2008-09-29.
Faisel Iglesias, Fundador de la Corriente Agramontista y Delegado para
el Caribe de La Unidad Liberal Cubana
(www.miscelaneasdecuba.net).- Todas las revoluciones que ha conocido la
humanidad a través de la historia se han tornado inconclusas. Por eso
José Martí en el siglo antepasado, viendo que continuaban viviendo
colonias en las repúblicas, advirtió: "Es necesario todavía hacer una
revolución, que no haga presidente a su caudillo. Una revolución contra
las revoluciones. El levantamiento de todos los hombres pacíficos
-soldados solamente una vez- para que ellos, ni nadie, vuelvan a serlo
jamás."
El dramaturgo Vaclav Havel, el líder de la disidencia Checa y Primer
presidente del poscomunismo, expresaba en su obra "El Poder de los sin
poder", la necesidad de una "revolución existencial", que transforme los
hábitos y acciones que más afectan la calidad de la vida. Ya Martí
advertía que "[e]l primer trabajo del hombre es reconquistarse."
No se trata del acto extraordinario de imponerse a los otros hombres, de
ser el encargado de iluminar a los demás. Es vivir en dignidad; y vivir
con dignidad es poder disponer de nosotros mismos. En este aspecto, no
nos puede satisfacer ningún paternalismo, como tampoco nos puede
complacer como seres libres, ningún paraíso cerrado.
Se trata del derecho y el deber natural de cada ser humano de defender
su individualidad, su espiritualidad. "Ni originalidad literaria cabe,
ni la libertad política subsiste mientras no se asegure la libertad
espiritual... Porque la primera libertad, base de todas, es la mente."
Mirando la sociedad cubana desde la distancia del exilio, nos percatamos
que la verdadera revolución cubana comenzará en tiempos de paz, después
de triunfar la revolución contra la Revolución. Me refiero a esa
revolución existencial que deberá hacer cada cubano contra si mismo. Esa
que acabe con ... "estás equivocado"... " No te permito que digas"..."tú
no tienes la razón"... que cuartan los derechos inherentes a la propia
naturaleza humana.
Esa revolución existencial solo será posible en tiempos de paz, dentro
de un estado de derecho, donde el soberano sea el hombre y el estado un
mero instrumento a su servicio, dentro de instituciones que,
interiorizadas por los individuos, les faciliten lo más posible el
acceso a su autonomía individual, y la posibilidad de participación
efectiva en cualquier poder explícito que exista en la sociedad.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=17359
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