Enunciados vacíos
Quienes dirigen el sistema económico no se percatan de que la solución a
la crisis no está en eliminar a 'vagos y holgazanes'.
Elías Amor Bravo, Valencia | 22/01/2009
Un estudio reciente del Centro de Investigaciones Sociológicas de Cuba
destaca que, entre los jóvenes, "conseguir un empleo" ha pasado a ocupar
el quinto puesto en el orden de prioridades de este segmento de población.
En principio, este resultado no parece sorprendente, si se tiene en
cuenta que la tasa de desempleo en la Isla, reportada por las
autoridades y recogida en los informes de CEPAL (Comisión Económica para
América Latina y el Caribe), es muy baja, lo que confirma que el acceso
al mercado laboral existente no es problemático.
Sin embargo, lejos de valorar este dato en términos positivos, el diario
Granma, portavoz oficial del pensamiento y obra de Fidel Castro, realizó
un análisis del dato sociológico con un artículo de título despectivo y
ofensivo: El holgazán: un peligro ideológico.
Quizás valdría la pena analizar el contenido de este trabajo para
comprobar qué lejos está el autor de este artículo y su inspiración, sus
conocimientos o valores, del modelo de sociedad que realmente necesita
la Isla para salir adelante. En cualquier caso, es difícil imaginar en
un medio europeo u occidental un artículo de estas características,
pensando en el respeto que merecen las organizaciones representativas de
los trabajadores que, en Cuba, curiosamente, ni levantan la voz cuando
escuchan estas acusaciones. Que tomen buena nota los defensores de la
concertación social.
El artículo destaca que se observa la "presencia de individuos que jamás
sudan la camiseta y que, en cambio, viven mejor que los que trabajan de
sol a sol". Absolutamente comprensible. Si los segundos apenas cobran 12
euros al mes en sus diversos empleos, cuando esa cantidad de dinero se
puede obtener en un par de días prestando servicios en el mercado negro
a los turistas, para qué ir a ese falso trabajo todos los días.
En Cuba, nadie cumple la jornada laboral, según Granma, por lo que "la
holgazanería es uno de los problemas que daña la economía, agravado por
la tranquilidad con que se sigue manifestando la indisciplina laboral,
la impuntualidad, el no aprovechamiento óptimo de la jornada, la falta
de rigor y de exigencia".
Sin duda, duras críticas para quienes se ven obligados a pasar una parte
importante del día deambulando en medios de transportes tediosos y de
pésima calidad hacia los centros de trabajo, a padecer largas e
interminables colas para adquirir la práctica totalidad de bienes de
consumo de la libreta de racionamiento, que sólo dura diez días, más las
esperas y demoras provocadas por la ineficiencia general del sistema.
Soluciones parciales
El artículo viene a poner el dedo en la llaga: la reforma tantas veces
anunciada por Raúl Castro de diferencias salariales en función de la
productividad se quiere hacer depender de la "eliminación de subsidios
excesivos y de gratuidades indebidas", que, curiosamente, están en el
origen del déficit estructural de recursos de la economía, su
desequilibrada estructura económica a favor de la participación del
Estado y la escasez de infraestructuras productivas.
El pragmatismo de Raúl Castro va a exigir mucho más que enunciados
vacíos de contenido y reformas parciales o ataques a los "holgazanes",
como ha hecho el articulista de Granma. Va a suponer, ante todo, la
remoción de una parte importante de las restricciones y trabas que
impiden el ejercicio de actividades empresariales con destino al
mercado, el restablecimiento de un marco estable de derechos de
propiedad, la fijación de un sistema adecuado de retribuciones que
permita a la gente prestar sus servicios allí donde sea más rentable.
Es una lástima que quienes dirigen el sistema económico no se percaten
de que esas dos reformas son fundamentales para eliminar a esos "vagos y
holgazanes" de los que habla Granma, que, por otra parte, no son el
perfil que se observa del cubano que vive en Estados Unidos, Francia o
España, donde el empuje, la capacidad y el capital humano de esos
compatriotas les ha valido para avanzar rápidamente en sus ocupaciones y
profesiones.
La realidad cierta es que en Cuba, actualmente, con dos monedas en
circulación, con dos economías en funcionamiento compartido, la del área
del dólar y la moneda convertible, y la que padecen los cubanos, con
amplios sectores dominados por la economía sumergida, una estructura
productiva ineficiente y burocrática, con notables bolsas de marginación
y desilusión en amplios sectores de la población, las soluciones
parciales no son las más adecuadas. Sería conveniente dar la vuelta al
calcetín y sentar las bases de un nuevo modelo económico que ponga fin
al desvarío de 50 años de una revolución fatal.
http://www.cubaencuentro.com/es/cuba/articulos/enunciados-vacios-149547
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