, con sus familiares residentes en Estados Unidos. Y también, por supuesto, la ayuda económica que las remesas familiares significan.

Para el gobierno cubano, esa inyección en divisas no resuelve la profundidad de la crisis que afronta. Es una gota de agua en una economía sedienta de productividad y eficiencia, agotada en sus proyectos, quebrada en sus estructuras.

Las esperanzas de que mejorarían las relaciones entre ambos países crecieron en todo el país, con la disposición de la Casa Blanca de avanzar en la normalización de las relaciones con Cuba.

Sin embargo, el portazo que La Habana le ha dado a esas iniciativas le está poniendo punto final a las esperanzas de la población.

Los jóvenes de 2009 no tienen ninguna fe en una revolución que se estancó en el tiempo y mucho menos en una gerontocracia guerrillera que gobierna desde sus nostalgias. De espaldas a las necesidades reales de la población.

Estos son elementos reales. El verano que se avecina no augura un escenario sereno. En los próximos meses el general-presidente tendrá que tomar decisiones concretas y dejar a un lado las promesas y las evasivas. De lo contrario podría encarar serias consecuencias. Un fantasma recorre a Cuba. Todavía no sabemos si es semejante a las habituales crisis migratorias o al Maleconazo habanero.

http://www.diariolasamericas.com/news.php?nid=77326

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