Tuesday, May 26, 2009

El último apretón

El último apretón

José Hugo Fernández

LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) - ¿Qué beneficio reporta al país
la aplicación de una ley que exige que los taxis particulares sean
operados exclusivamente por sus dueños? La obviedad de la respuesta no
impide que hoy en Cuba volvamos a lanzar esta pregunta al viento.

Bajo riesgo de grandes multas o de la expropiación del vehículo, ni
siquiera los hijos de dueños de taxis pueden operarlos, ni aun en el
caso de que el propietario sea un anciano o esté enfermo y su auto
constituya la base del sustento familiar.

La renovada imposición de este decreto es el último motivo de malestar
entre nuestra gente, en tanto salta ya a la vista una drástica reducción
-tal vez a menos de la mitad de su número- de los taxis particulares que
rodaban hasta hace pocos días en La Habana, especialmente los llamados
boteros o almendrones, los cuales cubren recorridos invariables y a
precios fijos dentro de la ciudad.

Pero se trata sólo de uno de sus perjuicios inmediatos, el primero que
se nota, ya que agrava nuestras dificultades con el transporte. Sin
embargo, hay otra consecuencia, más nociva, por cuanto más
trascendental, que pesa sobre la medida.

Se aprecia aquí un nuevo golpe bajo contra el negocio por cuenta propia.
En particular parece claro que se están creando las condiciones para que
en un futuro, no lejano, la totalidad del sistema de transportación
pública esté en manos estatales.

Tal evidencia muestra dos aristas, cual de las dos más preocupantes. Por
un lado, está el hecho, comprobado fehacientemente a lo largo de
cincuenta años, de la incapacidad del régimen para garantizar una
solución, o un remedio más o menos sostenible al agudo problema de la
transportación pública de los habaneros.

Por el otro lado está la prueba, una más, de que nada cambia en Cuba
como no sea para peor, y que aun cuando a nadie quedan dudas del
escandaloso fracaso demostrado por el Estado en las gestiones
administrativas, sigue encaprichado en mantener su monopolio total sobre
los medios de producción y servicios.

Ahora mismo el criterio generalizado, tanto entre los taxistas como
entre sus pasajeros, es que al régimen le molesta suponer que algunos
dueños de almendrones poseen dos o tres vehículos -adquiridos con su
esfuerzo y sus iniciativas particulares-, entonces contratan a choferes
para que se los manejen.

El resultado es que tales dueños perciben ganancias correspondientes con
su inversión, a la vez que propician fuentes de empleo y, sobre todo,
brindan una respuesta eficiente a nuestra demanda, siempre alta e
insatisfecha, en materia de transportación.

Pero para el Estado lo único que cuenta es que estos propietarios de
almendrones han estado procurando ganancias solventes, lo cual
constituye motivo de mala influencia dentro de las dotaciones de sus
esclavos, pues demuestra que a pesar de todas las previsiones del
totalitarismo, quedan todavía entre nosotros individuos capaces de
escurrirse por debajo de la capa del diablo.

Es de prever entonces que contra "malos ejemplos" de esa índole esté
dirigido este último apretón del régimen. El último hasta hoy, porque
mañana será otro día.

Cuba: El último apretón (26 May 2009)

http://www.cubanet.org/CNews/y09/mayo09/26_C_2.html

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