2008-08-21.
Guillermo Fariñas Hernández, Periodista Independiente, Cubanacán Press
(www.miscelaneasdecuba.net).- La mayoría del pueblo cubano atraviesa por
un proceso extraño de desnaturalización con las Olimpiadas de Beijing
2008 y su transmisión las 24 horas del día por 2 de sus 5 canales
nacionales de televisión. Aquí debemos también incluir la saturación del
éter radiofónico de la isla y los escritos de la oficialista prensa impresa.
Todos estos medios de comunicación masiva sobredimensionan las
actuaciones de los deportistas nacionales. Tratan de justificar las
derrotas con argumentos pueriles, como si los cubanos fueran tontos. A
la vez que los narradores deportivos al servicio del Gobierno castrista,
incluyen bocadillos anticapitalistas constantemente.
Por eso los teleespectadores isleños rechazan notoriamente lo que
proceda de esas fuentes, debido al alto grado de politización durante
las competiciones atléticas, pues los comentaristas cubanos deben
demostrar a cada paso su fidelidad política. El cubano de a pie percibe,
que una medalla alcanzada es un lauro para el sistema.
El programa estelar de hacer política en Cuba, la Mesa Redonda, se ha
convertido en Mesa Redonda Olímpica, en su horario estelar de 6:00 p.m.
a las 8:00 p.m., por los canales televisivos Cubavisión y Educativo – 1.
De pronto su poco telegénico conductor, Randy Alonso Falcón, es todo un
especialista en deportes.
Son proverbiales las críticas paliativas de los comentaristas
deportivos, que no acudieron a China. Cuando finalmente la isla no
alcanzó una medalla de oro en el judo femenino, allí se despotricó
contra Yurisledy Lupetey, una yudoca recién exiliada. Lo mismo ocurrió
con la voleibolista Taimí Agüero, quien juega con el equipo de Italia.
Al introducir cuestiones político-ideológicas en la excitante dinámica
del músculo, se rompe éticamente con la concepción del olimpismo como
filosofía humana; el de mantener las guerras fuera, ya sean estas de
ideas o de armas. Y los hijos de este archipiélago ven la manipulación
política, por eso hacen rechazo a la misma.
Se olvidan de la razón de ser de esos juegos surgidos en la antigua
ciudad griega de Olimpia, los cuales aparecieron para encontrar la paz
en la antigüedad, pues los guerreros guardaban sus espadas y competía
pacíficamente. El olimpismo es para olvidar la palabra enemigo y las
guerras, para competir con confraternidad entre rivales.
Con el recibimiento de Mijail López, nuevo campeón olímpico en lucha
greco-romana, se le fue la mano de la prensa pro-fidelista. Movilizaron
a todo su pueblo natal de Herradura en la provincia de Pinar del Río. Y
los propios periodistas les recordaban a él y a sus familiares, que
había dedicarle la medalla al Comandante en Jefe.
Una gran parte de los cubanos rebaten este inmoral manejo que se hace
del deporte. Y lo hacen desnaturalizándose como patriotas, de la tierra
que los vió nacer un día. Para desgracia de los deportistas y
entrenadores de la isla, que tanto se esfuerzan y tragan buches amargos,
en su empeño de lograr alcanzar una medalla.
Algo muy desgarrador debe estar sucediéndole al pueblo cubano dentro de
la isla. Es enfermizo que los hijos de Cuba, se regocijen cuando sus
representantes son derrotados en las olimpiadas. Pero es el único
mecanismo de defensa psicológica, que encuentran a mano. Para retar el
miedo al sistema ante el terror imperante.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=16704
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