Cuba 'is different'
¿Sería recomendable que Raúl Castro adoptara el estilo chino a la hora
de promover cambios estructurales?
Oscar Espinosa Chepe, La Habana | 27/11/2008
El presidente de China Hu Jintao realizó una visita oficial a la Isla el
pasado 17 de noviembre, después de participar en la reunión del G20 en
Washington y hacer una breve estancia en Costa Rica.
Esta ocasión incita a meditar sobre la historia reciente del gigante
asiático, pues de un país que llegó a estar en una cuasi anarquía,
debido a equivocadas políticas oficiales y un destructivo proceso de
Revolución Cultural, a partir de 1978 efectuó trascendentales
transformaciones en su economía y sociedad, que en 30 años lo han
convertido en la segunda potencia económica mundial, si se mide el PIB
logrado en 2007, en paridad de poder de compra de Estados Unidos, de
acuerdo con cálculos del Fondo Monetario Internacional.
Esa hazaña posiblemente no tenga paralelo en la historia universal. Ha
significado que cientos de millones de chinos, quienes antes de los
cambios vivían en la más completa miseria, aumentaran sensiblemente su
nivel de vida y lograran consumos per cápita de carne, leche y cereales
relativamente altos respecto al pasado. En una proporción que, teniendo
en consideración la magnitud de la población, ha sido uno de los
factores que influyó de manera decisiva en el incremento de los precios
en el mercado mundial de esos alimentos.
Paralelamente, se ha apreciado una pujante participación china en el
mercado internacional, en especial como exportadora de bienes y
servicios, convirtiéndose, además, en uno de los principales propulsores
del turismo, tanto como receptora de visitantes, con 41,7 millones de
personas para el cuarto lugar mundial en el 2007, como gastadora en el
extranjero, con 10,8 miles de millones de dólares ese año, según el
Pocket World in Figures, Edition 2007 de The Economist.
Por supuesto, no todos los problemas económicos están resueltos en
China. Al interior existen grandes zonas de pobreza y situaciones
difíciles de resolver, teniendo en consideración su población de más de
1.300 millones de habitantes, con extensiones de tierras cultivables no
acordes a sus necesidades. A esto hay que sumar los siglos de atraso e
ignorancia en muchas regiones, lo que llevará tiempo resolver.
En el ámbito internacional, la pragmática política china se ha abierto
poco a poco un espacio importante. No fue casual que en la pasada Cumbre
del G20, el presidente Bush, su anfitrión, sentara al presidente Hu a su
izquierda como reconocimiento a la significación de su país. En América
Latina y el Caribe la influencia china se expande. El comercio y los
vínculos económicos se amplían a niveles sorprendentes, incluidos
fuertes movimientos de capital para ser invertidos en la producción de
materias primas que, con urgencia, necesita la nación asiática para
proseguir su impresionante desarrollo.
Así, China se ha convertido en un poderoso competidor en la región de
Estados Unidos, la Unión Europea, Japón y otros centros económicos, lo
cual brinda mayores opciones para el avance de los pueblos del
subcontinente. En estos momentos, ya Chile y Perú han suscrito con China
Tratados de Libre Comercio, y es casi seguro que otros países sigan ese
camino.
Asimismo, debe recordarse que los litigios internacionales heredados del
pasado se han ido resolviendo. Los territorios de Hong Kong y Macao,
bajo fórmulas inteligentes y pacíficas, regresaron al seno nacional. En
los últimos tiempos, avanzan los contactos con Taiwán con acuerdos
efectivos, pero sin apresuramiento.
Actualmente, la contrapartida taiwanesa está representada por un
presidente procedente del antiguo archienemigo el Partido Nacionalista
Koumintang, pero esto no ha sido obstáculo para el entendimiento entre
ambas partes, que han sabido con paciencia y sabiduría anteponer los
intereses de sus pueblos a las diferencias y los odios del pasado. Una
experiencia sobre la cual los cubanos deberíamos meditar, para sacar
lecciones provechosas.
Lejos de la democracia
Es cierto que China todavía está lejos de ser un Estado democrático.
Lamentablemente, en sus cárceles permanecen muchos demócratas y
defensores de los derechos humanos, así como prevalece un injusto
sistema de un solo partido, y continúa la política de no brindar a las
minorías étnicas la autonomía que reclaman. Sin embargo, debe recordarse
que en este país subsisten tradiciones autoritarias con raíces en
milenios de despotismo, por lo cual resulta absurdo reclamar que de un
día para otro una nación tan vasta y compleja cambie radicalmente.
Debe reconocerse, que la sociedad continúa moviéndose hacia cotas de
progreso. Recientemente, se han dado pasos importantes para resolver los
problemas de la propiedad agraria, mediante leyes que permiten vender
los derechos de los campesinos a la tierra, lo cual facilitará la
progresiva eliminación del minifundio y con ello la aplicación de
técnicas más productivas. Al mismo tiempo, podría liberarse un
importante caudal de fuerza de trabajo para coadyuvar al desarrollo de
otros sectores económicos. Se supone que esto se haga en un marco de
plena libertad para los campesinos que decidan vender su derecho a la
tierra, aunque las autoridades han reconocido que se deberá controlar
este proceso para evitar abusos e ilegalidades.
Los avances de China se han basado en el otorgamiento progresivo de
libertad económica a los ciudadanos, lo que ha redundado en el avance de
las fuerzas productivas y la capacidad de creación de las personas,
atadas en el pasado por un sistema disfuncional que impedía el desarrollo.
El ejemplo chino demuestra que el progreso de la producción y los
servicios no sólo depende de la fuerza de trabajo, el capital y
determinados niveles tecnológicos. A esto debe incorporarse la libertad
creadora del ser humano como factor determinante, sin cuya
participación, con motivación e interés, no es posible el avance. Con
características similares, esto se ha producido en Vietnam, donde
también se observa un progreso impactante, a pesar de los destrozos
dejados por la guerra, y tampoco haber superado las ataduras
representadas por un gobierno de un solo partido.
Proceso de involución
Cuba es un ejemplo que también prueba la importancia de la libertad
económica para el progreso de una nación. La diferencia está en que
ocurre de forma negativa, al continuar coartada la libertad de los seres
humanos para progresar, incluso actualmente, después de tantos años de
bloqueo interno e "inxilio" de los ciudadanos, está presente un proceso
de involución generalizado de toda la sociedad.
Sería recomendable que el presidente Raúl Castro, conocido por su
pragmatismo, reflexionara sobre la experiencia china, y retomara la idea
de promover cambios estructurales y de conceptos, como él señalara en su
discurso del 26 de julio de 2007. Desafortunadamente, "por razones
ignoradas", ha sido frenado el proceso de transformaciones requerido por
la Isla y que añora la mayoría de los ciudadanos, incluidos amplios
sectores del partido y el gobierno. Un proceso que enrumbe a la nación
hacia la reconciliación, la prosperidad y la democracia para todos los
ciudadanos.
http://www.cubaencuentro.com/es/cuba/articulos/cuba-is-different-135117
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