Monday, January 05, 2009

Martha Frayde: "Cuba vive un momento de parálisis política total"

Posted on Sunday, 01.04.09
Martha Frayde: "Cuba vive un momento de parálisis política total"
By WILFREDO CANCIO ISLA/El Nuevo Herald
MADRID

Casi al cumplirse medio siglo del triunfo revolucionario que respaldó
con pasión desbordada en enero de 1959, la doctora Martha Frayde
prefiere pensar en esta etapa histórica como "un interregno", un espacio
de tiempo en el que Cuba ha vivido congelada, sin libertades
democráticas ni derechos ciudadanos.

"Hace 50 años nadie pensó que llegaría a presenciar esta desintegración
nacional, este deterioro tan terrible de la vida de los cubanos",
comenta Frayde con la serenidad que le proporcionan sus 88 años. "Las
personas que vayan a tener responsabilidad ejecutiva en una Cuba futura
deberán hacer una radiografía de lo que ha sucedido en estos años para
saber por dónde conducir al país: será una tarea extremadamente difícil".

Reacia a las entrevistas, Frayde habló con El Nuevo Herald en la sala de
su apartamento en Madrid, repleto de libros y motivos cubanos. Sobre un
librero, la conocida foto de José Martí en Jamaica, en 1894. En las
paredes de la sala cuelgan cuadros de Amelia Peláez, Fidelio Ponce y
Wifredo Lam, su gran amigo. El pasado año entregó 49 cuadros de su
valiosa colección a la Universidad de Miami y aguarda por un trámite
para completar el donativo de los que aún permanecen en su poder.

Está ya recuperada de una reciente cirugía ortopédica, pero camina aún
con dificultad, apoyándose en andadores. Mantiene la mente lúcida, su
conversación es fluida y culta, y no ha pedido la sonrisa ni su peculiar
capacidad de ironizar.

"Yo nací de pie, y los que veníamos de pie teníamos suerte", dice
jocosamente. "Y realmente no puedo pedirle más a la vida: he viajado
mucho, he tenido una buena educación, he conocido gente ilustre y
famosa, la salud me ha acompanado hasta la vejez y como en mi casa mejor
que en el Palacio Real..."

Nació en 1920 en un hogar de profesionales virtuosos en pleno barrio del
Vedado. Hija de un científico prominente y una periodista que escribía
sobe "femineidades"en la popular revista Carteles, Frayde se graduó de
Medicina en la Universidad de La Habana en 1946 y de inmediato se alistó
para cumplir estudios de postgrado en las universidades de Montral y
McGill, en Canadá.

Regresó a Cuba en 1948 y, sin experiencia ni vocación políticas, se vio
de repente involucrada en los torbellinos de la época.

Militante del Partido Ortodoxo y protagonista de primera fila en la
revolución de Fidel Castro, impulsora del proyecto del Hospital Nacional
y la Escuela de Enfermería de La Habana, representante de Cuba en la
UNESCO hasta 1965, Frayde discrepó del rumbo totalitario del régimen y
renunció a su puesto en París. Desoyendo las recomendaciones de sus
amigos cercanos, volvió a La Habana, se reincorporó al ejercicio de la
Medicina y comenzó a ventilar sus discrepancias públicamente.

Decidió que quería marcharse del país, pero Fidel Castro se negó a
otorgarle el permiso de salida.

"Entonces comencé a reunirme con personas que estaban inconformes con la
situación del país; nos veíamos en el parque de 19 e I [en el Vedado]
para que pareciera un encuentro de amigos en un lugar público",
recuerda. "Siempre con la idea de desafiar al régimen pacíficamente,
porque la violencia caracterizó la vida republicana, el propio
Movimiento 26 de Julio se inició con violencia y llegó al poder con
violencia, y eso no ha sido nada positivo para la nación".

Así se gestó el movimiento de derechos humanos, que el 28 de enero de
1976 fundó su primer grupo de activismo pacifista: el Comité Cubano Pro
Derechos Humanos (CCDH), establecido por Frayde y el profesor Ricardo
Bofill. A ellos se sumaron el ex diplomático y asaltante del Cuartel
Moncada, Gustavo Arcos Bergnes, y el profesor Elizardo Sánchez Santacruz.

"Nuestro aporte quedará para la historia", afirma. "Tuvimos la
determinación de enfrentarnos con valentía al régimen en momentos en que
eso costaba muy caro".

Pocos tiempo después, el 10 de julio de 1976, Frayde fue a la cárcel
bajo acusaciones de reunión con contrarrevolucionarios, vínculos con
agentes de la CIA e intento de salida ilegal del país. La condenaron a
29 años. Cumplió tres años y cuatro meses en la prisión Nuevo Amanecer
antes de salir en libertad y marchar al exilio en España, en diciembre
de 1979.

"Agradezco a la vida haber estado en la cárcel", confiesa Frayde, que
pasó nueve meses en una celda preventiva de cinco por seis metros,
hacinada junto a una treintena de presas comunes. "Como médico no había
tratado al pueblo cubano en los estratos más bajos, y puedo decir soy un
ser humano más comprensivo después de pasar por esa experiencia, más
propia de un manicomio que de un centro penitenciario".

Levantar la cabeza

Frayde recuerda que llegó emocionalmente destruida al exilio, pero muy
pronto levantó la cabeza "porque estaba consciente que la lucha era muy
larga".

"No guardo odio, soy cristiana y el odio no cabe dentro de mí", asegura.
"Al final de mi vida me doy cuenta de que debía haber tenido más
generosidad y tolerancia para evaluar a ciertas personas que me hicieron
daño, pero nunca odié. Dios se encargará de juzgarnos".

En el exilio, ella ha sido una incansable promotora del CCDH,
denunciando las violaciones del régimen cubano y reclamando la
liberación de los presos políticos: "Cuando salí de la cárcel sabía que
era imposible quedarme allí y tenía la esperanza de hacer algo por Cuba
desde afuera, con una causa que pudiera unir a todos los cubanos, más
allá de las controversias políticas e ideológicas".

Una de sus contribuciones fundamentales ha resultado la confección del
boletín trimestral del CCDH, que desde 1989 se distribuye
trimestralmente, con documentos, informaciones y denuncias de la
situación de Cuba. Lo realiza desde su apartamento en Madrid, "sin
computadora y sin internet, porque en cuanto a las nuevas tecnologías me
quedé en el fax, soy de la era de la carreta".

Es una firme de defensora de Miami como espacio para preservar la
memoria cubana: "Gracias a que existe Miami, la historia y las
tradiciones cubanas se han salvado del olvido. No niego que hay gente en
Miami que se pasa en extremismos, pero eso forma parte de nuestra
idiosincrasia. Si no existieran las voces de Miami, el régimen hubiera
tenido luz verde total para borrar la verdad ante el mundo".

Se mantiene al tanto del acontecer cubano. No sólo revisa y recopila
notas de los principales medios de comunicación, sino que está en
contacto sistemático con colaboradores y amigos alrededor del mundo.

"Cuba vive un momento de parálisis política total", señala la activista.
"Los ciclones han acabado de remachar la situación económica y uno se
pregunta con incredulidad hasta dónde puede llegar la capacidad de
resistencia del pueblo cubano".

Frayde se remonta a los días de la eclosión revolucionaria y la llegada
de Fidel Castro al poder. Su grado de confianza con el líder cubano
llegó al punto de que Castro le entregó una nota de puño y letra para el
acceso de manera permanente a su presencia física, en enero de 1959, y
le comisionó personalmente la construcción del Hospital Nacional
"Enrique Cabrera". El cheque de $5 millones entregado por la firma Gravi
para la edificación fue incluso ordenado a nombre de Frayde.

"Los cubanos nos dejamos pisotear por enamorarnos de su personalidad:
fue una especie de anestesia colectiva que nos invadió a todos",
rememora. "Yo quería hacer algo grande por mi país, modernizar las
estructuras de los hospitales, extender la salud pública a los lugares
más remotos, crear la carrera para auxiliares de enfermeras... Creo que
logré cosas importantes, pero estaba muy inmersa en el trabajo y vine a
darme cuenta de la deformación del proceso con posterioridad. Fidel
Castro nos engañó a todos, empezando por mí. Los visionarios del primer
momento fueron la minoría".

Una arbietrariedad suprema

Para ella, el rumbo de la revolución comenzó a torcerse desde los
primeros días de la llegada de Castro al poder, y el ejemplo más
contundente fue el fallo revertido en el proceso judicial contra 43
pilotos de la Fuerza Aérea del régimen anterior. Un tribunal presidido
por el comandante Félix Pena los absolvió el 2 de marzo de 1959, pero
esa mismo día el "máximo líder" anuló el veredicto y convocó a un nuevo
juicio con diferente tribunal, en el cual los pilotos resultaron
condenados a largas penas de cárcel.

"El juicio de los aviadores resultó en una arbitrariedad suprema
-asevera. Fue un claro indicio de que Fidel Castro era capaz de vulnerar
sus propias promesas".

-Pero el momento que marcó su ruptura con el proceso, ¿cuál fue?

"Mis discrepancias empezaron con el Ministerio de Salud Pública, pero el
conflicto espiritual que me llevó a romper con el régimen fue la Crisis
de los Misiles en 1962, cuando vi la posibilidad de una destrucción del
mundo a merced de las ambiciones políticas y totalitarias de Fidel".

-¿Cuál es su visión personal sobre Fidel Castro desde los días del
Partido Ortodoxo?

"Es un hombre a quien le gustó siempre rodearse de gente inferior a su
capacidad intelectual y que siempre estuviera dispuesta a asumir lo que
él proyectaba, sin análisis crítico. Desde los días de la lucha armada,
su movimiento no dudó en liquidar a todo el que se le enfrentaba. Su
relación con las ideas democráticas y la capacidad de oir a sus
colaboradores cercanos no pasó nunca de ser un mimetismo, una bandera
para camuflar la personalidad autoritaria. Los libros que leía siempre
fueron para sacar ejemplos aplicables a sus objetivos de lucha. Era un
hombre bien ortodoxo en sus lecturas".

-Como médico, ¿le dio consejos alguna vez?

"No, siempre lo conocí con mucha salud. Pero la vigilancia médica y la
búsqueda de los mejores medicamentos para él siempre estuvieron a la
orden del día desde 1959. Recuerdo que estando yo en París, Celía
Sánchez me llamó para que le localizara a Fidel, con carácter urgente,
un medicamento inglés de última generación, y se mandó a pedir a través
de la Embajada cubana en París. Me imagino que ahora los cuidados y la
supervisión médica deben estar al máximo".

-Usted tuvo también estrechos vínculos con Ernesto Ché Guevara. ¿Cómo lo
recuerda?

"Aunque tengo perfecta noción de los errores del Ché, de su
responsabilidad en los fusilamientos sumarios y de su afán de aceptar
cargos que no se correspondían con su formación, guardo buenos recuerdos
de él. Parece que le simpatizó la idea de una mujer médico decidida a
hacer un hospital y una escuela de enfermeras. Machadito Ventura [José
Ramón Machado Ventura, actual vicepresidente primero del Consejo de
Estado] tenía unos celos tremendos y me hacía la vida imposible, y el
Che me respaldó siempre. El estaba entusiasmado con mis iniciativas y
venía a conversar conmigo, muchas veces hablábamos en francés. Pocos
días después de conocerlo, le pedí revisar los archivos de Batista en
[la fortaleza de] La Cabaña y él le dio órdenes a Antonio Núñez Jiménez
para que yo buscara mi expediente, y así aproveché también para sacar
los expedientes de muchos amigos. Me ofreció un jeep para moverme y me
dio todas las facilidades para que fuera a Alemania a comprar equipos
médicos y camas con destino al Hospital Nacional. Así es la vida, el ser
humano tiene esas ambivalencias sentimentales".

-¿Y Raúl Castro? ¿Cómo era entonces Raúl Castro?

"Era una persona con la que se podía hablar, y que como dirigente
político tenía una gran capacidad de organización. Sin dudas, desde su
infancia hasta el presente ha tenido una fijación o dependencia a la
figura de Fidel, y eso se ha demostrado hasta los días actuales. Fidel
Castro creó un andamiaje en el poder que le ha impedido gobernar a Raúl.
Creo que su preocupación hacia sus hijos y su familia demuestra que es
una persona diferente a Fidel".

-¿Cree que el castrismo podrá sobrevivir a los Castro?

"La historia demuestra que cuando los dictadores mueren se produce un
cambio radical en el país. Mire el caso de Franco, de Pinochet, de los
regímenes de Europa del Este. Pienso que el cambio hacia la democracia
va a producirse gradual y pacífico. Y que será inevitable".

No al Nuremberg cubano

Frayde se opone a un Nuremberg cubano para aplicar justicia por los
desmanes cometidos durante el régimen comunista.

"A largo plazo lo que necesita un país es algo más que un proceso de
Nuremberg. ¿Cree usted acaso que la evolución de Alemania ha derivado de
esos juicios? Hay que darle esperanzas al pueblo y habrá que actuar con
mucha paciencia, tolerancia e inteligencia, poniendo por encima los
deseos de hacer avanzar a la nación. Pero aunque anhelo volver a una
Cuba democrática, no sé si mis años me lo permitirán".

-¿Y Fulgencio Batista? ¿Cuál será el juicio definitivo de la historia?

"Como figura histórica se va a favorecer de los errores de Fidel Castro
por estos 50 años. Fidel Castro lo ha dejado chiquito como dictador".

¿Cómo le gustaría que la recordaran? "Como una mujer que vivió con mucha
entereza y fuerza moral".

¿Qué le recomendaría a los cubanos más jóvenes? "Que todo en la vida hay
que hacerlo con perseverancia y pasión. Lo demás no cuenta".

http://www.miamiherald.com/1321/v-fullstory/story/837610.html

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