Thursday, September 25, 2008

Basta ya!

La Habana, 13 de septiembre de 2008
¡Basta ya!
Declaración

Cuba como consecuencia de los efectos devastadores de los ciclones
Gustav e Ike que azotaron nuestro archipiélago con la diferencia de 10
días, dejaron una estela de destrucción en toda la infraestructura
habitacional, agrícola, eléctrica, telefónica y vial, originando daños
multimillonarios. La situación se torna extremadamente crítica por
terribles daños provocados por los meteoros en todas las provincias del
país, incluyendo el municipio especial Isla de Pinos.

Los saldos destructivos dan muestra de la magnitud del desastre. Cerca
de 350 mil viviendas se encuentran con grandes afectaciones y alrededor
de 80 mil están totalmente destruidas. Entre ellas escuelas, hospitales,
centros deportivos, instalaciones culturales e inmuebles
administrativos. Pero el sector más afectado fue la agricultura,
prácticamente ambos huracanes literalmente arrasaron con todas las
cosechas en aquellas regiones donde se dejaron sentir sus efectos
destructivos. Nada quedó en pie: plantaciones de plátanos, arroz,
cultivos varios frutales, instalaciones avícolas. Aproximadamente tres
mil casas de tabaco destruidas, mucha de ellas tenían almacenados miles
de quintales de tabaco listo para la producción y la exportación.

A esa desolación hay que agregarle que sólo en la provincia de Pinar del
Río, durante el paso de Gustav, en el sector eléctrico fueron destruidas
más de 130 torres de alta tensión, ahora habrá que agregarles las
afectadas por Ike.

Nunca antes el país había sufrido el efecto destructivo de dos huracanes
devastadores en tan breve tiempo. Si hoy nuestro país es más vulnerable
a estos desastres, es precisamente por los errores y la mala política
que durante cinco decenios ha venido aplicando el gobierno en las
principales ramas de la economía siendo la más dañada, sin dudas, la
agricultura. La situación es desoladora porque justamente en estos
instantes cuando los productos del agro alcanzan valores prohibitivos en
los mercados internacionales, es cuando más está invirtiendo el régimen
en la importación de alimentos, haciendo oídos sordos a las tantas veces
alertada necesidad de crear para el pueblo sólidas bases que sustenten
una seguridad alimentaria.

En estos momentos nos encontramos con el grave problema de que más de
3.5 millones de hectáreas de tierras cultivables están cubiertas de
marabú o mal atendidas por desestímulo a los agricultores y la obstinada
política del gobierno cubano de controlar todo y prohibir la más mínima
iniciativa particular o privada. Ante tal desastre es posible mirar
hacia el sufrido sector campesino, porque con la masa ganadera y porcina
no es posible contar por su notabilísimo descenso en los dos últimos
lustros. Lo mismo sucede con la producción lechera.

El gobierno pronosticó una producción de arroz cercana a las 200 mil
toneladas de las 700 mil que consumimos. Además, el déficit en las
producciones de viandas, hortalizas, cítricos y frutales se debe al
desestímulo y a las no pocas tierras abandonadas. Sin embargo, se han
estado comprando alimentos por una factura anual que sobrepasa los 1500
millones de dólares y de ellos 450 millones adquiridos a granjeros y
exportadores de alimentos de los Estados Unidos. Es decir que lo que ha
prevalecido es comprar y no estimular la producción nacional de
alimentos. Ante este desgarrador panorama vemos que lo poco que se
sembró, sólo el 10 % de las tierras cultivables, en tiempos normales no
alcanzaría su distribución de todas las familias cubanas. Después del
paso por nuestra geografía de Gustav e Ike, donde prácticamente todo lo
sembrado fue barrido, ¿cómo nos las arreglaremos los cubanos para evitar
una gran hambruna si el gobierno persiste en la selectividad, por
razones políticas, para aceptar o no la ayuda humanitaria internacional?

Las declaraciones de los principales líderes del gobierno cubano
reconocen que se necesitarán elevadas cifras de recursos para tan solo
paliar las necesidades elementales que demandan los miles de
damnificados dejados tras el paso de los fenómenos meteorológicos, los
cuales han provocado enormes problemas. Pero como es natural en el
transcurso de los días y en la medida que el tiempo se normalice, si las
personas no palpan que sus problemas se alivian, la moral decae y
comienzan las demandas dado que son cientos de miles los que hoy se
encuentran viviendo en condiciones infrahumanas. A nadie escapa que está
destrucción nacional esta demandando de multimillonarios recursos de
todo tipo y de mucho tiempo de trabajo, para tan siquiera acercarnos a
lo que existía antes de los dos huracanes.

Fueron miles los albergados. Según las autoridades solo hubo que
lamentar la muerte por imprudencia de siete compatriotas. No obstante se
han producido, hasta el momento, 29 derrumbes de edificios en mal estado
en la capital cubana por las constantes lluvias provocadas por Ike y
aunque el gobierno en la provincia ha reconocido sólo la pérdida de una
vida por esa causa, la población comenta que han sido cinco los
fallecidos. Esto último no ha sido confirmado.

Las organizaciones internacionales de socorro y muchos gobiernos han
felicitado a la Defensa Civil por su meritoria labor. La TV cubana y
todos los medios se han hecho eco de la eficiencia de esa organización.
En todo el país se ha ponderado y reconocido con creces la labor de esos
hombres y mujeres que con la mayor disciplina tratan de salvar, no sólo
vidas, sino también, de algún modo, lo poco que queda de prestigio y la
credibilidad de un régimen que en cincuenta años no ha podido fabricar
casas confortables y seguras, ni tampoco ha permitido que los cubanos
las construyan por su cuenta, facilitándoles la compra de materiales.

Según la cifra dada por la presidenta del Consejo de Defensa del
municipio Yaguajay, provincia de Sancti Spíritus, en una entrevista por
TV indicó, que 15 mil casas que existen en dicho territorio, sólo mil
son de clase A, o sea, de paredes de ladrillos y cementito y techos de
hormigón fundido, las 14 mil restantes fueron construidas con tablas y
techos ligeros de tejas de zinc o fibrocemento. Se infiere entonces que
tal cifra podría ser el promedio general para todo el país. Es ahí una
de las causas de tantas viviendas afectadas o destruidas, y el motivo
principal del abnegado esfuerzo realizado por la Defensa Civil.

Con la electricidad sucede lo mismo. En medio siglo de gobierno
comunista, la élite no ha podido instalar en el país el sistema de
cables soterrados. Dicho sistema permitiría sacar de circulación los
anticuados postes y, lo que es mucho mejor, aseguraría la estabilidad
del servicio eléctrico a la ciudadanía, sobre todo durante la temporada
ciclónica. Pero lamentablemente no ha sido así. Las autoridades cubanas,
conociendo de la magnitud de tales eventos y del impacto negativo que
significan para la economía cubana, no han sido capaces de prevenir lo
ocurrido y tomar las medidas correspondientes para evitar las grandes
afectaciones en la distribución de electricidad que afrontamos
regularmente por los efectos de esos fenómenos naturales. Al igual que
con las viviendas, casi todos los años tropezamos con la misma piedra
por la falta de previsión de las autoridades.

En estos trágicos momentos millones de cubanos se encuentran pasando
hambre y todo tipo de calamidades, demandan con urgencia alimentos,
avituallamientos, la construcción o reparación de sus casa, dado que
actualmente miles están viviendo hacinados en albergues y han perdido
todas sus pertenecías personales y familiares.

La gravedad de la situación nos indica que no es oportuno ni inteligente
por parte de la élite que pretende vivir eternamente sobre los hombros
del pueblo, caer en irresponsabilidades retóricas políticas y absurdos
enfrentamientos. Lo que el pueblo cubano necesita es ayuda y socorro
urgente, sea de quien sea y venga de donde venga. ¡Basta ya! de
enarbolar falsos pretextos, justificaciones y demandas absurdas. ¡Basta
ya! de discursos fanfarriosos y oportunistas en los que ya nadie cree.

En el transcurso de 10 días hemos padecido dos feroces huracanes. El
país literalmente está destruido. Por otra parte no existe la más remota
evidencia de que el presidente de la república comparezca públicamente,
como es su deber, para darle una explicación al pueblo de la real
magnitud del desastre y definir cual será la política que su gobierno
asumirá con la ayuda procedente del exterior, y en particular con la
cuantiosa ayuda ofrecida por Estados Unidos de Norteamérica.

¡Basta ya! de ocultar las imperfecciones de un gobierno tiránico y
unipersonal cuya mayor preocupación es que no salga a la superficie toda
su ineficiencia y errática administración. Gobierno diabólico y
caprichoso al que nunca le importó aplicar los métodos más nefastos que
se hayan conocido y que han llevado a la ruina total a un pueblo noble,
trabajador, solidario y creativo, como es el pueblo cubano. ¡Basta ya!
de abusos de poder y de injusticias. Cinco décadas de gobierno
totalitario han sido más dañinas que todos los ciclones que han pasado
por Cuba en toda su historia. ¡Basta ya!

En nombre de la Dirección y Ejecutivo nacionales del PSD, firman la
presente:

Fernando Sánchez López, presidente

Antonio Torres Justo, vicepresidente

Osmar Laffita Rojas, relaciones internacionales

Carlos Aitcheson Guzmán, Sec. Información

http://www.bitacoracubana.com/desdecuba/portada2.php?id=6728

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